MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Necesidad de una reforma fiscal progresiva

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En días recientes la Oxfam México emitió un documento titulado “Reforma Fiscal, punto de partida hacia la desigual pospandemia en México”. En el capítulo 3 de la publicación aborda la Evolución del ingreso y gasto público en México: de la dependencia del petróleo hacia la necesidad de una reforma fiscal. Comparto en este espacio algunos extractos que me parecen sumamente interesantes que dejan ver la situación tributaria y la desigualdad de nuestro país. En el texto el organismo menciona: De acuerdo con una encuesta realizada en 2020, ocho de cada diez personas mexicanas piensan que los impuestos que se pagan en México son altos o muy altos. A pesar de esta percepción y las razones detrás de ella, la realidad es que México es uno de los países que menos impuestos recauda con respecto al tamaño de su economía.

México suele recaudar cada año 13% del PIB en impuestos tributarios y un 16% contando otras fuentes excepto los ingresos petroleros, un porcentaje muy bajo para casi cualquier estándar, el más bajo de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) cuyo promedio es 33%, e incluso bajo con respecto al promedio de América Latina y de otras economías emergentes de la región como son Brasil, 32%; Chile, 21%; Argentina, 29% o Colombia, 19%.

Es particularmente preocupante que las fuentes de ingresos por contribuciones sociales sean tan bajas en México: en 2019 representaron sólo 2.3% del PIB.

En contraste, el gasto en pensiones para el mismo año fue de 4.1%. Esto quiere decir que las contribuciones que financian los sistemas de seguridad social en México no sólo son insuficientes para tener sistemas de salud y protección social amplios e incluyentes, de hecho, ni siquiera son suficientes para pagar los pasivos cada vez más grandes que representan las pensiones contributivas y ahora también las no contributivas de la pensión universal para adultos mayores.

Según algunas fuentes que pude consultar, existen dos tipos de prestaciones: contributivas y no contributivas. La principal diferencia entre ambas es que las pensiones contributivas se conceden en base a la edad y el tiempo que el trabajador ha cotizado. Las no contributivas se conceden a las personas que no han cotizado el tiempo suficiente o que sufren algún tipo de carencia (Programas clientelares de AMLO).

Oxfam México señala: el país enfrenta presiones en sus finanzas públicas que requieren de una visión de Estado, no una de gobierno cortoplacista, que permita una mayor inversión pública y gasto social para atender las raíces de la desigualdad sin afectar la estabilidad macroeconómica del país.

Los recursos son escasos y los retos en materia de finanzas públicas en el mediano plazo son mayúsculos. Sin una reforma fiscal de fondo, México no podrá invertir más recursos en la infraestructura pública necesaria para tener mayor crecimiento económico, ni podrá fortalecer la provisión de servicios públicos y gasto social necesario para reducir la pobreza y la desigualdad. Las opciones de ajuste para el gobierno mexicano son cada vez más limitadas. Los ingresos petroleros ya no podrán compensar los escasos ingresos tributarios no petroleros y el espacio fiscal cada vez es menor, concluye la Oxfam.

Con lo expuesto resumidamente reitero que los antorchistas, apoyados en datos ciertos y periódicamente actualizados como los que nos ofrece la Oxfam, hemos alertado desde hace muchos años sobre la magnitud de la desigualdad en nuestro país y en el mundo. De igual manera, hemos señalado que la insuficiente recaudación fiscal en los países “emergentes”, como México, es también consecuencia de la teoría y la práctica del neoliberalismo, este modelo económico ha impedido una política fiscal que ataque no solo la coyuntura sino el problema mayor, el de carácter estructural, es decir, la insultante concentración de la riqueza y el incremento de la pobreza.

Los grandes cambios que requiere México no pueden derivarse de ocurrencias o de la creencia de que el problema principal de este país es la corrupción. Los mexicanos que estamos medianamente informados sabemos que el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022 evidencia que no está alcanzando el dinero para cubrir las grandes carencias del país en materia de infraestructura, educación y salud, por la falta de una reforma hacendaria que suba los ingresos y vuelva más eficiente el gasto.

La solución para México está en los cuatro puntos que propone Antorcha, sin destrozar el modelo actual, pues aún no está agotado. Generación de empleo para todos los mexicanos que quieran trabajar; de esta manera generaremos riqueza que podrá ser mejor distribuida e impulsaremos el crecimiento económico y el consumo. Que los salarios recibidos por los trabajadores sean remuneradores; es decir, que alcancen para satisfacer las necesidades de los mexicanos; sin lujos, pero que alcancen con suficiencia para ti y para tu familia.

Para que el Estado se haga de recursos se propone una reforma fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos quienes tengan más dinero, pues hasta hoy todos los gobiernos, incluido el de la 4T obviamente, han favorecido a las grandes empresas nacionales y trasnacionales no cobrándoles los impuestos que deberían; pero al pueblo sí que le cobran impuestos de todo tipo. Finalmente, de lo recaudado se requiere una reorientación del gasto social, de manera que se beneficie a las clases más desprotegidas, pero no dándoles dadivas, dinero o limosnas oficiales, sino, dirigiéndolos a obras y servicios: hospitales, vivienda, carreteras, entre otros que darán empleo a muchos mexicanos y activarán el desarrollo.

Pero solo la fuerza organizada, crítica y demandante del pueblo puede forzar una reforma de esta naturaleza; solo ella puede obligar al Gobierno a procurar una mayor equidad social. Los que ostentan el poder de la nación o se deciden a afectar a los grupos de mayores ingresos para mejorar el reparto de la renta nacional y disminuir la desigualdad y la pobreza o el estallido social se hará inevitable. Esto impone la necesidad de una reforma fiscal progresiva. Cualquier otro camino es como predicar en el desierto.

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