MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los servicios de salud de los huitzltecos

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Con las políticas de la 4T los derechos de los trabajadores, como el acceso a la salud, educación, vivienda, etc., han empeorado de manera muy acelerada, a pesar de ser un gobierno que prometió ser la esperanza de México y velar por los pobres. Los resultados cosechados en los tres primeros años de gobierno morenista son malos en el balance general, sus acciones se resumen en entregar apoyos económicos de manera directa a la población; está demostrado que este tipo de recursos son para el consumo inmediato y también está probado su fracaso para combatir la pobreza de raíz, pues su fin no es ese, sino el de acarrear votos a favor de quien reparte los recursos que todos los mexicanos en conjunto aportamos a través del pago de nuestros impuestos. A cambio de estas dádivas, el pueblo se ha quedado sin obra pública, sin recursos para enfrentar los estragos de desastres naturales, sin presupuestos para el desarrollo de las ciencias y la educación en general, condenando al país al estancamiento económico, a una inflación que no se había vivido desde hace décadas,  al crecimiento de la desigualdad social, el incremento del narcotráfico, la inseguridad, etc., dejando al descubierto los verdaderos resultados de la política obradorista.

De tiempo atrás, el servicio para la protección y cuidado de la salud que ofrece el estado para el pueblo trabajador ha sido de muy difícil acceso y, en términos generales, de muy mala calidad. Al igual que muchos derechos que se habían conquistado con base en la lucha laboral, a partir de la década de los 80 con el desarrollo del neoliberalismo, el derecho a la protección de la salud se ha ido degradando de manera progresiva y sin pausa, sin importar el color y las siglas del partido que nos gobierne, lastimando a la población más vulnerable, pues cada vez le resulta más difícil atender y resolver sus padecimientos a través de las instituciones públicas encargadas y a pesar de que éste es un derecho constitucional enmarcado en el Artículo 4° de la carta magna: “toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la federación y las entidades federativas en materia de salubridad en general”.  

La 4T no solo no ha hecho nada para avanzar en este terreno, sino ha marcado un retroceso, veamos: El 3 de enero de 2019 en conferencia matutina, el presidente de la república anunció: “el primero de diciembre de este año va a estar funcionando un sistema de salud pública con normalidad, con servicio de calidad, atención médica, medicamentos gratuitos, va a estar funcionando, ese es el propósito, como los servicios de salud que hay en otras partes del mundo, como en Dinamarca, como en Canadá, como en el Reino Unido”;  el resultado de esta promesa fue la creación del INSABI en sustitución del Seguro Popular. Este nuevo sistema de salud presentó desde su nacimiento carencias muy pronunciadas, que garantizaban su funcionamiento irregular y el empeoramiento de este servicio para población, pues carecía de planeación estratégica, no contaba con un diagnóstico certero, sus reglas de operación no eran claras  y se basaban en decisiones políticas improvisadas, con una política confusa y desordenada cuyo fin era el de centralizar nuevamente este servicio básico. Como era de esperarse la población sin acceso a servicios de salud incrementó en tan solo tres años, en 2018, según datos del CONEVAL, había en México 20.1 millones de personas sin acceso a los servicios de salud, en 2021 había ya 35.7 millones en esta condición, o sea, con el INSABI, 15.6 millones quedaron en el desamparo al no tener donde atender sus padecimientos. También como es de dominio público hay un desabasto sin precedentes de medicamentos, desde los más utilizados en el primer nivel de atención, hasta los de alta especialidad como los necesarios para las quimioterapias o VIH; hay falta de financiamiento en los servicios estatales de salud, denunciados incluso por gobernadores del mismo grupo de poder (Miguel Barbosa, 7 de mayo de 2020), así como el abandono de instituciones nacionales y de alta especialidad que hacen síntesis de la indiferencia gubernamental para atender la salud del pueblo.

El desabasto de medicamentos es un tema muy conocido en este ámbito, aquí algunos datos: hasta octubre del año pasado, el INSABI solo había entregado, de acuerdo a reportes oficiales de este instituto, el 9.5% de todos los medicamentos solicitados por los estados en la compra consolidada para 2021, es decir, solo se habían entregado 10 de cada 100 medicamentos necesarios; al respecto, Obrador en conferencia de prensa del 25 de noviembre de 2021 en Zacatecas anunciaba el abasto de medicamentos para todo el territorio nacional: “me dejo de llamar Andrés Manuel” advertía, pero nada ha pasado y sigue el desabasto.

Como parte del todo, a Huitzilan de Serdán también le impacta el abandono y las políticas impulsadas en materia de salud de manos de MORENA, agudizando las carencias y dejando a centenares de familias en la impotencia y sin opciones para enfrentar sus problemas de salud. En nuestro municipio contamos con dos clínicas SSA, una clínica IMSS, un CESSA en la cabecera municipal y 19 casas de salud. En los días que corren, las dos clínicas SSA ubicadas una en San Miguel del Progreso y la otra en Zoyotla, así como el Centro de Salud con Servicios Ampliados  de Huitzilan no cuentan con ningún personal médico ni de enfermería titulares en estas unidades médicas, que sean pagados por las instituciones a las que les corresponde, es decir, el estado a través de la SSA; esta, se muestra indiferente ante la necesidad de salud de nuestra población y no se conmueve ante el sufrimiento que se desprende en los grupos más vulnerables al negárseles el acceso a este servicio. En el área de farmacia, antes de la llegada de la 4T, en el CESSA se recibían 206 claves de medicamentos, ahora con la esperanza de México se reciben solo 160, una disminución drástica en la posibilidad de surtir recetas que obliga a las familias más pobres a gastar de sus propios recursos en busca de mejorar su salud. De un aproximado de 3,600 beneficiarios del programa de PROSPERA  que recibían consulta preventiva y de seguimiento implementado por la anterior administración federal, se redujo a cero, pues este servicio no es contemplado en el actual sistema de becas; también  a la fecha se han extinguido los servicios de salud que  recibían nuestras comunidades por la vía  de las caravanas médicas itinerantes.

Pero la administración municipal, la que corre y las anteriores, siempre con un enfoque más humano, solidario y progresista, que camina bajo los ideales del Movimiento Antorchista Nacional y que propone revolucionar la vida de nuestro país organizando y educando a las masas para buscar mayor justicia en la distribución de la riqueza nacional, no ha dejado en el abandono a su población. Actualmente, con recursos propios del municipio mantiene la nómina del CESSA pagando a 15 enfermeras, siete médicos, dos administrativos y dos trabajadores de limpieza, con lo que se garantiza el servicio las 24 horas del día y los 365 días del año. El ayuntamiento también atiende todos los días solicitudes por parte de la población más vulnerable para surtir recetas, realizar estudios de laboratorio y traslados a los principales hospitales de la región y de la capital del estado; también se absorbe el funcionamiento, mantenimiento e insumos de la ambulancia, se apoya económicamente a 14 promotoras de salud que realizan trabajo en igual número de comunidades en sus respectivas casas de salud y se mantiene en funcionamiento óptimo una Unidad Básica de Rehabilitación que brinda terapias no solo a los huitziltecos, sino que a través de su trabajo se ha prestigiado y acuden a ella pacientes de municipios vecinos, todo, decía yo, con recursos de la administración antorchista que materializa los ideales de nuestra organización, pues es el pueblo quien encabeza esta administración y en ella se persiguen intereses colectivos y no individuales.

Es necesario darle justa dimensión a lo que hace Antorcha en Huitzilan de Serdán, debe servir de ejemplo para todos los pueblos y debe animar a la clase trabajadora de la región a organizarse con nosotros: nada hay que perder y tenemos todo por ganar, la clase que nos oprime sustrayéndonos la riqueza que se produce con nuestra fuerza de trabajo no desistirá a menos que el pueblo se organice, tome conciencia de su papel transformador y esté presto a luchar por conquistar el poder político de sus pueblos y a través de él mejorar sus condiciones de vida. 

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