Hace días, nos enteramos de la muerte de un bebé de la zona indígena por desnutrición, esta terrible noticia demuestra lo que se ha denunciado durante largo tiempo, la ofensiva desigualdad de oportunidades para millones de mexicanos, que no cuentan con lo más elemental para vivir.
Los pueblos indígenas han sufrido históricamente el despojo de sus recursos naturales, sin oportunidades de empleo en sus lugares de origen, los programas federales no han sido eficientes, por lo que miles se ven forzados a buscar el sustento en los campos agrícolas en diversas zonas del país, los bajos salarios obligan a trabajar a familias enteras, padres e hijos por igual, condenando a miles de niños a abandonar la escuela y a convertirse en el reemplazo generacional cuando sus padres ya no puedan más, se tienen datos de niños de 8 años trabajando a la par que los jornaleros adultos. Sus comunidades de origen, sufren un rezago permanente, con pésimos servicios de salud, educación, vivienda, existen poblados que no conocen el servicio de agua potable, la electricidad, los apoyos agropecuarios, con caminos en pésimo estado, reduce las zonas indígenas a condiciones de extrema pobreza, donde el hambre y las enfermedades son asunto de todos los días. Desgraciadamente, el problema es nacional.
¿Qué dice la ley? El Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su párrafo tercero dice: "Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará".
¿Qué dice la realidad? Según datos del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el 2020, el 22.5% de la población mexicana, sufría de carencias en la alimentación de calidad, que corresponde a 28.6 millones de personas, cifra mayor en 1.1 millones a los datos del año 2018.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares 2020 del Inegi, estimó que el 46.7% de los hogares mostraron preocupación porque la comida no sea suficiente para todos sus miembros.
El Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud, publicó, que hasta el 21 de agosto de este año, los casos de desnutrición de los tres niveles de medición, se incrementaron respecto al año anterior.
Los casos registrados de desnutrición leve hasta el 21 de agosto del 2021 fueron 27,490. Cifra mayor que la del 2020, que llegó a 20,859, un incremento del 18.8%.
En desnutrición moderada, se llegó a 4,320 casos, superando el número del 2020 con 3,815, es decir un incremento del 13.2%
Por último, el número de casos de desnutrición grave en 2021 se presentaron 2,304 casos, que también superó los casos del 2020 que se ubicaron en 2,089, un 10.3% de incremento.
Aclara la Secretaría de Salud que estas cifras corresponden sólo a las personas que acudieron a los centros de salud, por lo que es fácil suponer que el problema es mayor.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) manifestó "La falta de una dieta suficiente, variada y nutritiva está asociada con más de la mitad de las muertes de niñas y niños en todo el mundo. Cuando padecen desnutrición, son más propensos a morir por enfermedades y presentar retraso en el crecimiento durante el resto de su vida. No es necesario un grado avanzado de desnutrición para sufrir consecuencias graves; tres cuartas partes de los niños y niñas que mueren por causas relacionadas están sólo ligera o moderadamente desnutridos".
El Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2022, la mayoría de los partidos políticos afines aprobaron las obras millonarias del Presidente y decidieron abandonar a la población más vulnerable, que a nadie le extrañe el crecimiento de la pobreza y más desgracias para el pueblo.
La única salida es la organización popular, la unidad, la fraternidad y la lucha organizada.
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