MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La juventud mexicana merece una educación de calidad

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Hace ya tres meses que regresamos a clases presenciales, en  una modalidad mixta, en donde entramos nuevamente en contacto el alumnado y los profesores. Regresar después de casi año y medio, ha sido muy grato, sobre todo, por el encuentro con los jóvenes alumnos, que sin duda alguna, son el sector de la sociedad más maltratado a causa de la pandemia pues, su educación se ha visto afectada seriamente, por la suspensión de clases y por la falta de condiciones tecnológicas en sus hogares que les ha impedido apropiarse de los contenidos, como deberían ser. Basta verlos y escucharlos para descubrir el verdadero impacto de la pandemia en sus vidas. 

Mucho se ha dicho, que los jóvenes son el futuro de nuestro país y el mundo; y, aunque suene sumamente trillado, así lo es. Hoy, esta afirmación me genera tormento pues, ¿qué futuro les espera a nuestros jóvenes, dadas las condiciones económicas, políticas, sociales y hasta ambientales de la actualidad? ¿Tendrán ellos idea de lo que realmente les espera?

Lamentablemente, muchos jóvenes desconocen su papel en la sociedad, los problemas que acontecen y el futuro que se dibuja a partir de las problemáticas actuales. Pero no es su culpa pues, distingo una lucha férrea, entre una minoría que se esfuerza por educar al estudiante para despertar su conciencia, contra otra aplastante mayoría, que le incita explícitamente a la degeneración total, a través de múltiples formas, como películas, canciones, series, telenovelas, caricaturas, revistas y literatura barata; donde se promueve una ideología creada, para cumplir con estereotipos determinados, que contemplan el uso desmedido del alcohol, la pornografía, el tabaquismo y la drogadicción; en resumen, se les invita a la frivolidad, a ver la vida como un instante, sin pasado ni futuro, como si nada importase, solo el hoy, y así actúan, tomando decisiones apresuradas sin pensar, que no siempre los llevan por buen camino. 

Y aunque los jóvenes tienen un referente en figuras de autoridad que determinan su forma de ser, es decir, sus padres y maestros; hay un problema real, pues los padres de familia, por muy nobles o preparados que sean, viven trabajando y esa es la actividad principal que les absorbe todas las energías y la mayor parte de su tiempo; son servidores fieles del capitalismo aunque no lo quieran, porque no tienen otra opción. Desafortunadamente, el magisterio en México adolece de una formación de calidad pues, desde las escuelas formadoras, se arrastran deficiencias graves, generalmente por falta de inversión en la educación. Y puesto que nadie puede dar lo que no tiene, aquí se cumple la regla. Y en este vacío de autoridad y ejemplo, entran como la humedad, los prototipos que han sido creados para los jóvenes: los rebeldes sin causa, los intransigentes, los raros, los únicos, etc. 

Considero que el problema de raíz es la falta de inversión a la educación, ciencia y la tecnología, cultura y deporte. Las cosas andan mal, y deben mejorarse.  El gobierno actual tiene una deuda con el país y ha quedado a deber estrategias que curen heridas graves del sistema educativo. Urge un rediseño en los planes y programas de estudio, explicitar allí nuevos y necesarios rumbos de la educación. 

En Antorcha Magisterial, consideramos urgente un cambio en el perfil del egresado, que considere: el dominio suficiente, en extensión y profundidad, de todo el contenido programático del nivel correspondiente; el conocimiento preciso y riguroso sobre el verdadero papel de la ciencia en el desarrollo y mejoramiento de la vida humana; la revalorización profunda del trabajo manual, del trabajo físico, de la capacidad, habilidad (y placer estético, incluso) de saber “hacer algo con las manos”, pues creemos que el  trabajo manual productivo, inteligente y dosificado conducido por educadores convencidos de su necesidad y utilidad, puede generar y desarrollar actitudes humanas como la solidaridad, cooperación, laboriosidad, honradez personal, humildad, bondad, espíritu de sacrificio y el desinterés; algo sumamente complejo en la actualidad, donde se promueve la acumulación exagerada, es decir, el placer de tener por tener.

Sin embargo, nada de eso será posible sin la voluntad del Estado, que de manera precisa, en mi opinión, debería cumplir lo siguiente: a) garantizar, en todos los niveles, la plena cobertura educativa; b) garantizar homogeneidad en la calidad de la educación; c)  garantizar maestros altamente capacitados; d) brindar verdadero apoyo a los estudiantes para satisfacer servicios elementales, como alojamiento, artículos de aseo personal, alimentación, medicina, transporte, servicio de biblioteca, instalaciones deportivas y otros semejantes, que podría hacerse a través de becas por un monto suficiente o  escuelas con servicio de internado; e) garantizar la continuidad de los estudios de todo alumno con un rendimiento escolar destacado, hasta el nivel que él desee; f) propiciar la formación cultural, cívica y deportiva para lograr hombres y mujeres sanos de cuerpo y de mente. Esto, entre otros aspectos complementarios, creemos que bien pudieran hacer la diferencia en la educación de nuestro país.

El gobierno de la 4T, debe prestar vital atención a la situación que guarda la educación, y dejar de verla como un servicio más dentro de la sociedad, para conceder el papel trascendental en la historia de la humanidad que de verdad merece. La inversión seria es urgente, pues, aunque, organismos internacionales como la Unesco, recomiendan una inversión mínima del 8% del PIB a educación, y el 1% a ciencia y tecnología; en México, se invierte entre 5.6% y 5.9%, y se desaparecieron apoyos importantes a la ciencia y tecnología, lo que podemos considerar un retroceso grave.

Es por eso que, los maestros con vocación, estamos llamados a despertar la conciencia de todos los jóvenes que llegan a nuestras escuelas, desarrollar en ellos la capacidad de análisis y reflexión, que les permita entender los problemas sociales, ser solidarios con los demás, y la valentía, para querer ser un agente de cambio a pesar de los sacrificios que eso implique. Sé que nuestra tarea no es fácil, pero es necesaria y urgente para la humanidad. ¡Luchemos por una educación de calidad, por el bien de todos!

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