Combatir la pobreza y la desigualdad que lacera la vida de millones de familias mexicanas debiera ser prioridad para un gobierno que se autodenomina “de los pobres”, distinto de los anteriores y cuyo compromiso -de palabra-, es acabar con la corrupción y vicios emanados del poder oficial, haciendo prevalecer la transparencia y el bienestar de los más desvalidos de esta patria. Sin embargo, la idea vendida por la administración de la autodenominada Cuarta Transformación, contrasta con la realidad.
Por cuarto año consecutivo, el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2022 enviado por el presidente Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados para su aprobación, excluyó a los olvidados de siempre, dejó para después las necesidades más apremiantes de las clases populares: vivienda, salud, educación, servicios básicos como electrificaciones, agua potable, drenaje, estancias infantiles, casas de cultura, restablecimiento del fondo emergente para desastres naturales, mayores participaciones a estados y municipios, por mencionar algunos, capaces de paliar, en alguna medida, las difíciles condiciones económicas y de salud que se agudizaron con la pandemia sanitaria que vive el mundo entero y de la que nuestro país no es la excepción.
La discusión y aprobación del PEF 2022, fue mero trámite y simulación de la mayoría de los diputados afines al Presidente, pues el Presupuesto no fue modificado ni un ápice y la tragicomedia ocurrida en el Congreso de la Unión, permitirá a López Obrador y a su séquito de la 4T, privar un año más de obras y servicios a miles de colonias y comunidades en todo el país, incrementará el número de pobres y de víctimas de la covid-19 que ha cobrado la vida de 291 mil 573 mexicanos, en su mayoría de los estratos más humildes, ya que, tampoco en el rubro de salud, se destinaron recursos suficientes; lo prioritario para ellos, siguen siendo las obras emblemáticas y disparatadas del gobierno en turno y la asignación de mayores recursos a los programas sociales que tienen claramente tintes electorales.
Sin duda, el recién aprobado Presupuesto de Egresos 2022, no “es para el bienestar del pueblo”, como afirmó el Presidente de la República, porque la “paz y tranquilidad” que él pregona, no serán posibles si no hay generación de empleos suficientes, si los existentes, no son mejor remunerados, si el gasto social que realiza el Estado no se redirecciona en favor de las grandes mayorías y si no se aplica una política impositiva progresiva, donde quienes tienen mayores ingresos paguen más impuestos en lugar de la obligatoriedad de la inscripción de los jóvenes mayores de 18 años al Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y el cobro de impuestos a pequeños negocios, entre otros.
El Presidente debería no olvidar lo que él mismo ha afirmado, “que la paz es fruto de la justicia, que cuando hay desigualdad y pobreza, hay frustración y violencia”, y si el PEF del “bienestar” 2022, no orienta sus beneficios hacia los estratos más pobres, la tan ansiada paz social no será posible.
Ante esta situación, el pueblo pobre debe reaccionar y exigir su derecho a una vida digna y para eso debe organizarse en un gran conglomerado social, capaz de detener el poder arbitrario oficial, trátese de quien se trate, sin olvidar que las grandes transformaciones sociales requieren de su accionar unido y consciente.
Quienes militamos en el Movimiento Antorchista Nacional, hoy denunciamos que los excluidos del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022, son los más pobres, pues no se destinan recursos suficientes para el “bienestar” social, tan llevado y traído en el discurso edulcorado de López Obrador; a pesar de que el Presupuesto aumenta el gasto social, la forma en como está diseñado su ejercicio deja a muchas personas en pobreza, ya que los programas sociales no están enfocados en las personas más pobres, sino en adultos mayores, trabajadores agrícolas o jóvenes con educación media superior o superior. Si bien estos grupos sociales son vulnerables, no son los más vulnerables del país, la pobreza existe con más fuerza en los niños, las personas que no tienen educación media y particularmente en aquellos que habitan los cinturones de pobreza urbana que no son atendidos en los programas sociales actuales, como lo declara el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig).
Por eso, a pesar de los ataques inferidos a los antorchistas, seguiremos denunciando los atropellos sufridos por los mexicanos más pobres con la aprobación de un presupuesto a modo y exigimos al gobierno, resuelva las demandas necesarias para una vida digna de aquellos que con sus manos crean la riqueza social de este país: “los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, los tristes más tristes del mundo, mis hermanos”, como llamara Roque Dalton, poeta salvadoreño, a los pobres de su patria en su “Poema de amor”.
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