MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La lucha popular debe intensificarse

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Desde hace más de 50 años los antorchistas hemos convocado al pueblo a unirse y organizarse para que, mediante el trabajo conjunto, eleven su calidad de vida. Tenemos claro que hay problemas complejos que son irresolubles en la forma actual en que funciona la sociedad, pues los dueños de los medios de producción producen mercancías de forma creciente y abundante, pero estas sólo están al alcance de los que tienen dinero para consumirlas; de tal forma que es posible que el obrero, comerciante o trabajador en general labore jornadas extenuantes, pero no tenga lo mínimo para satisfacer las necesidades de alimento, vestido o vivienda.

La llegada de López Obrador al poder y la campaña emprendida contra los movimientos sociales, amparada en un supuesto combate a la corrupción, constituyeron un pretexto idóneo para que en todos los niveles se negara atención a los grupos organizados.

Sin desconocer tal premisa y a pesar de existir el marco legal contenido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde tan sólo en los primeros diez artículos se consagran los derechos elementales de nuestro pueblo, la realidad demuestra que, como me he referido en otras ocasiones, son derechos contenidos en el papel, pero son auténticas peripecias para materializarlos.

La llegada de López Obrador al poder y la campaña emprendida contra los movimientos sociales, amparada en un supuesto combate a la corrupción, constituyeron un pretexto idóneo para que en todos los niveles se negara atención a los grupos organizados; nunca se atrevieron a eliminar los derechos constitucionales, pero por la vía del hecho se conculcaban, pues en múltiples ocasiones, al acudir a instancias gubernamentales, se espetaba la cantaleta: “no se atienden a grupos, ni en bola, sólo a individuos en “forma directa” y sin “intermediarios””, pero cayeron las máscaras y, de igual manera, tricolores, azules y más los guindas la emprendían en contra del pueblo organizado.

Lo anterior, más la desaparición de programas y recortes presupuestales, sostenidamente se convirtió en justificación permanente para repetir, una y otra vez, “no hay”, “no puedo”, “no tengo”; y, a nivel municipal, se acentuó drásticamente el problema. En los últimos siete años han sido múltiples las dificultades que ha enfrentado el pueblo organizado y, evidentemente, los alcaldes, “justificadamente”, se niegan la mayoría de las veces a resolver las demandas ciudadanas.

Por ello, lo acontecido recientemente en Pánuco, donde mis compañeros acudieron a solicitar concreción a un pliego petitorio expuesto desde hace más de un año al presidente Juan Rodríguez Valdez, se enmarca dentro de lo descrito con anterioridad, pero hay dos hechos que quiero destacar; en primer lugar, que les hayan espetado a los dirigentes que “les hacían el favor” de recibirlos, pues no eran del municipio, un auténtico despropósito, pues la ley no establece que sólo debe atenderse a gente del municipio en cuestión; “de honrar la ley que se juramentó” olvidemos cualquier posibilidad.

En segundo lugar, llama la atención el reclamo expuesto por el munícipe, que dijo “ustedes ni me apoyaron”; una vez más, la ley al bote de la basura. ¿Acaso considera el presidente que sólo debe atender a sus partidarios?, ¿alguna vez habrá escuchado aquello de gobernar para todos?

Al final se estableció una mesa de diálogo y se establecieron algunos acuerdos e incluso hay una promesa de una reunión próxima con quien esto escribe para ratificar los acuerdos; sin embargo, creo conveniente traer a cuenta los hechos descritos para invitar a los antorchistas a dar la batalla, a poner al descubierto esa política formulada contra los grupos organizados y perseverar en la lucha hasta encontrar soluciones, pues, como se dijo al principio, algunos problemas son consustanciales al sistema, pero, en tanto se logra un cambio radical y profundo, es necesario luchar por el bienestar paulatino; por ello no dudemos, perseveremos en la lucha; en algunos municipios como Loreto, Pinos, Valparaíso o Vetagrande hay desdén absoluto, no hay de otra más que apresurar el paso, ¡más temprano que tarde venceremos!

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