Con suma preocupación, los antorchistas de todo el país hemos visto la actitud cerrada y obtusa del gobernador de Morelos de extracción perredista, el Lic. Graco Ramírez Abreu, quien una y otra vez ha negado la posibilidad de solución a las demandas que le ha venido solicitando un grupo de morelenses (de los más humildes y desprotegidos, por cierto) organizados en el Movimiento Antorchista Nacional, demandas de primera necesidad que le han sido planteadas de manera reiterativa desde el inicio de su administración y cuya solución traerá consigo el mejoramiento de las condiciones de vida a cientos de familias humildes, y entre las que se encuentran las relativas a la educación, vivienda, apoyos al campo, la salud y la seguridad.
Como cualquier gente de buena intención puede darse cuenta, las peticiones enarboladas por los morelenses no representan lujos o bienes suntuosos; por el contrario, son apenas una lista de derechos elementales para poder vivir de manera decorosa, y le guste o no al señor gobernador, le corresponde resolverlas, primero, porque así lo estipula nuestra Carta Magna; segundo, porque el pueblo trabajador hace su parte aportando con fuerza de trabajo su cuota respectiva para la creación de la riqueza nacional, de la que no recibe ni siquiera la parte equivalente para sobrevivir, así lo demuestran las escandalosas cifras de pobreza extrema que una vez y otra también se publican en los medios de comunicación y a través de organismos internacionales; y tercero, porque de no hacerse, lo único que logrará es agravar la marginación y con ello la inconformidad en el estado, muestra de ello son las recientes manifestaciones en su contra, encabezadas por personal y comunidad universitaria, así como por diversas organizaciones sociales.
Sin embargo, ¿cuál ha sido la respuesta del señor gobernador? En lugar de escuchar a sus gobernados, la actitud que ha adoptado, como la que comúnmente adoptan muchos que alcanzan un escalón en el poder, es la de una sordera absoluta ante el clamor del pueblo al que representan. Sobre la sordera, el señor Ramírez Abreu ha abonado la burla, pues luego de varias manifestaciones para que su administración atendiera a los inconformes, accedió a poner una mesa de diálogo de la que se levantó indignado porque los antorchistas se atreven a pedir la construcción de un albergue para jóvenes humildes. No contento con ello, después de rotas las negociaciones, sospechosamente iniciaron una serie de amenazas e intimidaciones en contra de la dirigente estatal, la ingeniera Soledad Solís Córdova, compañera nuestra y mujer abnegada, cuyo único delito ha sido el de entregar sus esfuerzos y su vida para encabezar a los humildes de Morelos. Esta política equivocada es harto conocida por los antorchistas del país, pues no es la primera ni seguramente la última vez que nos enfrentaremos a pseudo gobernadores izquierdistas, y le anticipamos de una vez que sus asesores lo están aconsejando mal, señor Graco Ramírez. Comete un grave error si cree que la sordera, la burla o las amenazas son el camino para callar las exigencias del pueblo. Nunca ha funcionado así, cuando menos no con los pobres organizados en nuestro movimiento.
Los pobres organizados en Antorcha han aprendido que no hay paladines en política, que no hay gobernante, por bien intencionado que sea, que resuelva sus necesidades de manera voluntaria; han aprendido que sólo la unidad y la fuerza de su cantidad les permitirán conseguir no sólo mejoras inmediatas para su entorno, sino incluso la construcción de un país más justo para todos; han aprendido que luchar no es un delito, sino la única alternativa para lograr que cambien sus condiciones de marginación y de pobreza.
Dadas estas condiciones y sabedores de que sólo la unidad y la lucha serán capaces de vencer voluntades tan cerradas como la del gobernador morelense, los antorchistas a nivel nacional hemos decidido prestar todo el apoyo a nuestros compañeros. En una muestra de la solidaridad que nos caracteriza, haremos valer el derecho de los morelenses humildes en cualquier actividad que emprendan, tanto para denunciar las injusticias de las que son víctimas como para exigir, en todas sus manifestaciones, que se dé solución a su pliego petitorio.
Los antorchistas del país entero estamos trabajando duro y todos los días para organizar a los que como nosotros sufren el avasallamiento de los poderosos; desde Baja California hasta Quintana Roo, vamos como el sembrador, depositando la semilla de la inconformidad en la conciencia del pueblo para sembrar futuro, y siempre respondemos como lo sentencia uno de nuestros principios más importantes: como un solo hombre ante las adversidades que se nos presentan. Es por eso que todos los antorchistas del seccional Atlixco, manifestamos nuestro respaldo total a los morelenses encabezados por Soledad Solís y aprestamos nuestros esfuerzos para cualquier eventualidad que se presente en beneficio de quienes han sido desplazados del desarrollo y bienestar social y que hoy están tomando consciencia de su fuerza y su capacidad para construir un país mejor para todos.
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