MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Más música de concierto, por favor

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Por una afortunada casualidad fui testigo y espectador de dos conciertos realizados por la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí (OSDSLP) en la impresionante joya arquitectónica, orgullo de los habitantes de esta tierra, el Teatro de la Paz; sin exagerar, una extraordinaria ejecución de obras tanto de Bethoven, Brahams, Maurice Ravel, como del mexicano Manuel M. Ponce, bajo la magnífica y acertada dirección del director de orquesta invitado Vladímir Sagaydo.

Es cierto que ambos eventos no fueron promocionados, ni de lejos, por los encargados de hacerlo, tal como lo amerita este tipo de eventos que, necesariamente, debieran masificarse por su gran significación y por los enormes beneficios que reportaría a la población si pudiera apreciarlos; por lo tanto, el teatro lució poco menos que lleno, pues el tipo de música no es del que llame la atención de las nuevas generaciones y, por tanto, no tiene el arrastre suficiente como para hacer quedar bien, posicionar o hacer popular a quienes lo promuevan, pues a la gente le parece demasiado aburrido, y por eso casi pasa desapercibido.

Muy lamentable, pero, sobre todo, porque bien vistas las cosas, todo esto no es culpa de la gente, de la población sino de las instituciones encargadas de la cultura en todos los niveles, porque nadie se ha preocupado en serio, por explicar, por educar, por aculturar en serio y a fondo a las grandes masas de nuestro país, y menos en educar el oído y el gusto musical que nos permita apreciar en lo que valen semejantes obras de arte.

Es un hecho conocido que la música impacta, como cualquier forma de comunicación entre los seres humanos, en la sensibilidad de las personas que la escuchan, mueve los sentimientos y por esa vía provoca también, en su caso, reflexiones y pensamientos complejos, sublimes; por eso es importante cultivar el aprecio por la buena música, sea culta, conocida como clásica aunque pertenezca al periodo preclásico, clásico o posclásico de la música de concierto, la cual tiene como característica la riqueza y variedad  de sus elementos  que la hacen, por lo mismo, capaz de reflejar cosas más complejas y más sutiles, pero también más elevadas que son difíciles de entender y de apreciar al primer intento pero que, definitivamente, enriquecen a quienes pueden apreciarla, convirtiéndose en mejores seres humanos. 

Un ejemplo de la riqueza en las piezas musicales es que grandes composiciones en la historia de la música han sido capaces de reflejar y transmitir, por ejemplo, el ansia de infinitud inherente al género humano; o de la buena música popular que, aunque menos compleja que la música culta, es decir, más simple, más sencilla y que casi siempre es capaz de reflejar menos cantidad de sentimientos, por lo regular los más comunes, no por eso deja de ser bella o de transmitir y despertar sentimientos nobles, bellos y verdaderamente valiosos para el género humano.

Tratándose de verdadera música y no de ruidos estridentes, faltos de riqueza en ritmo, melodía, polifonía, armonía, tonos, etc., capaces de despertar sólo  los sentimientos más elementales y las reacciones unidas a las más bajas pasiones, a los instintos más básicos que son los que nos emparentan claramente con el reino animal, cuyo único mérito es estar de moda, profusamente difundidos a través de los medios masivos de comunicación como la televisión, la radio o las redes sociales, y que sólo sirven para deformar el oído musical, embotar la sensibilidad y enajenar a los oyentes, fundamentalmente a los jóvenes, quienes son arrastrados  a ser grandes consumidores, en primer lugar, de la  basura musical producida para generar ganancias económicas a los grandes productores y distribuidores de ésta; en segundo lugar, a ser sujetos carentes de sentido crítico, sentimientos y pensamientos elevados, es decir, seres completamente enajenados, fácilmente manipulables de acuerdo a los intereses de los promotores de esa chatarra “musical” que son los propietarios de los grandes consorcios a nivel mundial.  Por eso, más música de concierto, por favor.

 

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