“La nación está cansada de hombres falsos y traidores que hacen promesas como libertadores y, al llegar al poder, se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos”: Emiliano Zapata.
Como si buscara una salida a sus enormes torpezas, propias de quien se considera dueño de la vida de los mexicanos, de su inteligencia y hasta de su libertad, el promotor de la llamada Cuarta Transformación emanado de su propio partido el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, se sigue ensañando con los periodistas, se burla de ellos y los considera no aptos para contender en busca de un cargo de elección popular como podría ser la presidencia México.
Se podría calificar, ya no una burla en contra de los comunicadores, sino de un fiero ataque, por demás cobarde porque quien ostenta el poder de una patria al lanzar ese tipo de señalamientos en contra de los comunicadores los está condenando a ser víctimas de cualquier atentado que podría venir de sus simpatizantes o esquiroles.
Además, se debe decir que López Obrador ha fracasado en el intento de transformar a México, pues desde que arribó al poder se ha engolosinado con sus mieles, se ha extraviado y rodeado de una caterva de incondicionales donde hay quienes tienen la cola más larga que un dinosaurio, se considera de esos que se dice en el pueblo que nadamás sus chicharrones truenan, obnubilado por un egocentrismo personal que le hace creer que todo lo que dice o hace está bien, viviendo en un encanto propio de la magia de Walt Disney, donde todo es ficticio, donde nada es cierto.
Ahí están en su casa de Palacio Nacional los resultados de su pésima actuación como mandatario de México, se le acumulan por montones en su escritorio, en su mesa, las interminables listas de desaparecidos, de mutilados y muertos, de mujeres asesinadas, de feminicidios para decirlo en cortito, de pueblos enteros abandonados y azotados por la falsedad de los abrazos no balazos.
Ahí están los sacerdotes diciéndole que ha sido una medida que favorece a los malos, están las universidades abandonadas y sin recursos, los hospitales sin apoyo efectivo, los pobres cada vez más pobres, los campesinos sin futuro, está en pocas palabras el México que tanto él como su 4T y Morena le han construido a los mexicanos, un país contaminado por la miseria, el hambre, la inseguridad y la corrupción.
Está también el coleguita López-Dóriga, respondiéndole al presidente de México su más reciente burla, la sarcástica, la que lastima por provenir de quien actualmente ostenta el poder político de la nación: “Mire presidente, usted no tiene derecho a burlarse de nadie, como se burló de mí esta mañana, porque yo nunca me he burlado de usted, pero insiste en hacerlo. Yo no puedo ser presidente y usted lo sabe, pero cuando se refiere a finísimas personas, ¿Quiere usted que le haga una lista de finísimas personas que le acompañan?”
Lo cierto en todo esto es que los periodistas de México debemos unirnos en contra de tan nefastas agresiones provenientes de quien se ha querido erigir en el salvador de almas mexicanas, debemos escribir sobre sobradas torpezas e incongruencias y lo debemos hacer ahora, antes de que se sigan prendiendo cirios en las tumbas de quienes nos dedicamos a ejercer la libertad de expresión.
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