MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La Salud en México, más complicada con la 4T

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Hace unos días, el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo Aburto, compareció ante las comisiones unidas de Salud y Seguridad Social del Senado de la República y aseguró que el Seguro Social no le falló al pueblo de México y privilegió la atención médica a las personas, a pesar de cualquier diferencia política. Y estimó para este año un cierre de 80 millones de consultas en medicina familiar, 13 millones de consultas de especialidad, 983 mil cirugías, 5.3 millones de detecciones en diabetes y 14.5 millones en hipertensión arterial.

Según, esto es posible gracias a la estrategia nacional de recuperación de servicios ordinarios; pero dijo, “la pandemia no es pretexto, fue una realidad global, hizo más evidente muchos déficits que tenía el Instituto y en muchos casos esos déficits complicaron la atención de la pandemia”.

Y tiene razón, la pandemia hizo más evidente el fracaso en la atención médica que se le daba y sigue dándose a los mexicanos; el artículo 4to constitucional dice que todos tenemos derecho a la protección de la salud y es la misma ley la que definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud. Pero, ¿qué es lo que ha pasado, por qué los mexicanos seguimos teniendo un mal servicio en la atención, en la procuración y en la prevención de enfermedades?

Según, el doctor Miguel Ángel González Block, investigador asociado de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Anáhuac México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel III, “el sistema de salud mexicano consta de tres componentes principales: 1) Esquemas de seguro social basados en el empleo, 2) Servicios de asistencia pública para los no asegurados, y 3) Un sector privado compuesto por proveedores de servicios y aseguradores desvinculados del sector público, así como de fabricantes y distribuidores de dispositivos médicos y de productos farmacéuticos”. Y por otro lado, de acuerdo con una publicación de “El Financiero”, México es lentísimo en aprobar medicamentos pues tarda cuatro veces más que EU o Alemania, para la entrada de un nuevo medicamento al sector de salud pública se tarda 4.3 años desde que la farmacéutica solicita el registro sanitario del producto hasta encontrarse disponible, mientras que por rama terapéutica los oncológicos tardan hasta 5.2 años en llegar a instituciones públicas , todo esto de acuerdo al estudio “¿Mexico tiene acceso a la innovación farmacéutica?”.

México es la catorceava economía más rica del mundo, y tiene una población de casi 130 millones de mexicanos, pero con un sistema de salud tan desarticulado porque el acceso a la misma se da de forma injusta, no existe sistema universal que permita acceder a los servicios médicos de acuerdo a la enfermedad que padecen los mexicanos, si no a la capacidad de pago, además de la distinción entre unidades públicas y privadas. ¿La salud es entonces un negocio en México?, ¿por qué en la 4T sigue presentándose la misma situación si es un gobierno para los pobres?

Es más que evidente que la comparecencia del director del IMSS frente al Senado es un plato de rollos y cuentos para los mexicanos, que no se atreven a tragar un discurso que en la realidad es lo contrario, y si no pregúnteles a los inundados y muertos del Hospital de Tula o a aquellos que hacen filas a diario en los Hospitales para recibir un “mejoral”.

Si el gobierno federal no cambia la forma de garantizar acceso a la salud de todos los mexicanos, nunca tendremos un pueblo sano, y por eso nunca llegaremos a un “sistema de salud como el de Dinamarca”, Zoé Robledo miente al decir que el IMSS no le falló al pueblo; le ha fallado siempre y lo seguirá haciendo mientras no se privilegie un acceso universal a la salud. No hay de otra.

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