La situación política que se vive en el país es ya una cuestión de burla y de risas, cuando se trata de hablar de verdadera democracia. Hoy la política está formada por las grandes elites y aunque muchas veces nos quieran dosificar la información, esto sigue ocurriendo. Mientras los grandes problemas como la pobreza siguen adoleciendo entre la población y su incremento es cada vez mayor.
Basta con saber que a quienes dicen representarnos ni siquiera les interesa resolver las necesidades inmediatas y los problemas diarios. Es necesario hacer el recuento sobre las promesas falsas y mentirosas a las que se enfrenta la mayoría de la población, que pone su confianza en quienes dicen interesarse por resolver los problemas del pueblo pobre, o quienes aluden a las necesidades con la frase “primero los pobres”, sin que, en los hechos, los resultados de esto sean mínimos.
Si esto pasa en las altas esferas de la política, entonces ¿qué esperamos de esas promesas que sugieren grandes cambios? Es lamentable que muchas no se cumplirán, porque no sólo hace falta voluntad; hace falta sentir los problemas para actuar. Además, nos convertimos en fieles representantes que justifican la desviación y el cumplimiento de dichas promesas con un “es que el recurso es limitado”, sin que existan argumentos válidos.
Las excusas no permiten que analicemos que desde años inmemorables la solución de las demandas y problemas del pueblo se dosifica a tal grado que la mayoría de las promesas de campaña siguen sin cumplirse y la situación de nuestras colonias, ejidos, comunidades, municipios y estados, sigue igual y que cada día se deteriora más. Muy por el contrario es la situación que viven los grandes inversionistas, que cada día mejoran sustancialmente sus inversiones y sus ganancias.
Lo mismo ocurre con la pobreza que avanza a pasos agigantados, consumiendo diariamente a familias completas que ahora viven en situaciones más precarias; una situación preocupante. Además, ahora se deteriora y se encarece el sistema de salud, educación, alimentación entre otros rubros de la vida e instituciones que antes ofrecían sus servicios de forma gratuita.
Es tiempo de organizarnos, educarnos y luchar por organizar un partido que realmente opere en favor del pueblo trabajador, que se preocupe por resolver sus problemas y demandas.
Nada nuevo tienen que ofrecernos los partidos políticos que hoy por hoy se disputan el poder, aun cuando con falsos cantos de sirena pretendan querer cambiar radicalmente la situación en la que viven las miles de familias.
La realidad hay que analizarla y evaluar el avance que se ha tenido no sólo en este sexenio con López Obrador, sino con los sexenios anteriores, lo que hará que nos demos cuenta de que esto pocas veces ocurre, y que México continúa estancado, sin favorecer a los mexicanos, quedando mucho que deber al pueblo trabajador que es quien realmente crea y sostiene la economía del país.
Es tiempo de organizarnos, educarnos y luchar por organizar un partido que realmente opere en favor del pueblo trabajador, que se preocupe por resolver sus problemas y demandas más elementales; de otra forma seguiremos condenados a vivir bajo el sometimiento de quienes buscan explotarnos, sin preocuparse de resolver y llevar al pueblo a cambiar su forma de vivir.
México necesita un país donde la inseguridad no sobrepase los niveles, donde existan oportunidades para que los jóvenes puedan concluir sus estudios, un México que tenga empleos seguros y bien pagados, aprender arte y cultura que hará de los mexicanos seres humanos más sensibles y solidarios.
Esto sólo será posible si logramos la unidad del pueblo; que todos, en torno a un proyecto de transformación, luchemos por alcanzarlo, sólo así estaremos transformando la vida de los mexicanos.
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