Hace unos días, se celebró el Día Mundial del Agua, con el objetivo de crear conciencia e inspirar acciones para abordar la crisis mundial del agua y su saneamiento, ya que en el mundo hay 2000 millones de personas que viven sin acceso al vital líquido, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La fecha fue instaurada en 1992 a través de una resolución adoptada por su Asamblea General.
Para nadie es desconocido que, el agua es vital para la vida, y que el agua dulce y limpia es necesaria para beber, para el saneamiento, para el cultivo, el ganado, la industria y para crear y mantener los ecosistemas de los que depende toda la vida. Pero, a medida de que se incrementa la población mundial y se intensifica la explotación de los recursos hídricos y la falta de infraestructura en muchos países, no permite que se pueda satisfacer la demanda. A ello se debe agregar que, el cambio climático está empeorando la escasez y almacenamiento del agua en el suelo, al tiempo que la nieve y el hielo están disminuyendo.
En México, durante la última década, la sequía y la sobreexplotación de los acuíferos ha provocado que, cuando menos, 12 millones de personas no tengan acceso al agua potable. Y a esta crisis hídrica se debe agregar que el 46 por ciento del líquido se pierde por fugas en las redes de abastecimiento, el 80 por ciento de los cuerpos de agua están contaminados por descargas industriales y sólo uno de cada 100 litros de agua lluvia son captados para su reutilización.
De acuerdo con el Banco Mundial, en México, la disponibilidad promedio anual per cápita de agua, pasó de 10 mil metros cúbicos, en 1960, a cuatro mil, en 2012; y se prevé que para 2030 será menor a los tres mil metros cúbicos.
El efecto más reciente de la crisis hídrica en el país, se registra en el bajío, donde ciudades como León, Irapuato, Salamanca y Celaya han tenido que recurrir al racionamiento del agua potable y según datos oficiales son cerca de 200 mil hogares que no cuentan con tomas domiciliarias.
Prevalece la sequía en cuando menos 20 municipios del estado. Se ha identificado que en varios municipios solo abastecen con agua apenas al 25 por ciento de la población, mientras que el resto debe recurrir al autoabasto. En la zona de la Sierra Gorda, es todavía aún más complicado dotar de agua a las localidades por estar muy dispersas.
No hay duda, es necesario la reducción del estrés hídricos de los mantos acuíferos, ya que 19 de los 20 que existen en la entidad presentan déficit de agua y 18 están sobreexplotados, de tal manera que el estado está cerca del día cero, lo que significa que está dentro del riesgo extremadamente alto de agua. Y ante la escasez de lluvias registradas a lo largo de 2022, que provocó bajos niveles de las presas, se espera que este año sea un año difícil en el abasto de agua en la entidad, además de una reducción en la producción agropecuaria, sobre todo en los municipios del norte del estado.
Al iniciar la temporada de calor ya se activó la alerta por sequía en Guanajuato, lo que agravará la ya difícil situación en la que viven miles de guanajuatenses, ya que a partir de este mes de marzo se comenzó con la distribución de agua por tandeo, cuando menos hasta que comience la temporada de lluvias. Sin perder de vista que, todos debemos tomar conciencia de la importancia que tiene el que cuidemos el agua, los especialistas señalan que tanto el gobierno federal como el estatal, debieran invertir mucho más para mejorar la infraestructura y con ello el acceso al agua y así contribuir a una seguridad hídrica en el país.
No debemos olvidar que durante este sexenio se ha reducido en mucho la inversión en infraestructura y en el mantenimiento de la misma, lo que ha provocado que mucha de ella ya haya sobrepasado su vida útil y no han sido sustituidos por equipos más modernos y eficientes y que en caso de continuar con esta política se pondrá aún en más riesgo la totalidad de la infraestructura existente, provocando con ello, un daño irreparable en detrimento de los más pobres del país y del estado.
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