MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La violencia no se ataca con violencia, señor presidente

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Tal parece que no se aprende de los errores del pasado. Luego de 16 años de aquella decisión -bañada en sangre- de la administración encabezada por Felipe Calderón Hinojosa, la cual consistió en poner al Ejército a cargo de la seguridad pública para combatir la violencia en nuestro país, ya sabemos las fatales consecuencias que sufrieron los mexicanos, derivado de ella.

Lo anterior viene a mi memoria luego de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), impulsó una reforma que permite a la Guardia Nacional (GN) incorporarse a la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), la cual, como era de esperarse, fue aprobada.

La iniciativa de López Obrador hizo que la opinión pública le recordara lo que en años anteriores cuestionaba fuertemente. Por ejemplo, en 2010 fue uno de los principales críticos de la fallida estrategia de seguridad del entonces presidente Felipe Calderón. “No es con el Ejército como se puede resolver los problemas de inseguridad y de violencia. No es con medidas coercitivas; la violencia no se puede frenar con la violencia”, dijo en unos de los tantos videos que publicó hace 12 años.

La respuesta ante los cuestionamientos de los medios de comunicación fue que el viraje respecto al tema se debió al problema que (le) heredaron; es decir que al problema de inseguridad que vive México, derivado de la famosa guerra contra el narco, de Calderón Hinojosa, y que con la llegada de Enrique Peña Nieto al Palacio Nacional las cifras no se detuvieron.

“¿Cómo enfrentar el problema de la inseguridad? Estoy absolutamente convencido de que la paz es fruto de la justicia y esa es la base de la política de seguridad. Pero, imagínense, qué íbamos a hacer con la Policía Federal, porque de la Policía Federal salieron todos los que están en la cárcel o acusados de tremendas violaciones a Derechos Humanos”, se puede leer en una nota publicada el pasado 06 de septiembre en El Financiero.

Esta medida desesperada -desde mi punto de vista-, no es más que una prueba de que el Gobierno federal no ha podido encontrar una solución a los altos de violencia en el país. Pues, lejos de generar la paz, solo han provocado desconfianza entre los mexicanos. Tanto solo de enero de 2007 y mediados de noviembre de 2012, se recibieron 7 mil 350 denuncias por abusos militares y al menos en 109 casos miembros del Ejército se vieron involucrados en graves violaciones de derechos humanos, (Letras Libres, 2021).

En El País se menciona información útil que complementa lo mencionado anteriormente; «Entre 2019 y 2021 la Sedena acumuló 25 quejas por privación de la vida y la Guardia Nacional 11. En 2021, la Sedena, la Guardia Nacional y la Secretaría de la Marina ocuparon el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente, de quejas por desaparición forzada. Entre 2019 y 2021 la Sedena acumuló más de 140 quejas por tratos crueles e inhumanos y la Guardia Nacional 114. En 2021, la Guardia Nacional, la Sedena y la Secretaría de la Marina fueron las instituciones contra las que se presentaron más quejas por detenciones arbitrarias. Entre las tres suman un total de 166».

López Obrador se sumó a esa larga lista de políticos que, en busca de algún puesto ya sea a nivel nacional o local, prometen una infinidad de cosas; sus discursos están elaborados para decirle al pueblo lo que ellos quieren escuchar, sin embargo, cuando estos consigues lo que quieren, se olvidan de lo que dijeron cuando eran candidatos.

Cuando era candidato presidencial para el vigente sexenio, se comprometió a que, de ser electo, haría que las fuerzas armadas regresaran a sus cuarteles, pues según palabras de él, estas no resolvían nada de la crisis de inseguridad y violencia en nuestro país. Pero como ya lo dije en párrafos anteriores, ese compromiso fue sostenido por muy pocos meses. En pocas palabras, engañó al pueblo mexicanos como lo han hecho todos sus antecesores. 

A unos cuantos meses de haber sido nombrado oficialmente como presidente de México, propuso la creación de la Guardia Nacional, con la cual se pretendía combatir la escalada de violencia en el país; fue aprobada en febrero de 2019 y puesta en marcha en junio del mismo año.

De acuerdo con una nota publicada el 01 de marzo del 2019 en el portal de internet de The New York Times en su versión español, se puede leer lo siguiente; «El congreso mexicano aprobó el 28 de febrero la creación de una Guardia Nacional de sesenta mil elementos para combatir la crisis de seguridad pública del país, una fuerza que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha convertido en un pilar de su plan para enfrentar al crimen organizado y frenar el aumento de la violencia».

Dicha propuesta constitucional generó un debate público entre los seguidores de la cuarta transformación y la oposición, pues no se tenía claridad respecto a la esencia de la GN; «El voto puso fin a meses de disputas legislativas respecto de la naturaleza de la guardia y quién la controlaría, con la implacable presión de los defensores de los derechos humanos y los grupos de la sociedad civil para limitar la influencia del ejército sobre esta fuerza de seguridad, y advertencias de que podría representar una mayor militarización de la vigilancia policial en México», se puede observar en la nota ya citada anteriormente.

También señala que la Guardia Nacional estaría compuesta por una combinación de elementos de la Policía Federal con miembros de las unidades de vigilancia de las secretarías de la Defensa y la Marina. Y que el comandante de esta creación de AMLO podría ser un miembro del ejército, pero estará bajo el mando de un civil (El Financiero, 2019)

Estrategia Fallida

Para nadie es sorpresa que la Guardia Nacional no cumplió con la finalidad de su creación. Pues, los índices de violencia en México son alarmantes, y preocupa aún más que las autoridades informen sobre el éxito de sus estrategias de seguridad en un México que solo ellos conocen, ya que la realidad es otra; «La violencia no cede en México. En los 43 meses de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador suman 120,854 homicidios dolosos y 3,560 feminicidios: en total se han registrado 124,414 muertes violentas.», detallaron el pasado 20 de julio del presente año en Expansión Política.

De acuerdo con la información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), en la administración de Felipe Calderón (2006-2012) se registraron 121 mil 613 homicidios; después de que declaró la guerra al narcotráfico, este delito aumentó sus cifras por las nubes.

Ya ven que la militarización no fue la solución. En el periodo de Enrique Peña Nieto (2012-2018), que significó el regreso del PRI al poder, las cosas no fueron tan diferentes, pues al finalizar su etapa tuvo un total de 157 mil 158 homicidios.

El objetivo de las últimas tres administraciones, incluyendo la actual, han tenido un objetivo similar; el combatir la violencia con más violencia y por supuesto que los resultados no son los esperados. Entonces esto quiere decir que todos los que se opusieron a poner a las fuerzas armadas en las calles, tenían razón.

A todo esto, hay algo que sí se puede observar a simple vista: el aumento de los hechos delictivos, la violencia generada por grupos del narcotráfico, la crisis que se tiene en la seguridad pública, entre otras cosas. Es cierto, no puedes detener la violencia con violencia, ¿Entonces para qué continúan con esa mentalidad? porque los únicos que pagan los platos rotos por todos esos experimentos realizados desde Palacio Nacional es el pueblo; los más vulnerables ante este tipo de situaciones. Pero tenemos a un presidente que no vela por los intereses de los mexicanos.

En lugar de echar la culpa a las administraciones pasadas, debe de crear mejores condiciones de vida y de trabajo. Los programas sociales que ofrece solo simulan apoyar a la gente, porque no ataca el problema de raíz, solo da soluciones momentáneas.

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