El reinicio de labores educativas después del receso decembrino llegó acompañado de noticias que, de acuerdo con el acostumbrado mensaje del secretario de Educación, Esteban Moctezuma, son bastante "halagüeñas”; cito textualmente: según la encuesta realizada a 300 mil maestros el 94% está de acuerdo en que se haya regresado a clases de manera virtual, más del 90% aprueba el uso de la televisión y el 70% de la radio para la difusión de clases, más del 80% de los alumnos atiende 3 o más veces a la semana sus clases a distancia, 7 de cada 10 padres de familia contactan por lo menos 3 veces a la semana a los docentes para dar seguimiento al desempeño educativo de sus hijos. Sólo por mencionar algunos de los datos que nos llaman la atención.
Pues bien, acorde con estos datos pareciera que estamos cumpliendo cabalmente con la educación de nuestros niños y jóvenes, que los padres de familia están muy interesados en que sus hijos aprendan y que los docentes califican de excelente el programa aprende en casa II y que lo único que solicitamos es que haya situaciones más retadoras y se adecuen algunos contenidos. Es decir, ¡todo marcha sobre ruedas y se están logrando maravillas!
Permítasenos discrepar, pues a menos que se falte a la lógica elemental, es claro que la muestra de 300,000 docentes no es representativa de los casi 2 millones de docentes del país según los datos que la misma SEP brindó en 2018, aunque el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó en mayo de 2020, que en nuestro país hay un millón 197 mil 778 personas ocupadas como docentes en educación básica. ¿Qué sucede aquí? ¿A dónde se esfumaron casi 900 mil maestros? No lo sabemos a ciencia cierta, pero es discutible el tamaño de la muestra empleada.
Por otro lado, consideramos que los datos son prácticamente una medición de popularidad, pero no de efectividad y eficacia. Nos debe preocupar el impacto y el avance del conocimiento y la apropiación de aprendizajes esperados y significativos para la vida de las nuevas generaciones. Antes de la pandemia, en los países de ingresos bajos, como los africanos y de ingreso medio, como México, la proporción de niños de 10 años que no podían leer y entender un texto simple, era de 53 por ciento. Con el cierre masivo de las escuelas, esto podría aumentar al 63%, según estimaciones del Banco Mundial. Es por ello que se hizo un llamado a los países de América Latina a poner en la mira de sus esfuerzos la reapertura de los centros educativos para evitar la crisis generacional que se ve como inminente.
Pero para lograrlo se deben instrumentar políticas efectivas y destinar recursos económicos e insumos que permitan lograrlo. Entre dichas medidas se encuentran materiales e insumos de desinfección, mobiliario, infraestructura, destinar campañas de vacunación masivas a docentes y población estudiantil, pero además se tiene que luchar para cerrar la "brecha digital” que hoy más que nunca se pone de relieve.
Esta brecha digital es insalvable si se plantea mantener la educación a distancia en tanto se logra la vacunación masiva, que en nuestro país se ve bastante lejana, según datos del portal oficial llevan un total de 92,879 trabajadores de la salud a quienes ya se les ha a aplicado el biológico, esto en un país de más de 130 millones de habitantes. Las herramientas digitales son el único apoyo didáctico de que se dispone en momentos como este pero según datos de SEP solo el 44% de los alumnos y el 67% de los docentes tiene internet en casa, estos índices disminuyen cuando se habla de una computadora o laptop personal para trabajar, por lo tanto tampoco es un buen indicador.
Y si hablamos de inversión a la educación las cosas se agravan, pues en el PEF 2020 de doce rubros educativos se aplicaron recortes a siete entre ellos el destinado al desarrollo tecnológico y cultura, lo destinado a infraestructura y equipamiento no llega ni al 1% del presupuesto. Por lo tanto, no hay esperanzas de que esa brecha digital disminuya puesto que no hay dinero destinado a tal fin, como donar laptops o tabletas, internet gratis para alumnos y maestros.
Visto así los docentes de este país tenemos en nuestros manos una tarea titánica, que de ningún modo se logrará sin el apoyo de la comunidad educativa, quienes han revisado los protocolos de regreso a clases en estados con semáforo verde saben que no hay en ello un atisbo mínimo de apoyo por parte de la federación, se habla de sacrificio y de esfuerzo, pero como siempre de quienes sufren y padecen los efectos de la mala administración gubernamental, el pueblo trabajador de México; vemos con preocupación cómo se siguen privilegiando proyectos faraónicos y no se invierte en educación con decisión verdadera.
Para muestra un botón, en Puebla, bajo la administración de Melitón Lozano que ya ha desnudado públicamente su intención de buscar una diputación usando a la SEP como trampolín político, la situación es verdaderamente insostenible. Desde el mes de julio cientos de docentes afiliados a Antorcha Magisterial han estado laborando sin un sueldo y sin el reconocimiento de sus derechos como trabajadores, gracias a ellos las escuelas han podido seguir funcionando aunque sea en precarias condiciones, los padres de familia se han solidarizado con el pago de un modesto apoyo a estos docentes para que sigan atendiendo a sus hijos, pero el resultado de la pandemia, el confinamiento y la pérdida de empleos ha generado que esa posibilidad se esté agotando. Mientras que después de 8 mítines y 3 marchas por parte del gremio magisterial, de comisiones presionadoras de padres y solicitudes escritas, la respuesta del secretario ha sido nula, es palpable la insensibilidad y desprecio por el pueblo que acude a las puertas de la dependencia solicitando ser escuchadas y resueltas sus demandas.
Pero estos funcionarios insensibles deben recordar que quien los ha llevado a donde están es el pueblo y el pueblo puede quitarlos. Debemos estar preparados para seguir luchando contra estas injusticias y exigir que se ponga al frente a personas sensibles y preparadas. Adelante camaradas de Antorcha Magisterial, el que sabe que la razón le asiste no debe desmayar en su lucha.
¡Todos como un solo hombre y con un solo ideal!
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