La migración una vez más, vuelve a azotar a nuestro país. La población más maltratada y pobre siempre tiende a emigrar. Nadie emigra por gusto.
El pasado lunes, migrantes principalmente haitianos, irrumpieron en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en la ciudad de Tapachula, para ingresar al inmueble en busca de iniciar trámites.
Es a todas luces una tragedia, la cual no tiene solución alguna por parte de ningún gobierno, pues en estos casos siempre suelen voltear a otro lado y evadir el problema.
La Comar ha advertido de una nueva oleada de solicitantes de asilo que impondrán un nuevo récord este año. Según sus informes, hasta agosto pasado unos 100 mil migrantes han pedido refugio en México, y más de la mitad lo ha hecho en Tapachula. La Jornada 19/09/2023.
Los extranjeros de Haití, Cuba y Honduras representan casi 80 por ciento de las peticiones.
Autoridades migratorias no descartan llegar a 150 mil solicitantes a final del año, con lo que rebasaría la cifra histórica de la última década, registrada en 2021, cuando hubo 129 mil.
Todo esto afecta a la economía nacional, pues recordemos que en la crisis migratoria de junio de 2019, donde Donald Trump amagó con aplicar un arancel de 20% a los productos mexicanos si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no atajaba el arribo de centroamericanos.
Hoy en la frontera norte de México se gesta otra crisis comercial debido al problema de migración, donde el perdedor siempre es la gente pobre y necesitada.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden en lugar de resolver, más agrava el conflicto pues ordenó reducir a la mitad las operaciones de tránsito de personas y mercancías con México, además, destinó al grueso del personal de las Oficinas de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, a tareas de apoyo a la Border Patrol y revisión de pasajeros.
El impacto económico es gigantesco pues incrementó de dos a ocho horas (incluso 12) el cruce de tracto camiones mediante el cual se realiza el 80% del tráfico comercial fronterizo.
El impacto de este flujo descontrolado “ocasiona pérdidas diarias diarias de 40 millones de paesos por decisión de Ferromex de detener 60 de sus 200 operaciones ferroviarias hacia Estados Unidos a fin de evitar muertes y accidentes de migrantes, aún es incuantificable el daño al comercio efectuado mediante transporte carretero y portuario.
La migración podemos decir, es una bomba de tiempo. Este galopante problema lo sabe todo el mundo, está en boca de todos, pero ningún gobierno ni organismo internacional involucrado toma alguna decisión concreta que contribuya a solucionarlo. “Todo mundo habla de esta delicada situación –tanto en países expulsores como receptores-, pero más allá de los discursos nadie mueve un dedo para resolver de fondo esta crisis humanitaria que desde hace mucho se convirtió en una bomba de tiempo”, publica Carlos Fernández-Vega. La Jornada 22/09/2023.
“Más allá de la represión –la poco inteligente respuesta inmediata de las naciones receptoras que sólo provoca que permanentemente crezca la dimensión del problema-, lo cierto es que no hay forma de detener el flujo migratorio, producto de recurrentes crisis económicas, miseria, concentración del ingreso y la riqueza, desempleo galopante, desplome del poder adquisitivo, falta de oportunidades y tantas otras causas. Salvo contadísimas excepciones, nadie abandona su tierra natal por gusto; lo hace por necesidad”- agrega Fernández-Vega.
La ONU reconoce la ola imparable de migrantes en el planeta creció de 174 millones en 2000 a 281 millones en 2020. A este ritmo, se estima que en 2023 ese universo supera 310 millones de personas.
En 1951 la Organización de las Naciones Unidas creó la Organización Internacional para las Migraciones con el fin de “ayudar a encontrar soluciones prácticas a los problemas migratorios”. Setenta y dos años después el problema sigue latente presentando una peor situación.
Desde hace décadas el gobierno en turno mexicano vive en el sempiterno sueño de que algún día – quién sabe cuando-, pero “sucederá”- firmará un gran acuerdo migratorio con Estados Unidos para con esto erradicar el racismo, la discriminación, la persecución, la permanente violación de los derechos humanos y la xenofobia anglosajona. Puros sueños guajiros incluyendo la 4T, pues en lugar de resolver, siempre voltea para otro lado.
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