A finales de 2019, el mundo tuvo conocimiento del brote de una nueva cepa de coronavirus en la provincia de Wuhan en China, conocido también como Covid 19. Situación que en ese momento no causo ninguna alarma, y pasó desapercibido por muchos países y sus autoridades; sin embargo, con el pasar de los días, a través de los noticieros nos informaban sobre el rápido crecimiento en la tasa de infección y una tasa de mortalidad considerable, sobre todo para las personas con enfermedades y padecimientos crónicos.
En nuestro continente se registró el primer caso positivo de Covid 19 el 21 de enero en el estado de Washington en Estados Unidos, que era un pasajero proveniente de China. Para Latinoamérica el primer caso registrado fue el 26 de febrero en Brasil. A raíz de la llegada del virus y las desestimaciones, sumado con la ausente aplicación de medidas enérgicas para prevenir la propagación del mismo, nos ha llevado a un panorama desolador a nivel mundial. Al día de hoy se contabilizan más de 242 mil defunciones en todo el mundo, sin mencionar el colapso económico a raíz de que muchas empresas y negocios han dejado de realizar sus actividades normales y que indudable ha causado una tasa de desempleo no vista en muchos años, todo lo anterior debido a la contingencia aplicada en el planeta entero.
México no está exento del escenario previamente tratado (desestimar la peligrosidad del coronavirus), basta con recordar aquellas palabras de nuestro flamante presidente de la República en la mañanera del 2 de marzo, restando importancia a los contagios por coronavirus, aun cuando en muchos países la situación había empeorado, "hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada" (sic). Lo anterior sucedió a poco más de un mes de surgir primer caso positivo en el país vecino.
Sin embargo, 25 días después, tuvo que retractarse de su mentecata actitud, y en la noche del 27 de marzo mediante un video, hacía la invitación a la población a resguardarse y permanecer en casa. Al fin se había dado cuenta de la realidad del problema. Cabe señalar que al día de hoy en nuestro país tenemos más de 26 mil casos confirmados y ya rebasamos las 2 mil 600 defunciones, y de acuerdo a los datos del gobierno se espera que entre el 6 y el 9 de mayo se registre el número más alto de contagios.
Con respecto a la situación que aguarda el estado de Puebla por el coronavirus más la crisis económica que ha provocado la pandemia y los altos índices de pobreza, dan como resultado un panorama sumamente grave, ya que para empezar varios comercios han bajado sus cortinas ante la exigencia de las autoridades sanitarias de prevenir aglomeraciones de gente y así poder evitar crecer la tasa de contagios por coronavirus.
La tasa de desempleo en Puebla es muy alta, hoy miles de personas que se dedican al mal llamado "comercio informal" han frenado sus actividades económicas y se han visto seriamente afectados en estos días, los cuales sin duda alguna necesitan ayuda del gobierno federal y estatal para pasar una contingencia con alimento seguro para ellos y su familia. Pero vayamos a los datos para ver la triste realidad del panorama en el estado y en nuestra región, la Sierra Norte.
De acuerdo a las cifras del CONEVAL, de los 6.2 millones de habitantes que somos en Puebla, 3.78 millones padecen pobreza y 679 mil personas más viven en pobreza extrema, es decir más del 50 por ciento de la población en Puebla vive en pobreza. Por otra parte, llama la atención que del total de habitantes, 1.17 millones de personas tienen limitaciones en el acceso a los servicios de salud y 1.48 tiene problemas graves con los servicios de alimentación, es decir que ni antes de la contingencia la gente tenía asegurada su alimentación, hoy el asunto está peor.
Si revisamos el escenario que presenta la pobreza en la Sierra Norte es aún más crítico. De acuerdo a la regionalización del gobierno del estado, la Sierra Norte comprende 19 municipios que juntos tienen una población de 413,720 habitantes, de los cuales 153,414 personas son indígenas. La población que vive en pobreza y pobreza extrema son 356,388. Y peor aún, 67,634 personas carecen del acceso a la salud, teniendo en cuenta que con la pandemia que estamos atravesando y suponiendo que gran parte de la población se infectara, la mayoría quedaría a la deriva de conseguir atención médica y encontraría fácilmente la muerte.
De acuerdo a los datos que también presentó del CONEVAL, 97,723 personas tienen carencias en el acceso a la alimentación. Indudablemente, con la pandemia y las actividades económicas prácticamente paralizadas, la situación en la que viven es sumamente complicada.
Desde hace más de un mes, le han pedido a la gente que se quede en casa, sin embargo las cifras del gobierno en Puebla también desnuda que la gente no pobre y no vulnerable, apenas rebasa el medio millón de los 6.2 millones que vivimos en el estado, es decir, es prácticamente imposible que la gente se quede en casa sin tener ingreso económico, ya que muchos de ellos "van al día" y no cuentan con ahorros suficientes para pasar una contingencia en casa y sin realizar actividades.
Por lo anterior y por los testimonios que han surgido en las redes sociales, es urgente que las autoridades de los 3 niveles de gobierno, se pongan a trabajar en serio para solucionar el problema de falta de insumos alimenticios de miles de desempleados en la Sierra Norte. Sabemos que algunos municipios están realizando entrega de despensas para tratar de ayudar un poco; sin embargo, como casi siempre sucede, a mucha gente no le llegan los apoyos y por otro lado las despensas apenas alcanzan para dos o tres días.
Es por ello que urge que el gobierno de la Cuarta Transformación implemente un plan nacional de alimentación para no dejar desamparada a la gente desempleada. De igual manera, es necesario que se ponga atención en equipar correctamente los hospitales y que específicamente cuenten con los insumos materiales y humanos para atender a la población que así lo requiera. Si las autoridades hacen oídos sordos a estas peticiones de la gente, estaremos ante el fracaso inminente de la Cuarta Transformación. O, ¿ya se les habrá olvidado su lema de campaña de "primero los pobres"?
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