MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México quiere paz; Morena y AMLO solo siembran odio

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Luego de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, haya dictado línea a sus seguidores y súbditos de Morena para evidenciar como traidores a la patria, a los diputados que se opusieron a la reforma constitucional para restituir funciones a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para la producción de energía, de inmediato varios personajes del partido oficial iniciaron el linchamiento político. 

Esta acción no puede pasar desapercibida, los mexicanos debemos darnos cuenta que el llamado de López Obrador puede ocasionar ataques que pongan en riesgo la integridad física de los legisladores que cargan con el sambenito impuesto, situación que puede salirse de control con consecuencias fatales.

Ya estaba previsto que después del ejercicio de revocación de mandato iba a aumentar la agresividad de López Obrador, dado que cualquier resultado del proceso, presumido como democrático, sería aprovechado por el morenista para afianzarse en el poder. 

Sin embargo, el pasado 17 de abril ocurrió la derrota de la iniciativa de AMLO para recuperar el papel dominante en la producción y distribución de electricidad de México con una reforma constitucional que fue bautizada como la Ley Bartlett. Con 277 votos a favor y 222 en contra fue rechazado el dictamen aprobado por las comisiones de la Cámara de Diputados, y, por primera vez desde que tomó el poder en 2018, AMLO no consiguió la mayoría a pesar del cabildeo de legisladores oficialistas y de las amenazas que ya pendían sobre muchas cabezas.

Si tomamos en cuenta que el Poder Legislativo está integrado por 500 representantes populares, tenemos que decir que la no aprobación de la Ley Bartlett es ejemplar en los términos de pluralidad.

Y, de acuerdo con ello, no fue una derrota, sino el triunfo de la mayoría que no tiene porqué coincidir con Morena, partido que en el momento le interesa el tema de las energías en el marco de la Cuarta Transformación porque al grueso del pueblo, como en otras ocasiones, en nada se beneficia con las grandes decisiones de las cúpulas del poder político y económico.  

Al llamado de AMLO respondieron Mario Delgado, Ignacio Piña y la senadora Citlalli Hernández, entre otros, quienes sostienen la ofensiva contra los legisladores de oposición, estrategia que, seguramente, será más intensa a medida que se acerque el proceso electoral de 2024 y ello, los morenistas, en descarado abuso del del poder federal y de los recursos de la nación, se aprovechen para polarizar aún más al pueblo de México.

Con este nuevo pleito, AMLO y todos los de Morena demuestran que seguirá la cerrazón y que no hay intención de cambiarla, pues llevamos casi cuatro años desde que la Cuarta Transformación asumió el poder de la nación con un proyecto de país contrario a lo que López Obrador ofreció al pueblo de México cuando anduvo en campaña electoral.

Lejos quedó el anhelo de primero los pobres y nada fuera de la ley; lo que vemos a diario es abuso de poder, prepotencia y deseos verdaderos por aniquilar a las voces críticas, a la oposición y a los contrapesos que también son sanos para una institución de gobierno porque representan un equilibrio político y una forma que fomenta la rendición de cuentas.

Aunado a lo anterior, las agresiones a periodistas por parte del Gobierno morenista van al alza; la organización Artículo 19 ha contabilizado mil 945 ataques a la prensa por parte de AMLO. De diciembre de 2018 a 2021, desde la residencia, los ataques contra los periodistas aumentaron 85 por ciento; la misma situación de acoso y agresión desde la tribuna pública y presidencial vivieron los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), capítulo que aún no termina.

Los militantes y simpatizantes del Movimiento Antorchista también han sido víctimas de las calumnias y persecución premeditada. Los antorchistas sabemos bien que López Obrador no variará en su postura de violencia y un discurso de odio, porque es lo que le ha dado buenos resultados electorales. 

AMLO destaca en su discurso la lucha contra la corrupción, argumento que lo mantiene con buena aceptación popular, por eso la gente acepta sus excesos, le perdona sus locuras y abusos de poder, cuando en realidad siembra y fomenta el odio colectivo contra quienes no lo aplauden. 

La persecución no es algo nuevo; los gobiernos del pasado tenían a gente que se dedicaba al trabajo sucio, en cambio, con Morena y con Andrés Manuel López Obrador, es él mismo el que se dedica a enjuiciar y a provocando odio y polarización entre la sociedad mexicana, y los seguirá haciendo hasta que alguien diga basta.

Y los legisladores de Morena, respaldados en la capacidad malévola de López Obrador, se han vuelto especialistas en incitar a la violencia y en construir discursos de odio hacia los opositores, desde el centro giran la instrucción de que en todos lados se exhiban lonas con los rostros de sus enemigos, de la oposición de los contrapesos que deben existir en todo gobierno. 

Incitan abiertamente a la violencia, no solo verbal, sino física; lo hacen en un ambiente de crispación social debido a la delincuencia que ha alcanzado niveles incontrolables, acción que debe ser rechazada por los mexicanos que buscamos paz, tranquilidad y empleo para sacar adelante a nuestras familias.

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