La historia es el estudio de la sociedad humana a lo largo del tiempo, en los aspectos económico, político, social, cultural, religioso, etcétera, y si no la conocemos, podemos no comprender la importancia de ciertos movimientos sociales ni dimensionar la diversidad de formas de pensar que han existido a lo largo del tiempo.
Es un conjunto de acontecimientos, algunos positivos e inspiradores, otros negativos, que no deberían repetirse, y nos ayuda a estar políticamente mejor informados, clave para mantener una sociedad democrática. Conviene por eso tener presente que 2018 fue un parteaguas en la historia reciente de México.
Con los gobiernos anteriores a esa fecha, las cosas no estaban bien, y para saber con exactitud si los mexicanos hemos mejorado, es necesario comparar algunos de los resultados más relevantes para hacernos una idea más exacta. Veamos algunos ejemplos.
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, de 2012 a 2018, el promedio anual del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, de todos los bienes y servicios producidos en los seis años de su gobierno, fue de 1.9 %, mientras que, en los seis años de Andrés Manuel López Obrador, el promedio fue de 0.8 %.
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, el promedio anual del Producto Interno Bruto fue de 1.9 %, mientras que en el gobierno de López Obrador, este promedio cayó a 0.8 %.
El promedio de la inflación acumulada en el gobierno de Peña Nieto fue del 27 %, mientras que durante el período de López Obrador alcanzó el 33 %, con la consecuente elevación de los artículos de primera necesidad, anulando los beneficios del incremento de los salarios.
Al cierre de diciembre de 2012, el saldo total de la deuda del sector público de México fue de 5 billones 352 mil millones de pesos, y durante el sexenio de Peña Nieto, al cierre de 2018, dicho saldo aumentó hasta los 10 billones 829 mil millones de pesos, lo que representó un incremento de 5 billones 477 mil millones de pesos, mientras que al cierre del gobierno de López Obrador la deuda pasó a 16 billones 884 mil millones de pesos, más de 6 billones de pesos, a pesar de afirmar en varias ocasiones que su gobierno no adquirió deuda.
El costo de la deuda del gobierno de Peña Nieto equivalió al 2.5 % del PIB, mientras que en el gobierno de López Obrador fue de 3.8 % del PIB.
Además, según datos oficiales del Secretariado de Seguridad Pública del propio gobierno, y no los “otros datos”, durante la administración de Enrique Peña hubo 156 mil homicidios dolosos, mientras el sexenio de López Obrador terminó con más de 194 mil muertes violentas, por lo que, según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, México registra una de las tasas más altas de asesinatos en el mundo.
La declaración de “la guerra contra el huachicol” en los primeros días de gobierno de la 4T, que provocó el cierre de los ductos y dejó al país sin gasolina durante más de quince días, fue una farsa, como reveló el diario estadounidense The Wall Street Journal en enero de 2019. El gobierno morenista, por ignorancia, dejó de comprar el 45 % de la gasolina que se importaba de Estados Unidos.
El país sufrió una escasez brutal de combustible y, para esconder eso, inventaron la guerra contra el huachicol. Hoy, el 33 % de la gasolina que circula en el país es huachicol adulterado, con miles de pérdidas de vidas humanas y más de 95 mil millones de pesos que deberían utilizarse en beneficio de los mexicanos.
Ciertamente, invirtieron en la refinería Dos Bocas, que no refina, el AIFA, que no funciona, el Tren Maya y otras megaobras, dejando de invertir en necesidades urgentes como salud, educación, seguridad, agua potable e infraestructura carretera, pues sólo el 13 % de las carreteras del país están en buen estado.
Con estos pocos ejemplos podemos contestar la pregunta: ¿qué hemos ganado los mexicanos con la llegada de la 4T al gobierno federal? Nada si lo comparamos con las miles de promesas de cambio y bienestar. Nos ha salido peor la cura que la enfermedad, y este acontecimiento no debe repetirse.
Pero hemos aprendido que los verdaderos cambios en beneficio de todos los mexicanos no los vamos a lograr con los partiditos que existen actualmente en México; que los cambios sociales importantes no los hacen los gobernantes, sino el pueblo mismo, y que debemos prepararnos para ello.
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