MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Lo que nos faltaba, no ponernos de acuerdo

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El pasado 16 de marzo hablábamos de por qué había bajado la gasolina drásticamente y decíamos en esa ocasión que era por una sobreproducción de petróleo por Arabia Saudita; también aquella vez explicamos de una manera racional que no era por las políticas tomadas por el gobierno en turno, como se solía decir, y dábamos datos científicos comprobables, aunque a algunos, como siempre, no les gustaba, dando pie a una serie de ataques a dicha opinión.

Pues bien, las circunstancias del tiempo y la crisis que vivimos nos dan la oportunidad una vez más de corroborar lo que hace unos días decíamos sobre los precios tanto del petróleo como de la gasolina en este país, claro desde el análisis riguroso que exige el tema.

Los precios cayeron porque no había un acuerdo comercial entre Rusia y Arabia Saudita, y esto provocaba que el país árabe produjera muchos más barriles de crudo de los programados para inundar el mercado y que los demás países no pudieran competir con esa producción; esto lo puede hacer por sus condiciones geográficas, fácil extracción, mayor capacidad de producción, precios bajos, pero con ganancias favorables a ellos. Así se causan los bajos precios que no les permiten a los demás alcanzarlos en la competencia, y menos en la actual crisis mundial.

Por eso, en los últimos 20 días de esta crisis por el Covid-19, el precio de la mezcla mexicana bajó hasta los 11 dólares por barril, lo que ocasionó que el precio de la gasolina hiciera lo propio, claro está, no por las condiciones nacionales o por la brillantez de nuestro gobierno, como ya lo ha intentado presumir, sino por el simple fenómeno mundial del que fueron presa 75 países.

Así las cosas, este jueves 9 de abril en una reunión virtual convocada por la OPEP, los 23 países que integran el organismo decidieron bajar y poner límites a la producción de crudo para así también lograr que subieran los precios, además de estabilizar esta caída estrepitosa y beneficiar a la economía mundial que tanta falta le hace.

Esto significaría para el caso de México, reducir su producción en 400,000 barriles diarios, lo que equivale al 23% y subir su precio hasta los 32 dólares por barril, así los países integrantes de la OPEP se verían beneficiados en su conjunto, no solo algunos. Parecía que el acuerdo se tomaría sin problema, pues los países como Rusia, Arabia Saudita y el vecino incomodo, reducirían su producción hasta por 2.5 millones de barriles y estaban conformes, pero siempre debe haber un pero, de manera intempestiva la Secretaría de Energía de nuestro país, en un arrebato como a los que ya nos tienen acostumbrados estos funcionarios de la 4T, dijo que no estaba de acuerdo porque a su país le había costado mucho estabilizar su producción como para que un organismo internacional y del tamaño de la OPEP les dijera qué hacer; lo que a la señora Nahle García se lo olvidó es hacer un ejercicio de aritmética simple, esto es, que producir menos, pero con un costo mayor implica más ganancias a producir mucho y vender barato como lo está haciendo México, así de simple. Pero como ellos siempre tienen la razón, dijo que no, sin importar las consecuencias:

1.- Estamos casi con un pie fuera del organismo petrolero que rige la producción y los precios.

2.- Irán se pronunció por que no se nos tomara en cuenta en éste, ni en futuros acuerdos y reuniones.

3.- Estados Unidos se aprovechará de su condición de productor mayoritario para, como siempre, ofrecer ayuda y después cobrarla a su manera.

4.- Inevitablemente los precios del crudo y gasolina subirán sin que esta flamante transformación pueda hacer nada.

No solo se trata de discursos y buenas intenciones, pues el gobierno de México dejó pasar la oportunidad de entrar en un acuerdo para el momento crucial que vivimos muy importante, se dejó llevar por sus demonios que le persiguen culpando a otros y diciendo que todo lo que no está del lado de ellos es "conservador", "fifí", y no sé cuántas cosas más, pero no es así, está en juego mucho y ellos siguen pensando en dividir y lastimar aún más al pueblo de México que confió en ellos.

Lo más grave de todo esto, no es que rompan los acuerdos que de una u otra forma se aplicarán, sino que ellos no saben y siguen empecinados en decir que sí saben, cuando la realidad los golpea una y otra vez. Hoy, más que nunca, se necesita unión, fraternidad y mucho trabajo consciente para levantar este país, y muchos mexicanos estamos en esa ardua, pero noble tarea.

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