MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La Primavera Oaxaqueña no escucha a los jóvenes

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El rezago educativo en Oaxaca es un tema que se ha discutido mucho, pero poco se ha hecho al respecto. Seis de cada diez personas de 15 años o más no tienen instrucción formal o no han concluido la primaria, y doce de cada 100, no saben leer ni escribir, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Lo preocupante es que el retroceso va aumentando progresivamente, por ejemplo, en el año 2021, Oaxaca registró 15 % de deserción escolar en el nivel básico, mientras que, en 2022 este subió al 20 %, según la misma fuente estadística. Además, alrededor de 351 mil 511 personas son consideradas analfabetas, cifra que nos coloca en el segundo lugar a nivel nacional, sólo por encima de Chiapas. 

En una conferencia de prensa en el mes de enero del presente año, el gobernador Salomón Jara, dijo que en seis años habrá cero analfabetismo, con el programa “Alfabetismo para el bienestar”, que enseñará a leer y a escribir de manera gratuita a la población que se encuentre en rezago. 

Sin embargo, lo primero que salta a la vista es que podríamos aplaudir la intención de la 4T, pero en la realidad podemos ver que a todas luces será poco efectivo, pues no se trata de implementar buenas intenciones o deseos, sino de llevar a cabo, en los hechos, las acciones que verdaderamente combatan de manera integral el rezago educativo que presenta el estado, y no hay un plan que sustente que así será.

Por tanto, mejorar la educación no sólo requiere de buenas ideas y “buenos métodos pedagógicos”, sino de contar con una serie de condiciones indispensables, por ejemplo, la planta docente suficiente y con sus necesidades laborales, sindicales y salario adecuado; contar con la infraestructura escolar requerida, con alimentación y condiciones económicas idóneas de los estudiantes, y con los materiales didácticos necesarios, sólo por mencionar los más importantes. 

No olvidemos que Oaxaca tiene comunidades rurales donde no se puede estudiar por diferentes factores, por ejemplo, no hay escuelas cercanas, motivo por el que los jóvenes tienen que caminar kilómetros para encontrar una institución educativa o, las pocas escuelas que existen no tienen ni las mínimas condiciones en infraestructura, es decir, no tienen aulas, agua potable o luz y algunas no cuentan con maestros. 

En este sentido, podemos decir que este Gobierno no realiza esfuerzos suficientes para combatir el rezago, pues con el programa “Equipamiento a las Escuelas de Nivel Básico” destinó 19 millones de pesos, con lo que dotó de 14 mil 897 piezas de equipamiento a 133 centros educativos. Pero el problema es que Oaxaca tiene 11 mil 692  escuelas, es decir, se atendió el 1,1 % de las escuelas.

Como vemos, los intentos que hace la 4T en el estado son insuficientes: a este paso, estamos condenados a seguir por siempre en las mismas pésimas condiciones educativas.

La 4T sólo no educa a los hijos de los mexicanos humildes sino que los bloquean y reprimen cuando deciden participar activamente en la solución a sus carencias.

En resumen, no hay un compromiso serio con el mejoramiento de la educación sino sólo son promesas ante la sociedad. Para mejorar la educación, se tendría que empezar por combatir la pobreza, pues el problema no es de programas únicamente.

El investigador Bryant Leomar García Ruiz afirma que el principal factor que incrementa el índice de deserción escolar es la situación de desigualdades socioeconómicas en la población. Por ello, tenemos que buscar alternativas que ayuden a los sectores más vulnerables para que puedan estudiar los niveles básicos. 

Es importante señalar que la solución no vendrá de la clase política actual y de los gobiernos emanados de ella, quienes sólo hablan de los problemas que nos aquejan porque eso les permite atraer votantes, por lo que sus proyectos son una mentira burda.

Para que se mejore en serio la educación de nuestra niñez y juventud, la sociedad en su conjunto, aunque primero los maestros y estudiantes  se deben organizar y luchar por una educación integral y de calidad.

Por ello, cuando vemos que hay jóvenes y profesionistas que impulsan la creación y sostenimiento de albergues estudiantiles que intentan contribuir con la sociedad para que otros jóvenes puedan estudiar,  como los miembros de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), debemos en primer lugar apoyarlos, solidarizarnos con ellos y entender que es la falta de apoyo del Gobierno lo que los orilla a realizar actividades económicas como las colectas económicas y de víveres que les permitan subsistir y estudiar. 

A fin de cuentas, debemos ver en estos hechos la prueba del retroceso educativo en México, pues no sólo no educan a los hijos de los mexicanos humildes sino que los bloquean y reprimen cuando deciden participar activamente en la solución a sus carencias.

Esto no puede seguir así. No podemos permitir que las autoridades que obtienen sus salarios de nuestros impuestos y que tienen la obligación de atender nuestras necesidades con recurso público, mientan y se burlen de los jóvenes estudiantes. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, al que han acudido en más de cuatro ocasiones en este último mes los moradores del albergue “Rufino Tamayo” y “Clara Córdova Morán”, y del que solo reciben mal trato. 

A ellos, estudiantes de escasos recursos, debemos manifestarles nuestro apoyo y decirles que respaldamos su lucha con todo lo necesario, porque de esa lucha surgirá otro tipo de estudiantes, otro tipo de mexicanos que un día serán adultos y con sus triunfos y su combatividad, seguramente edificarán una patria más justa y equitativa.

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