En América Latina, México es el segundo país con más deserción escolar; si antes de que iniciara la pandemia, ya se registraban niveles alarmantes de deserción, sin que se tomaron las medidas necesarias, ahora, que se dice que la pandemia está pasando, el número de estudiantes que abandonan sus estudios está por los cielos, pues se registran 5.2 millones, entre niñas, niños y jóvenes que abandonaron la escuela. Es sabido que la educación en México está por los suelos, y lo peor de todo esto, es que los gobiernos actuales no hacen casi nada, y no se preocupan por mejorar esta situación.
El informe de Finanzas Públicas y la Deuda Pública, en el mes de abril, dio a conocer esto con información correspondiente al primer cuatrimestre del año. Dado que ya están en las clases presenciales en varias instituciones, se dijo que, “el gasto en educación reportó recursos ejercidos por 240,425 millones de pesos, lo que significó una reducción de 13.8 por ciento en comparación con el mismo periodo del año previo” (El Economista, 06 de junio de 2022, 00:26). Aquí se demuestra que el gobierno no tiene pensado invertir más recursos en educación, y esta falta de inversión también provoca que los jóvenes pierdan el interés por estudiar, pues he escuchado comentarios, afirmando que no sirve la educación que les dan en las escuelas, provocando desinterés de parte del estudiante.
Un gran ejemplo lo constituye el hecho de que las escuelas no tengan las aulas equipadas con el mobiliario adecuado para dar o recibir una clase, buscando por lo menos que los alumnos estén cómodos; pues se ha demostrado también que, entre menos adecuado sea el lugar menos atención pone los estudiantes a la hora de tomar una clase. Se necesita también que el gobierno se preocupe de que los maestros estén preparados y capacitados en sus materias, pero que, al mismo tiempo, su conocimiento sea amplio para que así tengan mejores argumentos, y así el aprendizaje sea más amplio y fructífero hacia el estudiantado.
La educación debe tratar de seducir a los jóvenes con el conocimiento, y de esta forma poder animarlos para que sigan estudiando. Cuando el estudiante se da cuenta de que su maestro no domina totalmente el tema que expone, éste pierde el interés sobre la clase y se desanima; esto también provoca la deserción escolar.
En mi opinión, como estudiante, he recorrido diferentes escuelas y me he percatado que, en las explanadas o cachas, no cuentan con una techumbre para que puedan realizar las actividades correspondientes; desde los honores a la bandera, practicar algún deporte o alguna actividad cultural, hasta un evento mismo de la institución; esto afecta de manera directa a los estudiantes, pues se desaniman y ya no quieren participar en ese tipo de actividades por la falta de condiciones.
El recorte de presupuesto para la educación está afectando gravemente la sociedad en general; pues se dice que los jóvenes son el futuro de México, pero como va pintando la situación, no me quiero ni imaginar lo que será el futuro del país. Por eso es necesario que el gobierno tome las medidas necesarias; que invierta más en infraestructura escolar, en salones equipados, maestros preparados, más horas de clases, y que las condiciones mínimamente sean de buena calidad. Para que en realidad esto funcione, se necesita que la sociedad se organice, se concientice y exija los derechos que le corresponden. La educación es la base primordial sobre la que funciona toda sociedad moderna. Los jóvenes deben estudiar para que ahora sí, en realidad, sean el futuro de México que necesitamos.
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