MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Manuel Hernández Pasión y la grandeza de Huitzilan de Serdán

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Sobre las ruinas de un pueblo herido, una nueva vida comenzó, en Huitzilan de Serdán se colocaron los cimientos del progreso, se encendió la antorcha que ahora ilumina a toda la Sierra Norte del estado de Puebla y el municipio se convirtió en el rubí que irradia con su ejemplo de desarrollo y continuidad a toda la región.

La tranquilidad social y el desarrollo material del que goza es la grandeza del municipio considerado el Rubí de la Sierra Norte, grandeza que ha logrado gracias a la lucha organizada, a la valentía de hombres y mujeres, algunos que incluso han ofrendado su vida para ver materializado el sueño de vivir en un municipio de paz.

La historia de éxito del municipio se cuenta a partir del 21 de marzo de 1984, fecha en la que llegó el Movimiento Antorchista con un proyecto diferente, a liberar de la opresión y la violencia en la que habían sumido a la población los pistoleros del cacicazgo y de la UCI, una organización sin ideales y con armas que voltearon y dispararon en contra de quienes dijeron en algún momento defender.    

Es a partir de esa fecha que en Huitzilan hay un salto cualitativo que se vio reflejado en la formación de uno de sus mejores hombres: Manuel Hernández Pasión, presidente municipal en el periodo 2014-2017, líder nato de los indígenas de la región y un destacado luchador social, que el pasado 10 de octubre de 2017 le fue arrebatada la vida por las balas asesinas de los enemigos del progreso, en una emboscada en las goteras del municipio de Zacapoaxtla, junto a su escolta Juventino Torres Melquiades.            

Manuel poseía las cualidades del hombre nuevo que requiere nuestra sociedad para poder cambiarla: abogado de profesión, tuvo un desarrollo artístico especialmente en la oratoria, la poesía, la danza; practicaba el básquetbol y era un aficionado del ajedrez.

De su madre, doña Luisa Pasión Ángel, conoció la historia de terror que mantuvo a Huitzilan en un atraso histórico y sometida a los intereses del cacicazgo y la UCI, y siempre quiso conocer la historia de voz de quienes sufrieron la época cruenta para poder analizarla, darla a conocer y evitar que su pueblo volviera a repetirla. Eso lo motivó a convertirse en la pluma del pueblo organizado: denunció las atrocidades cometidas por el cacicazgo, defendió a los huitziltecos de falsos redentores como Alonso Aco y pseudocura José Martín, quienes llegaron a Huitzilan a desencadenar una campaña de linchamiento mediática contra él y el Movimiento Antorchista, porque tenían la urgencia de recuperar el poder político municipal. 

Estudioso de las leyes del desarrollo de la naturaleza, el pensamiento y la sociedad, Manuel puso al servicio de su pueblo sus conocimientos y experiencia, con lo que logró dar otro salto de calidad en la historia de éxito del municipio: un desarrollo acelerado, que fue posible gracias al trabajo conjunto con los entonces diputados antorchistas y las gestiones del comité estatal del Movimiento Antorchista. 

De acuerdo con los informes presentados en los tres años de administración, se hizo una inversión histórica de 638 millones de pesos, principalmente en la construcción del hospital, la unidad deportiva y de importantes tramos carreteros, obras que le cambiaron el rostro al municipio cafetalero y que le permitieron abrazar como slogan y materializar que “Huitzilan avanza, avanza y avanza”.  

Manuel se destacó por ser un gran orador en su lengua materna: náhuatl, lo que le permitió llegar a los corazones de su pueblo y convertirse en un líder importante no solo en Huitzilan, sino en la región, pues sus acciones, sus conocimientos y su liderazgo, comenzó a irradiar entre los pobladores de los diferentes municipios que lo veían como a un guía. Eso desde luego que enojó al cacicazgo de la región, que sintió heridos sus intereses particulares, y por ello, a través de Alonso Aco y el pseudopadre José Martín, lanzaron una campaña de linchamiento, de desestabilización, incluso de amenazas en contra de Manuel.

El 12 de enero de 2016, el periódico La Jornada de Oriente publicó una carta firmada por el supuesto consejo ciudadano encabezado por  el morenista Alonso Aco, en la que decía: “Por último les decimos, con todo respeto que se merecen, cuídense mucho, no vaya ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido para inculpar a otros”,  una clara amenaza que estuvo acompaña meses antes y después de una serie de acciones para desprestigiar al alcalde antorchista, a quien siempre salió a defender el pueblo organizado. No obstante, las balas asesinas de los enemigos del progreso lo alcanzaron, hiriendo nuevamente al pueblo huitzilteco. 

En su artículo “De amenazas y asesinatos políticos”, publicado el 18 de octubre del 2017, nuestro querido maestro Aquiles Córdova Morán escribió: “conocemos bien la vida pública, personal y familiar de Manuel para poder afirmar esto. Su muerte tuvo móviles políticos sin ninguna duda. ¿Qué queremos decir con esto? Manuel era un líder brillante; era un indígena realmente identificado con su gente y fiel a sus intereses, con una preparación teórico-política muy destacada y muy rara en esos lugares. Estas características lo llevaron a convertirse en un activista eficaz en la defensa y difusión del ideario de Antorcha entre los indígenas de la sierra, con resultados positivos notables que iban haciendo crecer nuestras filas muy aceleradamente. Pocos días antes de su muerte, el seccional antorchista había programado un evento de aniversario con 50 mil indígenas, a celebrarse, precisamente, en Zacapoaxtla, que no se realizó por el huracán que azotó la sierra. Es seguro que éste fue el campanazo que despertó a los caciques de la zona y que los decidió a acabar con el que ellos juzgaron elemento clave del proceso. El Comité Estatal Antorchista, que preside Juan Manuel Celis Aguirre, ha dicho, con toda razón, que “a Manuel lo mató todo el cacicazgo de la sierra, y no solo el de Huitzilan”.

A Manuel lo mató el cacicazgo de la región, con clara intención acabar con nuestra organización y con un líder que lastimaba sus intereses personales. Es cierto que la muerte de nuestro compañero hirió al pueblo de Huitzilan, a los antorchistas y a sus familiares, en lo más profundo del corazón, sin embargo, nos motivó a dar una lucha más decidida para defender los ideales que él defendió. La lucha por una vida más digna, por una sociedad más justa, son la bandera que defendió y encabezó y que no abandonaremos a pesar de todo.

Los antorchistas de todo país exigimos justicia plena para Manuel, pues a cinco años del terrible crimen no hay castigo para los autores materiales y menos se han detenido a los autores intelectuales. Justicia plena, exigimos; castigo para los asesinos, exigimos; mientras, seguiremos dando la lucha para defender la bandera de nuestro camarada. 

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