Hace unos días nos enteramos de una triste noticia, la muerte del Maestro Carlos Noé Sánchez Rodríguez, su partida deja hueco difícil de llenar, pero los antorchistas nos comprometemos a recordarle haciendo crecer a nuestra organización, trabajando al lado de los más pobres, pues, estoy plenamente convencida de que la mejor manera de recordar a un compañero que pierde la vida por enfermedad, a manos de los caciques o en fatales accidentes, es haciendo florecer el antorchismo en nuevos pueblos, en nuevas colonias, en grupos estudiantiles y obreros.
Este compromiso se hace más impostergable ante la agudización de la pobreza que existe en el país, agravada por los estragos que ha causado la pandemia causada por el Covid-19 que padecemos los mexicanos desde inicios del 2020 y que a estas fechas ya vamos por la tercera oleada. Veamos algunas cifras que demuestran esto: según el doctor Julio Boltinik, economista norteamericano y experto analista del Colegio de México, el número de mexicanos que viven en la pobreza son más de 96.6 millones, es decir, 30 millones más de los que reconoce el Coneval, esta misma institución reconoce que había 20.1 millones de personas que no contaban con algún servicio de salud, ahora son 35.7 millones, es decir, más de 15.6 millones fueron excluidos, pero además, la calidad en la atención de los enfermos es cada vez más deplorable, pues en los hospitales públicos faltan médicos que tengan alguna especialidad, enfermeras, técnicos en radiología, personal de mantenimiento y de limpieza, etc., pero no solo eso, no hay medicamentos, no hay material quirúrgico, mucho menos respiradores o cualquier otro equipo que esta nueva enfermedad requiere. Como resultado de esto, el número de muertos por covid-19 en estos 20 meses supera ya los 250,000, es decir, en promedio diariamente tenemos 409 decesos, y lo grave en este momento es que, a últimas fechas esos muertos han sido jóvenes y niños, que no tenían ninguna enfermedad degenerativa.
Si a esto le agregamos la actitud tan cerrada e indolente que han estado tomando el gobierno federal, quien se niegan a atender las demandas salud, de obras y servicios que hacen falta en prácticamente todos los estados, si le sumamos la actitud de funcionarios que cierran las puertas de sus oficinas en lugar de atender a las comisiones que buscan respuesta a sus necesidades, que se cierran al diálogo y pasan a la agresión como acaba de suceder con los compañeros de las colonias de Tláhuac en la CDMX que están inundados y en lugar de respuestas recibieron golpes y amenazas.
Va quedando más claro que urge que avancemos más y más rápido en organizar a estas masas empobrecidas, y para hacerlo se necesitan hombres y mujeres sensibles a las necesidades del pueblo, jóvenes entusiastas, nobles, con anhelo de mejorar las condiciones de vida de su gente, inquietos, pero sensibles ante el dolor ajeno, dispuestos a dar su tiempo y su vida por lograr este ideal, tal como lo hizo el maestro Carlitos, como cariñosamente le decíamos.
La meta que los antorchistas nos hemos echado a cuestas es la de traer justicia social y desarrollo humano integral para todos, es en otras palabras, “acabar con la pobreza en México” ese es el compromiso desde que nos organizamos en Antorcha y ese es el compromiso que hacemos con los compañeros que han entregado su vida en la formación de esta gran organización, y ese es el compromiso que hacemos con usted Maestro Carlos Noé Sánchez, y mientras cumplamos esta tarea seguirá vivo entre nosotros, como dijo el poeta Manuel Altolaguirre: “Sigues estando aquí casi completo, que para mí tú lo eras todo, como si el mundo fuera un traje tuyo y ahora sólo me falta parte de ese vestido, todo parte de ti, el aire, el suelo, los pájaros, las flores, como si el mundo fuera un traje tuyo y ahora me falta sólo parte de este vestido, pues sigues siendo tú”.
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