La Ciudad de México desde hace décadas ha sido presentada como un paraíso terrenal llena de encantos.Todos los gobiernos que han pasado por aquí han tratado de atraer la mirada a su gran ciudad para resaltar su belleza, pero escondiendo lo malo.
Actualmente la capital del país está siendo gobernada por una mujer emanada del partido morena, quien para acceder al poder tuvo que inventarse una serie de adjetivos positivos que en nada se correspondían con su realidad, pero jugaron su papel para que los ciudadanos creyeran en el futuro tan alentador que prometía ese partido en ascenso, que curiosamente exhibía a los mismos políticos mañosos de siempre, eso sí tocados con el santo manto del mesías para esfumar sus culpas.
La ganadora de la elección a la jefatura de Gobierno fue Claudia Sheinbaum, quien obtuvo un total de 2 millones 537 mil 454 votos, de acuerdo con las cifras finales de los cómputos distritales.De esta forma, la candidata de Morena, PT y PES obtuvo el 47.05 por ciento de la votación total, que fue de 5 millones 392 mil 887 sufragios, según los cómputos dados a conocer por el Instituto Electoral de la Ciudad de México.
Una cantidad nada despreciable.Pero a casi dos años del gobierno de la señora Sheinbaum ¿las expectativas de los capitalinos ya fueron cubiertas? La respuesta es no, porque la realidad está reprobando a esta mandataria, ya que cada día crece en números alarmantes la desigualdad, la pobreza y la marginación, los servicios básicos de cientos de familias no han sido cubiertos y solo se les ha alimentado de promesas, como en la pasada campaña electoral donde la señora Sheinbaum anduvo recorriendo todas las alcaldías, y visitando las colonias y pueblos más pobres para llevar su mensaje de esperanza de un mundo mejor a sus habitantes y que estos confiaran en ella y le otorgaran su voto sin preguntarse si cumpliría, solo confiaran y ya, y así lo hicieron.
Pero hoy, la situación continúa igual o peor que antes, porque muchos capitalinos siguen sufriendo por la desatención de esta mandataria a los problemas relevantes y brinda su total atención a banalidades para tratar de desviar la mirada, por ejemplo, a los muertos por covid-19 que suman en el país 52,006.Además, en toda la república mexicana se han confirmado 475,902 casos positivos, 6,495 de ellos en las últimas 24 horas.
Una pandemia que por supuesto no ha sido inteligentemente controlada y se ha dejado todo el peso de la responsabilidad a los propios ciudadanos, para que ellos respondan por su propia vida y casi casi se está diciendo que quien se tenga que morir se muera porque estos gobiernos morenistas en vez de haber creado las condiciones para evitar a toda costa los contagios masivos, en un inicio se alentaba desde el más alto mando del país para que las familias continuaran saliendo a comer a fondas y a dar besos y abrazos, minimizando con esto la pandemia y diciendo que esta no existe.
Hoy podemos ver a un México golpeado por tantos hermanos mexicanos que ha fallecido por causa de esta terrible enfermedad y que siguen muriendo día a día sin que a las autoridades les importe.
Nuestro país se está cayendo a pedazos y los mexicanos vivimos con la zozobra del qué pasará mañana y vislumbrando un futuro incierto, en el que miles de negocios han tenido que cerrar dejando en el desamparo del desempleo a millones de ciudadanos que no saben ahora cómo llevar el sustento a sus familias.Ahora el 54.9 % de la población mexicana no puede adquirir la canasta básica y el 56 % carece de seguridad social. Eso sí el 1% de la población más adinerada del país tiene ocho veces la riqueza del 48 % de la población más pobre.
A pesar de la pandemia, en México se acentuaron las brechas entre ricos y pobres y estos gobiernos morenistas continúan con su cantaleta de que vamos bien y que todo mejorará.
Por eso es necesario que los mexicanos despierten y se pongan las pilas para no volver a creer en falsos mesías que lo único que han hecho es empobrecer más al país y crear inestabilidad con su gobierno fallido que lo único que demuestra es que son unos improvisados que no saben gobernar.Ahora sí, el destino de México está en nuestras manos, por eso debemos preguntarnos ¿qué futuro queremos para nuestro país?
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