Mientras la sociedad se encuentre dividida entre poseedores de incalculables fortunas, y un pueblo trabajador generador de esa riqueza, pero que no pose lo más elemental para una vida digna, seguirá existiendo el fenómeno de la pobreza, entendiendo por pobreza la insatisfacción de las necesidades más elementales para que una persona o familia pueda vivir dignamente, tales como, la falta de oportunidad de estudiar, no tener acceso a la salud, no contar con una vivienda digna, no tener acceso a los servicios como agua potable, electricidad y drenaje en sus viviendas, no tener un empleo, y sobre todo no tener seguro el alimento, base fundamental para para mantener la vida. Familias que se encuentran en esta situación existen millones en el mundo entero.
En nuestro país, por ser una nación que mantiene un régimen capitalista, y un modelo económico que privilegia a la clase poderosa, cuyos gobiernos mantienen la hegemonía de esta clase que acapara la riqueza social, mientras que al pueblo solo le dan dadivas, ha ocasionado que esta política no solo aumente el número de pobres, sino que está haciendo más pobreza los pobres; hay pobreza en el aspecto económico, educativo, moral. En nuestros días estamos viendo una de las contradicciones más grandes de este modelo económico propio del sistema capitalista, los grandes descubrimientos científicos y el desarrollo de la tecnología ha permitido que la humanidad pueda producir, tanta alimentación que sería suficiente para garantizar el alimento a toda la población del mundo, y de hecho la produce, pero en forma de mercancía y no todos, la inmensa mayoría no tienen acceso a ella.
Cuando en el 2018 Andrés Manuel López Obrador gano la presidencia y en diciembre toma posesión de ella, la mayoría del pueblo mexicano tenía la esperanza que este gobierno reduciría la situación de pobreza o cuando menos mejoraría las condiciones sociales de los 132 millones de mexicanos. La realidad es muy cruda, a cuatro años del gobierno morenista, no se redujo el número de pobres, por el contrario, la cifra cada día está más alta. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (CEPAL), reportó que, en el 2018, en México había 52 millones de pobres, para el 2020, según esta Agencia Latinoamericana estimaba que nuestro país tendría 55.6 millones de pobres, esto representa el cuarto lugar entre los países de América Latina con una población de pobres. Sin embargo, la misma agencia afirma que, para estas fechas del 2022, las cifras de la población mexicana con pobreza ya son equivalente a los 55.6 millones de ciudadanos”. Pero eso no es todo, debido a la reducción del Producto Interno Bruto, es decir muy poco crecimiento económico ocasionado por la falta de inversión y nula generación de empleos, la CEPAL confirma que para este 2022, el número de pobres aumentará 58.1 millones de mexicanos. pero hay que reconocer que esta cifra está muy reservada, pues la situación de pobreza, derivada de la nula acción del gobierno de la 4T, y de su política de ayuda monetaria a las familias para comprar conciencias, está hundiendo a nuestro país porque se le está inculcando el espíritu de “recibir” pero no se fomenta la necesidad de producir.
La realidad es muy diferente a los datos oficiales y de algunas organizaciones no gubernamentales, porque tienen sus propios métodos de medición de la pobreza, pero la vida de millones de mexicanos está en deterioro, la falta de alimentación y de las condiciones deplorables de las viviendas, la nula atención médica y nada de oportunidades de empleo está acrecentando el minero de pobres en nuestro país. Es casi seguro que los pobres son el doble de las cifras oficiales, es decir, es que ya somos más de 90 millones de pobres, es decir el 73% de una población de 132 millones; dicho de otro modo, casi cien millones de mexicanos padecen algún grado de pobreza, lo que equivale a 8 de cada 10 mexicanos.
La pobreza en México es un problema estructural, es decir, mientras prevalezca un modelo económico que beneficie a un solo grupo y no a la sociedad entera, la pobreza seguirá existiendo, y menos si se aplican programas encaminados al control político como los de la 4T. y hacer obras que no tiene ninguna seguridad que serán detonantes en la economía, como la construcción del tren maya, que no se reflejara en un mejoramiento del nivel de vida no solo de la región sino del país entero. Ahí tenemos el ejemplo del tren que recorre la ruta de los tarahumaras en el estado de chihuahua, la situación de vida de los nativos no solo ha mejorado, sino que está empeorando.
La solución sería cambiar el modelo económico, por otro que sea más social, para eso es necesario desplazar a la clase política que nos gobierna, tiene que ser el pueblo el que gobierne para toda la sociedad, tenemos que organizarnos en torno a un nuevo partido político capaz de aglutinar a los empresarios, intelectuales, la clase trabajadora y al pueblo en general que quieran una patria justa. Sera necesario modificar la forma de recabar los impuestos que en la actualidad es regresiva, la clase rica no paga impuestos, éstos recaen sobre las clases medias y los consumidores en general que somos la inmensa mayoría, se requiere una política de impuestos progresivo, es decir que paguen más los que ganan más, será necesario la generación de empleos y bien pagados, dejar de ser el único país en América latina donde los salarios son de hambre y las jornadas laborales más prolongadas; se debe aplicar una política distributiva más justa en el gasto social, es necesario invertir en la infraestructura social, pero no descuidar ni abandonar, como lo está haciendo el gobierno morenista, y atender el problema de la salud, educación inseguridad, etc. solo así se estaría combatiendo verdaderamente la pobreza.
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