El 22 de mayo se cumplen 100 años de la formación de las Escuelas Normales Rurales (ENR) en México. En el Estado de México, la primera escuela normal fue fundada mediante un decreto con fecha de 10 de abril de 1882, expedido por el gobernador José Zubieta, de entonces, estas instituciones han sido muy importantes para el desarrollo de la educación y, por supuesto, para la vida política de nuestro país.
Las ENR fueron producto de la revolución de 1910. En el México posrevolucionario, la educación rural fue un proyecto que tenía como obejtivo coadyuvar para mejorar las condiciones de la población del campo. Durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas, las ENR fueron impulsadas, crecieron en número y fueron refuncionalizadas en Escuelas Regionales Campesinas (ERC) que unieron la enseñanza agropecuaria y la normalista y durante este periodo se aplicaron planes de estudios con orientación socialista, situación que provocaría la ira de los herederos de cristeros que, en la figura de Octavio Véjar Vázquez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) entre 1941 y 1943, encontraron al personaje que combatiría la “amenaza comunista en la enseñanza” y promovería el regreso de la influencia de la Iglesia católica en las escuelas públicas.
Durante los años sesenta los jóvenes que se formaron en estas escuelas participaron activamente en la vida política del país; poco se habla de la participación de los normalistas en la lucha estudiantil del año 1968; sin embargo, los docentes en formación integraron parte del Consejo Nacional de Huelga (CNH), aunque sus demandas no estaban incluidas en su pliego petitorio, tan solo por solidaridad con el resto del estudiantado.
Producto de su participación en el moviemiento estudiantil las ENR sufrieron el acoso gubernamental que se materializó con la reforma de 1969 que no tenía como objeto modificar el status de las ENR para así elevar la calidad educativa; la reforma tenía toda la intención de evitar que estas escuelas fueran un foco de subversión para los hijos del campesinado.
Cabe señalar que, a diferencia de la reforma del 69, la de 1984 sí resultó benefica, pues significó un paso adelante en la calidad de la formación de los futuros profesores ya que al adquirir el nivel de licenciatura, los docentes en formación recibirían una preparación más elevada, situación que impactaría en positivo en los estudiantes que serían atendidos por estos profesionales de la educación.
En la primera década del siglo XX las escuelas normales dejaron de estar ubicadas en la subsecretaría de Educación Básica, para incorporarse al conjunto de instituciones de la Subsecretaria de Educación Superior (SES); esta situación permitió la aplicación de todos los programas creados, en particular los generados desde el año 2000.
El Plan Estatal de Fortalecimiento de la Educación Normal (PEFEN), el Programa de Mejoramiento Institucional de las Escuelas Normales Públicas (Promin), el Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep), el Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep), son los instrumentos con los que se intentó elevar los resultados en materia educativa y, aunque los datos no son alentadores, puede considerarse como un intento serio para combatir los rezagos en el aprendizaje partiendo del mejoramiento de la formación docente.
Como parte de sus promesas de campaña, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que para él sería prioritario fortalecer a las Escuelas Normales y a la Universidad Pedagógica Nacional para actualizar los métodos de enseñanza, aprendizaje y mejorar la calidad de la educación. ¿Qué ha hecho al respecto?
Para el año 2021 en el PEF se asignó un presupuesto de 20.6 millones de pesos para el rubro de Educación Normal, además, se redujo en un 42 por ciento la inversión en el desarrollo profesional docente, lo que deja un presupuesto de 119 millones de pesos para el millón 40 mil docentes de las escuelas pùblicas de nivel básico. Como se puede observar el gasto en la formación y capacitación docente es más que insuficiente, si no se invierten recursos en tan importante rubro dificilmente se podrá avanzar en la calidad educactiva.
El gobierno de Morena, al impulsar la llamada Nueva Escuela Mexicana, asume que para mejorar el sistema educativo basta con cambiar los planes y programas, pero eso es un craso error. Los funcionarios de la SEP olvidan -¿a propósito?- que en el proceso de enseñanza-aprendizaje el docente es pieza clave; por ello, desde las primeras etapas de su formación los futuros docentes deberían de recibir educación y capacitación de elevadísima calidad, para lo que se requiere que se inviertan cuantiosos recursos para que las Escuelas Normales y otras instituciones responsables de la formación docente cuenten con las condicones materiales necesarias y por supuesto con los recursos obligatorios para retrubuir honrosamente el trabajo de los formadores de los niño y jóvenes.
Es evidente que este gobierno no hará nada para mejorar el sistema educativo en su conjunto. Por tanto, los maestros deben de unir sus esfuerzos a los del pueblo, que también es víctima de este gobierno y del sitema en su conjunto, para que luchando juntos logren alcanzar mejores condiciones de vida.
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