El flagelo de la violencia, la falta de apoyo al campo y la ausencia de fuentes de empleo contribuyen a la expulsión de miles de guerrerenses —principalmente de las regiones Montaña y Norte— a Estados Unidos y entidades del norte del país, donde son contratados como jornaleros migrantes.
Durante la temporada de cosechas, muchos pueblos indígenas se quedan únicamente con algunas mujeres y niños que esperan tener la edad adecuada para abordar los autobuses que los llevarán a un futuro incierto.
El actual Gobierno de Guerrero desapareció sin ninguna justificación las dos oficinas de enlace que, además de realizar trámites oficiales, facilitaban trámites para las repatriaciones, que se registran al menos cinco al mes.
Tras el retiro de dos oficinas de enlace del Gobierno de Guerrero que operaban en California y Chicago, que brindaban atención a unos 3 millones de guerrerenses radicados en Estados Unidos, organizaciones de migrantes señalaron que están abandonados por el actual Gobierno estatal.
Gaudencio Vélez Catalán, presidente de la Federación Guerrerense Binacional, lamentó que desde hace dos años, el Gobierno estatal cerró las oficinas que servían de vínculo con los connacionales y que fueron instaladas durante la administración del exgobernador Zeferino Torreblanca Galindo.
El año pasado, Silvia Rivera Carbajal, secretaria del Migrante del estado, viajó a Chicago para hablar sobre la posibilidad de la reapertura de al menos una oficina de enlace para atender a los paisanos radicados en el vecino país, lo cual no se ha concretado.
Lo más grave del abandono institucional, agregó Gaudencio Vélez, es que desde el mes de noviembre del 2023, se dejó de tener comunicación con la dependencia y no se cuenta con el apoyo para la repatriación de los guerrerenses que pierden la vida en Estados Unidos; a través de esas oficinas se atendía a miles de mexicanos con la emisión de actas de nacimiento o corrección de documentos oficiales porque la atención abarcaba California, Texas, Atlanta, Las Carolinas, Nueva York y Chicago.
El actual Gobierno de Guerrero desapareció sin ninguna justificación las dos oficinas de enlace que, además de realizar trámites oficiales, facilitaban trámites para las repatriaciones, que se registran al menos cinco al mes. Ahora las gestiones y pagos los asumen directamente las organizaciones de migrantes y familiares de los guerrerenses que por diversas circunstancias pierden la vida en el vecino país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Información (Inegi), en los últimos 20 años, tan sólo en La Montaña de Guerrero la población se redujo en casi el 40 %, aunque no hay datos de todos los municipios de esta región porque muchos se van por cuenta propia y avisan sólo a sus familiares más cercanos; en las ocho regiones del estado el fenómeno de la migración continúa ante la disyuntiva de la población humilde, que es la más afectada, de seguir enfrentando los estragos de la violencia y la pobreza o abandonar sus pueblos en busca de mejores oportunidades en estados del norte de México o en Estados Unidos, donde su futuro es incierto.
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