MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La poesía, herramienta de los más humildes

image

El universo entero conocido, es decir la realidad material, no se mantiene inmóvil, idéntico a sí mismo eternamente, sino que siempre se mueve, cambia y se transforma constantemente, se desenvuelve en el espacio y el tiempo; este movimiento no es al azar, no es caótico e impredecible, sino que está sujeto a leyes precisas, las cuales, permiten a la mente del hombre ampliar y profundizar de manera ininterrumpida el conocimiento, la asimilación y el dominio de la materia para ponerla al servicio de ese mismo hombre, o de la sociedad en general.

Esta es la visión del materialismo que Marx acuñó, pero redondeo con las leyes descubiertas por Hegel, aplicándolas al movimiento de los fenómenos, y que se sintetizó en lo que hoy conocemos como materialismo dialéctico.

Además, incorporando a la sociedad humana como parte de ese universo material en que vivimos y que se encuentra sujeto a las leyes de la dialéctica, Marx le da a la historia humana una base material en que se erige- un modo de producción- y estás leyes generan un desarrollo histórico, que se refleja en la necesidad de mejorar constantemente esa forma de producción económica, es decir, el perfeccionamiento del modo de producir y reproducir la vida material de la sociedad. Con esto, el marxismo le imprimió un carácter científico a la historia humana, pues la asienta sobre hechos concretos y además conmensurables, logrando con esto darle un fundamento terrenal, material, al pensamiento humano, incluidos sus manifestaciones más sutiles, bellos y deslumbrantes como la filosofía, la religión, la moral y el arte; dándole a todas estas formas de conciencia social un origen en la base económica, en la estructura, la cual las provoca y determina.

Resumido todo esto, al modo en que los hombres producen sus satisfactores para vivir, Marx le llamó base o estructura del edificio social; a la producción de ideas o formas de la conciencia social que surgen dentro del mismo modo de producción la llamó superestructura. Luego entonces, la historia de la sociedad es el relato y análisis de la evolución indisoluble de estructura y superestructura, poniendo de relieve las leyes dialécticas que gobiernan este proceso.

Esto se confirma desde la aparición de la propiedad privada, causa profunda de la división de clases, las cuales luchan, unas, porque prevalezca el sistema que les beneficia, y otras, porque cambie y se transforme, de ahí la afirmación de que la superestructura sirve como herramienta de sometimiento y aceptación de la estructura, pero a la vez, que ésta, determina los cambios en aquella; por ello, las clases dominantes se han empeñado siempre en tener a su servicio a los creadores de las artes y de cultura en general, por ejemplo a los poetas, pues quieren que los poetas hablen bien de ellos, que les hagan elogios y ensalcen al sistema social que ellos dominan; quieren, pues, que los poetas sean peones al servicio de los intereses de la clase dominante, logrando con esto que el poeta se crezca y se considere superior a la humanidad, alejándose de la masa, del pueblo, pero acercándose a los intereses de los poderosos.

Pues bien, el Movimiento Antorchista considera que esto último es totalmente contrario a la naturaleza misma del poeta, pues si bien es cierto el poeta es un artista de mucho valor, que provoca en el hombre los sentimientos más sublimes mediante el manejo bello de la palabra, el poeta es ser un ser humano, el poeta es hijo de hombre y de mujer como todos nosotros. Luego entonces, el poeta, por muy profundo que vea, por muy alto que piense, o muy bello que sienta, todo lo que el poeta sabe, piensa y siente, lo recoge de la sociedad, lo recoge de la vida material que nos rodea; tiene, pues, un origen social e histórico.

Y es en este contexto, en que Antorcha considera con toda claridad que la grandeza de los poetas no sólo reside en la eficacia y belleza de su lenguaje, sino que, la profunda calidad del poeta radica en el mensaje que nos quiere transmitir, en los problemas que le preocupan del mundo material, que lo agitan y conmueven, es decir, su grandeza radica en la causa a la que sirve, en la causa al servicio de la cual pone su talento y maestría.

Por eso, nuestra organización, desde su origen, ha considerado a la cultura como un elemento de transformación del pensamiento humano, pero sobre todo, que provoca en el hombre en general, la asimilación de la injusticia en que vivimos, producto de las contradicciones que se dan en el modo de producción, en la estructura económica, y que, por tanto, con una forma de pensamiento distinto, producto de un enfoque social de la cultura, nos decidamos a cambiar el modelo económico actual, por uno mejor, equitativo y humano.

Por ello, año con año en todos los rincones del país, promovemos el canto, la música, el teatro, el baile, la danza, la pintura, la oratoria y la poesía. Porque en el antorchismo consideramos que todas estas y en particular la poesía, permitirán tarde que temprano, junto a un pueblo organizado y decidido, cambiar el estado de cosas.

Así que invitamos a todos los amantes, aficionados, maestros y público en general a que se acerquen a la poesía y participen en nuestra Jornada Nacional de Declamación, que realizaremos el próximo 25 de febrero en el emblemático Teatro Juárez, de la capital oaxaqueña, y juntos hagamos de la poesía un vehículo para transmitir filosofía, economía, política, para propagar la problemática cotidiana del hombre, a través de los versos de poetas como Díaz Mirón, Enrique González, Antonio Machado, Pablo Neruda, José Martí y muchos más, pues como dijo el poeta español Gabriel Celaya:

[..]Se dicen los poemas 
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, 
piden ser, piden ritmo, 
piden ley para aquello que sienten excesivo.

[..]Poesía para el pobre, poesía necesaria 
como el pan de cada día, 
como el aire que exigimos trece veces por minuto, 
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan 
decir que somos quien somos, 
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. 
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo 
cultural por los neutrales 
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. 
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

[..] Son palabras que todos repetimos sintiendo 
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. 
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. 
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más