MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La salud también es un asunto de clases

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En el capitalismo, la salud ha dejado de ser un derecho humano e impera como una mercancía, tan valiosa como la vida misma, que quienes son dueños de los medios de producción hacen de ella un vil negocio, sirviéndose de la ciencia y la tecnología para amasar con ello grandes fortunas. Y, como toda mercancía, pueden adquirirla en el mercado quienes tienen los recursos necesarios para pagarla, siendo la de más calidad, la más costosa. Pero aquellos que solamente cuentan con su fuerza de trabajo para adquirir con ella un mísero salario, expuestos a todo tipo de enfermedades, son los que menos acceso a la salud tienen.

Es preocupante que Michoacán fuera el cuarto estado con el índice más alto a nivel nacional en carencia por acceso a los servicios de salud con el 51.2% de su población en 2022, lo que representa más de dos millones 531 mil personas, de acuerdo con el CONEVAL, y llevando la delantera en términos porcentuales por al menos un lustro. Otro indicador igualmente alarmante es el de la carencia por acceso a la seguridad social que en el estado alcanza el 62.8% de la población, es decir, que más de la mitad de los michoacanos no tienen asegurados los recursos necesarios para enfrentar situaciones como las enfermedades, accidentes, la vejez o el embarazo.

Estos índices se encuentran mayormente localizados en el occidente michoacano, principalmente en las regiones del estado más fértiles y más pobres: el noroeste (región Lerma-Chapala) y la región purhépecha. Destacan Tangancícuaro en primer lugar con el 63.6% de su población sin acceso a servicios de salud, Marcos Castellanos con el 63%, Nuevo Parangaricutiro con el 61.1%, Tancítaro con el 59.4%, Chavinda con el 54.3%, Sahuayo con el 54.1%, Venustiano Carranza y Tepalcatepec con el 53.1%, Coeneo con el 52.7%, Jungapeo con el 52.6%, Pajacuarán con el 51%, Huandacareo con el 50.9%, Santa Ana Maya con el 50.4% y Tangamandapio con el 50%. Asimismo, según el IMSS, son los jornaleros agrícolas, en primer lugar, y los trabajadores del transporte público, en segundo lugar, los más afectados en cuanto a la cobertura de salud en Michoacán.

Y la población afectada es la que resulta estar en situación de pobreza, la que no cuenta con los ingresos suficientes para internarse en los grandes hospitales privados, adquirir las vacunas, medicamentos u aparatos indispensables para sanar, e incluso prevenir cualquier tipo de enfermedad que se le presente y poder curar dignamente a sus familias. 

El desempleo y los bajos salarios están estrechamente ligados a este padecimiento social. Resulta que el 66.7% de la población en Michoacán se encuentra en el empleo informal, con un ingreso promedio de 160 pesos diarios; 46.4% de la población tiene un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos; 23% de la población tiene carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad; y finalmente, 41.7% de la población está en situación de pobreza, que si le sumamos la población vulnerable, como recomienda el economista Julio Boltvinik, resulta el 82.7% de la población en situación de pobreza. Son pues, la falta de salud y de seguridad social, un efecto de la pobreza que aqueja a los michoacanos. 

Se cumple un año desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su visita a Michoacán en enero de 2023, formalizó la transferencia de los servicios de la Secretaría de Salud de Michoacán (SSM) al Plan de Salud IMSS Bienestar, mediante cuya entrega las unidades de salud estatal pasan a ser operadas por el Instituto. Un simple cambio de forma, pero la causa no se mueve, no se ataca a la pobreza. ¿Y la creación de empleos formales, el aumento sustancial a los salarios, la inversión en infraestructura de calidad, el aumento del presupuesto al sector salud, dónde quedan? Se dice que se completará este proceso de federalización de los servicios de salud para marzo próximo, pero ¿podrá el modelo del IMSS Bienestar, con toda la artillería médica que acaba de emigrar a Michoacán, disminuir drásticamente en el corto plazo el acceso a la salud de los michoacanos sin tocar ni un ápice en la mejora económica de la población?, ¿podrá contrarrestar esta nueva política en salud a la gran desigualdad económica que aqueja a los mexicanos donde los que tienen más ingresos pueden tener acceso a la salud de alta calidad y los que tienen menos, o no tienen nada, no les es posible atenderse como se debe?

Desde mucho antes de que el presidente López Obrador llegara a la silla presidencial, Antorcha ya se encontraba luchado por lograr mejores condiciones de salud para el estado y ha encabezado miles de demandas en este y otros sectores. Desde hace ya varios años que el antorchismo michoacano ha  solicitado ante los diferentes gobiernos un gran hospital ahí donde más se requiere, en la Cañada de los once pueblos, sin obtener respuesta favorable. Desde hace 50 años que Antorcha ha convocado a la clase de los trabajadores a que se organicen para tomar el poder político en sus manos y erradicar los males que de la pobreza se derivan, reivindicando a la salud como un derecho del que todo ser humano debe gozar.
 

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