MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La democratización del SNTE en Puebla, ¿una realidad?

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Desde su origen, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no fue producto de la lucha magisterial por sus demandas, sino que fue creado en 1944 por auspicio del Gobierno mexicano, el cual convocó a la unificación de las organizaciones magisteriales entonces existentes para que conformaran una organización de carácter nacional que agrupara a los trabajadores de educación básica y secundaria de cada uno de los estados y municipios. Esto permitió que cesaran las luchas gremiales y se disciplinaran bajo este nuevo mando. 

Con este hecho, el SNTE obtuvo el monopolio de la representación de los maestros de mano del Presidente Ávila Camacho, quien ordenó a la Secretaría de Hacienda que retuviera la cuota sindical a los maestros y la entregara al secretario general del SNTE.

Esto dio inicio al corporativismo clientelar de la mano del Gobierno federal que se ha mantenido, en mayor o menor medida, hasta nuestros días. El educador y escritor mexicano Isidro Castillo Pérez menciona que “a partir de la creación del SNTE, el sindicalismo magisterial sólo ha sido revolucionario de nombre. La Revolución sólo está presente en libros, prensa y discurso, nada más”. 

Además, este organismo ha sido utilizado de manera permanente para impulsar las aspiraciones políticas y el control del magisterio. La evidente corrupción de este organismo fue la causa del surgimiento de otras expresiones, como la CNTE, en 1979, que surge como una organización independiente y que a 44 años de haber surgido mantiene un férreo control en estados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Veracruz.

Después de un largo periodo bajo la férula de Elba Esther Gordillo y su pública caída ante la evidente corrupción que imperaba, el SNTE tuvo que replegarse al escrutinio del Gobierno federal que no toleró el desafío que "la maestra” propaló a nivel nacional. 

Después del público juicio y encarcelamiento al que fue sometida la lideresa y por ende el organismo sindical, quedó más que evidenciado el alto índice de corrupción que prevaleció durante décadas. Era del dominio público que los líderes sindicales utilizaban las cuotas de los agremiados para darse lujos que ni en sueños podrían lograr con un miserable salario de docente, que, por cierto, es de los peores en América Latina.

 Esta situación se agrava con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de la república y su persecución de todo aquello que huela a sindicalismo, al grado que prácticamente lo único que ahora controla el sindicato son, si acaso, las plazas administrativas que se asignan, pues todas las promociones en la función e incentivos salariales han sido cooptados por USICAMM. 

Considero, de manera personal, que estas situaciones, a la par del surgimiento de nuevos liderazgos, de sindicatos independientes, además de la amenaza de la desaparición del contrato colectivo de trabajo del SNTE, si no cuenta con la aprobación de la mayoría de sus agremiados,  después de haberse aprobado la reforma laboral de 2019; motivó a darle nuevos aires al proceso de elección de la dirigencia sindical en todo el país, eliminando la figura de delegados al Congreso, donde este grupo elegía a los afortunados en un proceso totalmente amañado, por una elección a través del voto directo de la base.

Este proceso ya se ha realizado en varios estados, y en el mes de marzo en Puebla, al que me refiero por haberlo vivido de cerca y en el cual pudimos ser testigos de que la democratización del SNTE está aún muy lejos.

Lo primero que llama la atención es cómo, al puro estilo del más acendrado priismo, se inició la contienda totalmente fuera de los tiempos establecidos; donde hubo aspirantes que con casi un año o más de anticipación iniciaron sus giras y a contactar a  los liderazgos locales para convencerlos de su proyecto. ¿Con qué recursos? Esa es la cuestión, como dice la famosa frase.

Las propuestas, en gran medida, fueron trilladas y poco sustanciales; generalmente enfocadas a prebendas económicas, mejoramiento de atención del ISSSTE, becas para hijos de trabajadores, es decir, aludiendo a las demandas más sentidas de la base, pero poco eficaces para una transformación verdaderamente profunda del organismo sindical para que defienda los intereses del magisterio.

Actualmente el Gobierno federal mueve al magisterio a su antojo, quitando días de asueto, incrementando jornadas laborales, obligando en su momento a los maestros a enfrentar clases presenciales sin la protección debida y la total sumisión a la USICAMM como dueño y señor del destino de los maestros; sobre todo eso, el sindicato se ha mantenido prácticamente impávido y en silencio.

Los aspirantes surgieron en cantidades importantes, muchos de ellos tal vez de buena fe, pero en su mayoría con la intención de mantenerse en la contienda para llegar a “acuerdos de unidad” que les permitan pervivir incrustados en el Sindicato, pues hay algunos que prácticamente jamás han estado frente a grupo.

Con apenas unas semanas de anticipación, 2 de febrero, se realiza el pleno donde se aprobó el informe financiero del comité saliente, mediante la figura de los secretarios generales y representantes de centros de trabajo, que en un ejercicio insólito, por lo rápido, dictaminan y votan  la aprobación del informe de más de seis años.

El 7 de marzo se publican las convocatorias de ambas secciones, iniciando así, oficialmente aclaro,  la carrera por la secretaría general, ero sorpresivamente aclaran que los listados nominales para la votación aparecerán después.

En este punto, quiero hacer notar que, a pesar de que obligatoriamente se nos descuenta la cuota sindical, no todas las escuelas han sido reconocidas como centros de trabajo o delegaciones, este caso tampoco es exclusivo de las escuelas afiliadas a Antorcha Magisterial; es decir, donde les conviene, léase cuotas, somos sindicalizados; pero donde ya no, entiéndase participación política, ya no lo somos. Esto generó un sinfín de gestiones, peticiones, entrega de sábanas sindicales en diferentes instancias para poder asegurar la participación de nuestros compañeros maestros. Lo cual se logró en un alto porcentaje. 

La elección se vivió en relativa calma, pero si hubo algún robo de urnas y conatos de bronca; la participación del magisterio fue del 72 por ciento en la Sección 51, y de 63 por ciento en la Sección 23; es decir, aún hubo un alto porcentaje de abstencionismo. 

Las irregularidades presentadas a lo largo del proceso, nos demuestran que aún estamos lejos de lograr la democratización del SNTE, que nuestro organismo de defensa laboral requiere de la participación activa de todos, consciente y decidida.

 Hay un punto en particular que nos alerta sobre la independencia que debiera mostrar el sindicato.  Durante las marchas pro-AMLO que se llevaron a cabo, primero en la Ciudad de México, en noviembre, encabezada por el mismo Obrador y en diciembre de 2022 encabezada por Barbosa se utilizaron grupos de whatsapp y recursos sindicales para movilizar a maestros y mostrar así su adhesión hacia el Gobierno federal y estatal. 

Esto es indignante, pues cada quien tiene derecho de manifestar su apoyo hacia el sector partidista de su preferencia, pero lo que no podemos concebir, es que se usen recursos que aportamos los docentes para hacer caravana con sombrero ajeno, pero sobre todo, esto demuestra fehacientemente la sumisión hacia el gobierno, es decir, la esencia no ha cambiado, solo ha pasado a diferentes manos.

Esperemos que los nuevos dirigentes elegidos, den un rumbo distinto a la política sindical, pero si así no fuera, los docentes de a pie, la base que enfrenta cotidianamente las alarmantes condiciones de la educación en México debemos continuar levantando la voz para denunciar los atropellos que día con día se cometen contra el gremio. Antorcha Magisterial no dejará de luchar por los derechos de nuestros representados.

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