Es momento para reflexionar acerca de cómo debe de ser nuestra participación en la elección estatal y nacional; no debemos de olvidar que los partidos políticos existentes tienen objetivos precisos, definidos, y a través de estos, en un programa, defienden los intereses de la clase a la que representan.
Así tenemos que el PRI, PAN, PRD, Morena, etcétera, son partidos que agrupan en su seno sectores populares, del campo, obreros, intelectuales y a ciudadanos; es conocido también, que varios de ellos buscan combatir la pobreza, la desigualdad y la injusticia en que vivimos los mexicanos. El mismo partido de Morena llegó al poder manejando como objetivo su lucha contra la injusticia y la corrupción, y, todos, todos los partidos políticos, como podemos ver, buscan de una manera u otra ganarse la confianza del electorado, pero en los hechos han renunciado a sus objetivos porque su meta nunca ha sido el cambio de sistema social.
En la contienda electoral estatal, es importante señalar que la mayoría de los competidores, cuando menos los participantes a nivel gubernatura y diputaciones federales, han brincado de un partido político a otro para poder competir, los llamados chapulines, situación que ha sido objeto de la crítica ciudadana para señalarles que realmente no los mueven los objetivos y principios de partido, sino el interés de llegar a un puesto sin importar el prestigio que conlleva permanecer firmes a determinados principios.
Otra característica de los participantes es que varios de ellos son gente vieja en la política, y que, por lo tanto, ya son bien conocidos por los nayaritas sin que descuelle uno solo, por ser ejemplar, o que se mencione que ha hecho un trabajo bueno en beneficio de los ciudadanos.
Tenemos a los que le apuestan, como se dice en el norte al “prestigio” que tiene el presidente de nuestro país (haciendo un uso claramente electoral con los programas sociales) para tratar de colgarse en algún cargo, pero que, está bien claro que no han dado muestras de haber hecho algo realmente destacable por su distrito, este es el caso concreto de los diputados federales por Nayarit.
Y, por último, vemos también que hay funcionarios públicos que han renunciado recientemente a sus cargos con el interés de participar en la contienda, amparados en el derecho que se tiene como ciudadanos, pero sin ningún remordimiento interno de conciencia, de preguntarse si realmente amerita su participación hacia un nuevo cargo dado el mal resultado de su trabajo como funcionario público.
Creo desde mi modesto punto de vista, que es en esto donde nos debemos de guiar los ciudadanos, ¿qué cosas han hecho los partidos políticos por el pueblo de Nayarit? ¿qué cosas han hecho los que ahora están compitiendo como para que la gente los vuelva a elegir? La respuesta es, prácticamente nada.
Es importante recordar esto porque la ofensiva de los partidos políticos por barrios y comunidades marginadas está al orden del día, dice el certero dicho popular, “al nopal solo lo van a ver cuándo tiene tunas”, los políticos solo se acuerdan de la gente cuando la necesitan para que ésta valide o legalice sus fechorías ya en el poder. Eso es lo que está sucediendo.
Se requiere que el ciudadano abra los ojos y empiece a enjuiciar, a cuestionar el actuar de los políticos, a confrontarlos y a exigir que se necesita de representantes que cumplan con lo prometido, para que el político vea que no tan fácilmente se volverá a burlar a la población, ahí tenemos el ejemplo más grande, el daño terrible que le está propiciando Morena y sus funcionarios públicos al país, con sus políticas erróneas en materia de salud, economía e inseguridad; realmente, el problema es generalizado, ningún partido se salva de tener este mal, de tener políticos que creen merecer dirigir a la gente en un puesto público, cuando realmente se han comportado en el pasado con prepotencia, indiferencia, negando la mayoría de las veces la solución a los problemas porque creen que el poder es para saquear y no para servirle a la gente.
Por último, quiero decir que, a nivel estatal hay una organización social llamada Antorcha que se ha propuesto contribuir a que la gente abra los ojos, a hacer un llamado a que formemos un frente estatal de lucha de los sectores más desprotegidos, para que organizados, y con la fuerza numérica de la gente, no permitamos que nos siga gobernando el partido actual en el poder en México, y además, a que localmente, en Nayarit, elijamos a gente que sí cumpla con sus compromisos y se descarte a aquellos que no le han respondido al ciudadano.
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