No, no es cuando nosotros queramos, debe ser cuando Óscar Leggs, edil de Los Cabos, y sus funcionarios prometen hacerlo.
Pero más importante: debe ser cuando las carencias sociales y educativas requieren las soluciones. El problema es que esas autoridades no cumplen los plazos que se han impuesto ellas mismas para resolver ante las comisiones de la preparatoria Moctezuma Ilhuicamina, con las que se han reunido muchas veces en sus oficinas.
El problema es que han incumplido reiteradamente con sus propios plazos, con argumentos impecables administrativamente, pero incumplen. El problema es que los maestros, alumnos y ciudadanos que conocen este asunto, reclaman con toda justicia el cumplimiento a quienes se supone que saben determinar sus propios tiempos en función de las reglas de su función administrativa.
¿Hay algo de malo en exigir que cumpla al que ofrece soluciones? ¿Significa eso “confrontar”? ¿Es incorrecto denunciar ante la sociedad al incumplido? El problema es que los incumplidos no desean que se señale y denuncie su falta de palabra.
¿Hay algo de malo en exigir que cumpla al que ofrece soluciones? ¿Significa eso “confrontar”? ¿Es incorrecto denunciar ante la sociedad al incumplido? El problema es que los incumplidos no desean que se señale y denuncie su falta de palabra.
Pero eso es lo que estamos señalando. Y eso no significa difamar o chantajear al funcionario, sino actuar cívicamente, es decir, como ciudadanos responsables: no rayoneamos, ni rompemos nada, ni pateamos, ni invadimos: al contrario, exigimos a nuestro pueblo a conducirse por las vías constitucionales, porque somos demócratas.
Esta explicación se debe a que, por trigésima primera ocasión, el dirigente estatal del Movimiento Antorchista, Ricardo Mendoza Madrigal, acompañado de una comisión estudiantil, se presentó el pasado viernes 21 de junio en las oficinas del edil de Los Cabos a solicitar la solución a diversos problemas de la preparatoria Moctezuma Ilhuicamina, ubicada en la colonia Gastélum, de la ciudad de Cabo San Lucas.
Son demandas planteadas desde hace tres años y se ha coincidido en que no son irracionales ni abusivas o cosa semejante, sino plenamente justificadas. Y nuestra comisión se volvió a presentar también porque, por trigésima vez, el edil aseguró que cumpliría y no lo hizo: sólo que esta ocasión, visiblemente disgustado por una denuncia pública que hizo el líder social en pleno palacio municipal, el edil le dijo a Mendoza Madrigal: “No va a ser cuando tú quieras”.
Entonces, personalizó a nuestro dirigente; le habló en segunda persona, pero para la ciudadanía y los estudiantes organizados lo que se dice oficialmente a uno de nuestros representantes se nos dice a todos: por eso respondemos en plural.
¿Por trigésima primera ocasión? Sí, y tal vez sean más de 31 veces las que hemos acudido a las oficinas municipales; algunas veces en reunión con importantes funcionarios y otras para ir a preguntar por los acuerdos tomados, pero sin falta hemos salido de dichas oficinas sin las soluciones principales acordadas, salvo algunas esporádicas ayudas asistenciales que se agradecen, pero que no son las de fondo, las verdaderamente fundamentales.
Y de eso hay testigos, porque nuestras comisiones son eso: comisiones. Antorcha no hace negociaciones a escondidas, a trasmano, los dirigentes antorchistas siempre se hacen acompañar por varios de sus compañeros, amigos y personas comisionadas, porque el pueblo debe aprender a participar en la gestión y defensa de sus derechos, y solo enfrentando las ineficacias y deficiencias de sus gobernantes es como aprenderá, incluso el más joven y novato, a entender que la forma vigente de la administración pública no es amiga del pueblo y que hay que transformarla.
Así tiene que ser si queremos que nuestra juventud y nuestro pueblo aprendan a tomar en sus manos su destino. Y esa práctica Antorcha nunca la va a abandonar porque forma parte de nuestra máxima misión de despertar a nuestro pueblo y mostrarle el camino para que adquiera valor, fuerza y exija, no mendigue sus derechos.
31 veces. ¿Hemos sido pacientes? Alguno pudiera decir “¿Pero por qué se han dejado tanto? Yo ya les hubiera hecho esto o lo otro”.
No, no se trata de venganzas o revanchas, sino de proceder legalmente, amparados por la ley: hemos respetado los acuerdos y plazos pedidos por la autoridad, eso es todo.
De acuerdo con la ley, la ciudadanía mexicana tiene el derecho a protestar y denunciar a sus gobernantes a fin de que corrijan el rumbo cuando tuerzan el camino que todo gobierno debe seguir, de acuerdo a esa misma ley o cuando finjan resolver.
31 veces. ¿Es injusto sentirnos engañados? Hemos leído en la prensa argumentos y datos muy serios que denuncian que la compra de votos se hizo ahora de manera “oficial”, con “programas sociales” a lo largo de estos seis años para garantizar el triunfo electoral del oficialismo, pero a los ciudadanos que decidimos unirnos y organizarnos de manera independiente, seamos o no de Antorcha, nos cierran cualquier solución a nuestras justas demandas, por poco que sea el recurso económico que se requiera para solucionarlas.
No desistiremos y no lo hará el pueblo de México, cuya inmensa mayoría no se manifestó a favor del oficialismo en estas elecciones, sumando votantes y no votantes.
Y no lo haremos también por una sencilla causa: seguimos teniendo razón, la pobreza real sigue aumentando, las carencias son cada vez más monstruosas y nos causan daño: las ayudas en dinero son buenas, pero no las resuelven de fondo, al contrario, solo las evaden y eso equivale, en asuntos socioeconómicos, a fomentar las condiciones de crecimiento de la pobreza: ese no es el camino que requiere México.
Invitamos a conocer nuestra propuesta política para México, nuestro proyecto de nación en www.movimientoantorchista.org.mx/nuestro-proyecto-de-nacion.
Por ello, convocamos al pueblo a unirnos, organizarnos y luchar y pedimos la solidaridad de todas y todos los ciudadanos, de la juventud noble y trabajadora.
Anunciamos que pasaremos ahora a denunciar con mayor fuerza los incumplimientos que nos han arrojado y emplazamos civilmente al gobierno municipal de Los Cabos a cumplir sus compromisos, una vez más. El plazo para la solución de los problemas de los humildes de México no lo determina nadie, lo impone la realidad.
Desde nuestro punto de vista, es cada vez menor, pero esta urgencia no tendrá la respuesta adecuada si quienes tienen en su poder la capacidad de solucionar se muestran insensibles. Insistimos en que la demuestren.
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