¿Qué se ha cumplido de la esperanzadora promesa "primero los pobres”? Sí, esa frase dicha incansablemente por Andrés Manuel López Obrador, en sus recorridos de campaña electoral de 2018, la que el pueblo al escucharla sentía que por fin los males de nuestro país se terminarían si ganaba la Presidencia, porque éste "sí era el bueno”. Muchos de los que aún están cegados por su palabra dirán que ha hecho mucho en dos años de gobierno, pero ¿para beneficios de quién?
El ejemplo actual y más aún desolador para comprobar que sus acciones no van encaminadas a los pobres, son las inundaciones en el sureste de México, que ya van para tres meses y de las cuales el estado más afectado es Tabasco, tierra natal de López Obrador y a dónde la ayuda federal no llega; son poco más de 300 mil afectados que lo perdieron todo o casi todo, de lo poco que tenían, cientos de familias sobreviven en las azoteas de sus casas (las que aún permanecen de pie, ya que otras más no dejaron ni rastro por estar construidas con madera y materiales que con la fuerza del agua se vuelven nada), si son de dos pisos, porque en algunas zonas el agua alcanzó hasta tres metros de altura, como en el caso de la colonia El Castaño, municipio de Macuspana (donde nació López Obrador) y ante todo esto la promesa de ayudar primero a los pobres queda bajo el agua, como el patrimonio de los tabasqueños.
Ante las declaraciones del presidente de Morena, de que por "estrategia” tuvieron que salvar Villahermosa de inundaciones mayores y sacrificar las zonas bajas, con más concentración de pobres, como las zonas indígenas, pareciera todo tranquilo, como si se tuviera que aplaudir su sabia decisión y parte importante de este efecto en la población se debe a los medios de comunicación, que callan para evitar señalamientos del gabinete presidencial, a pesar de que las medidas que éste tome pongan en riesgo la vida misma de los mexicanos.
Pero el pueblo ayuda al pueblo, eso es algo que hemos tenido muy claro en nuestro país ante desgracias de esta naturaleza. Nos hemos unidos y organizado para buscar sobrevivientes y reunir víveres en los terremotos más catastróficos, como el de 1985 y 2017 y ahora, ante este desastre que duele igual, la unión del pueblo se vuelve a ver. Ante la nula acción del Gobierno federal, el Movimiento Antorchista realizó una campaña nacional para recaudar víveres en favor de nuestros hermanos tabasqueños, una ardua semana, del 30 de noviembre al domingo 6 de diciembre, llena de trabajo, esfuerzos sumados y mucho corazón para lograr toda la ayuda posible, hasta los primeros días de dicha semana, ya se habían hecho llegar a Tabasco más de 80 toneladas de apoyos.
En Michoacán se pusieron 23 centros de acopio en varios municipios, como Morelia, Uruapan, Tuzantla, Ario de Rosales, Pátzcuaro, Maravatío y Tacámbaro, logrando reunir más de ocho toneladas de comida, ropa, calzado, cobijas y medicamentos, mismas que vimos partir hacia Tabasco el pasado domingo 6 del presente mes, entre alegría, satisfacción y fraternidad, porque todos los antorchistas michoacanos fuimos testigos de que la gente más pobre es la más sensible ante las tragedias de sus hermanos de clase, y a pesar de las carencias que trajo consigo la pandemia y el mal gobierno de Morena, en todos los centros de acopio nunca nos sentimos solos; una bolsa de sopa, un kilo de frijoles, una botella de aceite, algo siempre había para donar por parte de trabajadores ambulantes, amas de casa, estudiantes, campesinos; todos aportaron su granito de arena y eso es algo que sabemos ayudará a los tabasqueños y es una acción que nosotros los antorchistas agradecemos infinitamente, porque incluso aún sin conocernos a fondo como organización, muchas personas hicieron suya la noble causa y ayudaron sabiendo que familias a varios kilómetros de aquí necesitaban nuestro apoyo.
Sin embargo, estamos conscientes de que con esta pequeña ayuda no saldrán de las inundaciones, es responsabilidad de Ejecutivo federal implementar acciones concretas que prevengan estas inundaciones que ocurren desde hace muchos años, que canalice nuestros impuestos en proyectos que realmente ayuden al progreso del pueblo y no a unos cuantos empresarios, y eso sólo pasará cuando gobierne un líder emanado del pueblo, que sienta el dolor de la pobreza y actúe para erradicarla, que no sólo se quede en el discurso, sino que la dialéctica sea parte de su día a día, para así también, con hechos, le cumpla al pueblo. Muy a pesar de algún obradorista que me lea, ese líder no es el actual presidente de la República, pues al sacrificar las "zonas pobres&rdquo, como él mismo declaró, no puede quedar duda de que su prioridad está en otras esferas económico-sociales.
Y así como sabemos que con los víveres enviados los tabasqueños no saldrán de las inundaciones, de la misma forma, el pueblo mexicano no puede salir de la pobreza sin ayuda del Estado. Es importante analizar la situación que tenemos frente a nosotros: ¿qué ha hecho el gobierno de Morena para combatir la pobreza? ¿qué ha hecho por los damnificados de Tabasco? Y lo poco o mucho que ha hecho ¿beneficia a unos cuantos poderosos o a las masas trabajadoras, generadoras de la riqueza nacional?
Es momento pues, de poner las cosas en la balanza y razonar si ayuda más la unión y la organización del pueblo o las falsas promesas de campaña de un hombre y un partido que han hecho recortes al Presupuesto de Egresos de la Federación 2021 que afectan a los mexicanos más vulnerables, entre el los que sufren de desastres naturales. ¿Quién ayuda más? La respuesta, sin titubear, es clara.
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