Hoy en día ingresan a la secundaria miles de estudiantes sin la capacidad para leer correctamente, sin comprender lo que leen y sin el conocimiento de las reglas gramaticales básicas.
La comprensión es el resultado de una lectura estratégica autorregulada, que implica una lectura dirigida por un objetivo claro y reconocible que favorecerá el desarrollo del pensamiento y el uso del idioma. Si el alumno no entiende bien lo que lee, seguramente tendrá dificultades para saber lo que tiene que hacer en los problemas de matemáticas, para estudiar cualquier materia e incluso para comprender el contenido de cartas, lecturas y otros textos de la vida cotidiana.
El fomento del hábito y del gusto por la lectura impacta directamente y, de manera positiva, en la mejora de la comprensión lectora, la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico y el aprendizaje de nuevos conocimientos.
Datos previos a la pandemia indicaban atraso educativo, la prueba PLANEA 2019 fue la última aplicada; el 51 por ciento de los alumnos tenían deficiencias muy altas en comprensión lectora, solo el 21.8 por ciento tenía deficiencias medias y el 26.3 por ciento tenía pocas deficiencias. PLANEA era una prueba aplicada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) que desapareció en 2019 al entrar en vigor la reforma educativa del presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y a partir de entonces no ha habido evaluaciones. Hasta la fecha, la SEP no ha anunciado un plan para hacer frente al rezago educativo, solo se dio a conocer la orden de no reprobar a ningún alumno, aunque no trabaje. Y cambiaron las carátulas de los libros de texto.
La falta de un plan educativo aunado a la pandemia y a la falta de conectividad, han generado un alto rezago educativo. Muchos jóvenes tienen que colaborar en la economía del hogar y están abandonando las escuelas ante la falta de oportunidades para cursar sus estudios. Según los datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por lo menos 628 mil jóvenes han interrumpido sus estudios debido a la crisis económica derivada de la covid-19 y por el recorte educativo en la política de austeridad de la 4T, lo que equivale a un retroceso de 13 años en el nivel de asistencia escolar.
El panorama no es nada alentador para nuestros estudiantes y si agregamos la desaparición del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC), con el pretexto de que los recursos llegarán de forma directa a las escuelas a través de un nuevo programa LEEN. Son dos visiones distintas porque las escuelas de tiempo completo alargaban la jornada laboral 3 o 4 horas más, para fortalecer los conocimientos, desarrollar habilidades y mejorar las actitudes en los estudiantes, también se les proveía de alimento y se les mantenía en un espacio seguro y libre de violencia. Los padres también se beneficiaban porque disponían de mayor tiempo para sus actividades productivas y los maestros recibían una compensación económica por las horas adicionales.
En cambio, el programa LEEN está diseñado para mejorar la infraestructura de las escuelas dependiendo de su matrícula escolar con un mínimo apoyo de 150 mil pesos, sin tomar en cuenta la opinión de los docentes, empodera a los padres de familia para que tomen decisiones sobre cómo deben gastar ese recurso, que además está ocasionando actos de corrupción al no contemplar gastos de traslado y alimentación.
El PETC, iniciado en 2006 con 500 escuelas, llegó a atender hasta antes de su cancelación a 27 mil planteles escolares en todo el país, de los cuales 19 mil, es decir, el 70.5 por ciento del total, eran escuelas indígenas y rurales que atendían a niños de escasos recursos, según informó López Obrador en su segundo informe de gobierno en septiembre de 2020.
Por supuesto que la desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo atenta contra un derecho humano de la niñez y la adolescencia mexicanas. Todas las evaluaciones que se hicieron de ese programa de la SEP, en los 15 años en que funcionó, arrojaron resultados positivos y documentaron el éxito del horario extendido y la alimentación a los alumnos en el mejoramiento del aprovechamiento académico y la reducción del rezago educativo y la deserción escolar en las escuelas donde se aplicaba. El Coneval, la Auditoría Superior de la Federación, la OCDE, la UNESCO y la Unicef, además de la misma Dirección de Evaluación Educativa de la SEP documentaron los resultados positivos del programa.
Es clave y urgente la implementación de un modelo educativo que no pase por alto las particularidades y realidades de cada niño. La OCDE recomienda que un primer paso para lograr ese objetivo es hacer un buen diagnóstico de cada situación y en base a ellos, buscar los adecuados recursos didácticos apropiados a las capacidades y necesidades de cada alumno. Es necesario cambiar la visión de la enseñanza con el foco puesto en el niño porque cada niño es único y particular, con un proceso de aprendizaje distinto y con necesidades únicas.
Es necesario que el Estado mexicano asuma su papel transformador a favor de los más desprotegidos, que implemente un plan de capacitación continua, que revalorice la función del docente y dignifique su calidad de vida.
Los maestros organizados en Antorcha Magisterial alzamos la voz para pedirle a la (SEP) que fortalezca el PETC y que se multipliquen en todo el país, e invitamos a los padres de familia a permanecer alertas e informados para que exijamos juntos una educación de calidad para nuestros hijos.
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