MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

México: el neoliberalismo avanza incontenible

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“Aquí, trabajando para el capital”. Bien podría ser una declaración sincera del gobierno de Andrés Manuel López Obrador o de la llamada Cuarta Transformación que, para el caso, viene a ser lo mismo. Trabajando para el modo de producción capitalista en su modalidad de neoliberalismo, que es una manera de producir, no una ideología, y menos lo que personalmente considere el presidente de la república. Pasó a la historia la modalidad en la que fue generalizada la intervención del Estado en el funcionamiento de la economía y muy controlado el intercambio de mercancías y capitales y le dejó el lugar al llamado libre juego de las fuerzas del mercado, es decir, al dominio absoluto de los más grandes capitales. Eso es el neoliberalismo.

Las empresas del Estado se privatizaron o se cerraron definitivamente, se eliminaron los obstáculos, o sea, los aranceles para la importación de mercancías, sucedió algo muy similar para facilitar la entrada de capitales y se cancelaron completamente los precios fijados por las autoridades. ¿Ya se terminó, como dice el presidente López Obrador? ¿Ya recuperó el Estado la propiedad de cientos de empresas que fueron privatizadas? ¿Ya tiene el control de la entrada y salida de mercancías y de capitales? ¿Ya no es la obtención de la máxima ganancia el motor de las inversiones y la economía? Entonces el neoliberalismo está vivo, goza de cabal salud, cada vez es más grande y poderoso y es el que dicta la política económica actual.

La asociación civil Signos Vitales señaló que “en 2022, el número de personas sin acceso a servicios de salud ascendió a 50.3 millones de personas, lo que representa un incremento de 151 por ciento o 30 millones de personas más, frente a lo reportado en 2018 por Coneval (El Universal. 26 de septiembre). Es más, “la cantidad de recursos que los hogares mexicanos destinan a cubrir gastos en salud creció 30.9% entre 2018… (en ese año) el monto promedio que los hogares destinaban a ese rubro cada trimestre era de mil 028 pesos, mientras que para 2022 aumentó a mil 345 pesos” (Animal político. 28 de julio de 2023). Esto no es una omisión del gobierno, no es una falla ni un fracaso, es la aplicación estricta, rigurosa de la política económica neoliberal. Frente a nuestros ojos, envuelta en la bruma de una costosísima campaña de medios de comunicación, se privatiza la medicina en nuestro país.

¿Y la educación de niños y jóvenes? “En la prueba 2022, realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupó el sitio 51 de 80 en las disciplinas de Matemáticas, Lectura y Ciencias”, informó el diario Reforma el pasado 6 de diciembre. Vergonzoso. Esto no sucede porque nuestros niños sean menos inteligentes o menos dedicados que los de otros países, sucede porque aquí el presupuesto para la educación va a la baja mientras que los gastos para aeropuertos, refinerías y trenes turísticos van a la alza, porque se cierran las estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo, porque en nuestro país existe una de las jornadas escolares más cortas del mundo y porque el dinero para la educación se entrega personalmente a los jóvenes confiando en corromperlos.

El mismo diario añade: "Miles de jóvenes egresados de bachillerato no continúan estudios en el nivel superior; en el ciclo escolar 2020-2021 egresaron con bachillerato concluido 1.4 millones de jóvenes; por su parte, la matrícula de primer ingreso a las instituciones de educación superior fue de 1.1 millones de estudiantes". O sea que 300 mil jóvenes ya no entraron a la universidad. Para entenderlo, es indispensable saber que el presupuesto de este año para la educación contempló un incremento en el gasto de 6.5 por ciento comparado con 2022, pero, en términos reales, que es lo que cuenta, fue 2 por ciento menor con respecto al monto aprobado en 2019. Educación para el que la pague. Es la receta del neoliberalismo aplicada con presteza y disciplina.

Y por lo visto y constatado, también la seguridad se privatiza. La tiene el que su vivienda cuenta con bardas altas, alambres electrificados, chapas seguras y, claro, con uno o varios vigilantes durante las 24 horas del día, el que va a su trabajo en auto particular, blindado de preferencia y con acompañantes armados, porque el que sale muy temprano o muy tarde y va en camión, metro o rutera, se arriesga a que le quiten la raya y su celularcito barato. Opera la misma diferencia para los grandes bancos y grandes comercios, porque al señor de la tienda de la esquina o al que vende dorilocos en el tianguis le quitan la venta del día. En consecuencia, la administración que termina, impuso récord de 156 mil 136 asesinatos registrados en el periodo de diciembre de 2018 al 24 de mayo de 2023, y es ya el sexenio más violento de la historia reciente del país. Seguridad también, pues, al que pague por ella. El estado se retira de los servicios públicos. Orden del neoliberalismo.

¿Y los pobres? En un importante artículo de Carlos Urzúa, publicado en El Universal el pasado 11 de septiembre, se cita un estudio de Fernando Cortés, Héctor Nájera y Servando Valdés, miembros del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la UNAM, en el que se demuestra que “el porcentaje de mexicanos que son pobres no se redujo entre 2018 y 2022, los primeros cuatro años de esta administración, de 41.9% a 36.3% como se calculó hace semanas. Más bien, la pobreza se redujo de 41.9% a 41.8%, tan solo un 0.1 ciento… (y que) el número de mexicanos que viven en la indigencia (en la pobreza extrema) pasó de 9.2 millones de personas en 2018 a 11.2 millones en 2022”. No hay espacio para ampliar el recuento de las privatizaciones del neoliberalismo de la Cuarta transformación, pero aunque sea, deben citarse los casos de la ciencia, la cultura y el deporte, a los cuales, mediante la asignación de presupuestos cada vez más diminutos, se les está poniendo en manos de los negociantes privados.  

¿Y dónde están los maravillosos efectos de las ayudas en dinero de Andrés Manuel López Obrador? El 36% de los hogares en México reportó en 2022 recibir algún programa social, lo cual es un máximo histórico, sin embargo, a los hogares pobres llegan menos apoyos y en los ricos aumentan, eso demuestra un serio análisis del economista  Máximo Ernesto Jaramillo-Molina con datos de la ENOE. A poco que observe, cualquiera lo puede constatar por sí mismo, pues nadie ha visto nunca a los expobres que las ayudas sacaron de la pobreza. Son, pues, demagogia, vil manipulación.

La afirmación de que el régimen suda y trabaja como si cavase pero por los ricos ¿es una calumnia despreciable? A ver: Mario Maldonado, destacado articulista de El Universal, publicó en su espacio de 24 de mayo de 2022, lo siguiente: “Al cierre del 2021 la riqueza de los magnates mexicanos aumentó. Según datos de Forbes, Carlos Slim tiene una fortuna estimada en 81.2 mil millones de dólares, un incremento de 45.3%, su mayor valor desde 2013 cuando inició la publicación del listado en México, con un alza de 11.2%. El segundo millonario de la lista fue Germán Larrea, con 38.8 mil millones de dólares, un aumento de 22.5%. El tercer millonario mexicano en la lista es Ricardo Salinas Pliego con 12 mil 450 millones de dólares, prácticamente igual que en 2021; sin embargo, en los últimos 10 años su riqueza subió 26%... (y) ocho de los 10 principales multimillonarios del país crecieron 28% sus fortunas el último año”. ¿Para quién, pues, trabaja, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la llamada pomposamente Cuarta transformación? No lo verá, sólo el que no quiera ver.

¿Cree usted que todo esto cambiará, que su vida de esfuerzo sin compensación cambiará sólo si acude puntualmente a los urnas el 2 de junio? Yo no creo. Organícese y luche. Hay formas pacíficas y legales de hacerlo. Y, aunque parezca una ironía, lo digo de todo corazón: ¡Feliz año!
 

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