MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La APEC y la decadencia del imperio

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La APEC 2023 o Foro de Cooperación Asia Pacífico, es una asociación económica surgida en 1989 y, según la página de internet del propio foro: “APEC es la plataforma principal para que Estados Unidos promueva políticas económicas en la región de Asia-Pacífico, fomentando el comercio e inversión libres, justos y abiertos, así como impulsando un crecimiento económico sostenible e inclusivo”. En 2023, Estados Unidos preside la APEC. Por ello, en los días que corren se celebró la reunión en San Francisco, Estados Unidos, sus miembros son:  Australia, Brunei, Canadá, Chile, República Popular de China, Filipinas, Hong Kong (como miembro separado de China), Indonesia, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Federación Rusa, Singapur, Corea del Sur, Taiwán (también en forma separada de China), Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.

Hay que reconocer dos cosas entre los miembros que conforman la APEC: primero, todo indica que Estados Unidos, que quiere llevar la batuta unipolar de los procesos económicos, políticos y militares del mundo y, por supuesto, también en la región Asia Pacífico, ha impuesto algunas normas delicadas que violentan el derecho internacional, pero como se trata de Estados Unidos, nada se señala al respecto. Como dice nuestro pueblo: “hágase la voluntad de Dios, pero en los bueyes de mi compadre”, en otras palabras: respétese el derecho internacional por todos, pero nosotros, Estados Unidos y aliados, como Israel y Ucrania, tenemos derecho de irrespetarlo, si no, veamos lo que acaba de hacer Israel al bombardear en Palestina una escuela que era un refugio de la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) dejando ahí 200 muertos.

Esto lo digo porque desde 1971, con base en la resolución 2758 de las Naciones Unidas, se determinó el principio de “una sola China”, en el cual la República Popular de China es “el único representante legítimo de China ante las Naciones Unidas”, por lo que llama la atención que tanto Hong Kong como Taiwan sean integrantes de la APEC “por aparte de China”, sin respetar la resolución de la ONU de “una sola China”, pero ello se debe a la actitud de Estados Unidos, que quiere dividir a China y utiliza a Taiwan como una cuña para dividir al pueblo chino.

En la misma página de la APEC se señala lo siguiente: “las 21 economías que conforman la APEC representa casi el 40 por ciento de la población mundial, cerca del 50 por ciento del comercio global y más del 60 por ciento de las exportaciones de bienes de Estados Unidos. Además, estas economías han realizado impresionantes inversiones directas en Estados Unidos, estimadas en 1.7 billones de dólares, empleando a 2.3 millones de trabajadores estadounidenses hasta el año 2020”. Pues bien, en este contexto, se reunieron los mandatarios de China, Xi Jinping y el de Estados Unidos, Joe Biden. En el inteligente canal de análisis político económico: ¡Ahí les va!, se puso al descubierto que en esa reunión, que el secretario de estado estadounidense, Antony Blinken, echaba miradas nerviosas al presidente Biden, como diciendo: no la vayas a regar, no vayas a decir algo que nos pueda hacer quedar mal. Después de que no se saliera Biden del guión al leer las fichas que llevaba preparadas, se dio la conferencia de prensa y fue ahí donde, ya sin tarjetas de guía, el presidente de Estados Unidos mostró su permanente espíritu supremacista, pero con la diferencia de que ahora ya no cuenta con la supremacía de antes.

Una periodista le preguntó si seguía considerando a Xi Jinping como dictador, como lo hizo un par de meses antes de la APEC y Joe Biden contestó que sí, pues se trata de un presidente de un país comunista, con lo cual Biden y la política exterior muestran su verdadero rostro que se quedó en el pasado, creyendo que con hablar de comunismo o de dictadores van a cambiar el hecho de que China tenga un papel preponderante en la economía y en la política mundiales ni que Estados Unidos sea una economía endeudada y que, ¿qué creen?, que uno de los acreedores más importantes de los bonos del tesoro norteamericanos es, ni más ni menos, que China.

Ello sólo revela la decadencia del sistema norteamericano. Efectivamente, por un lado, se reune el presidente y se establecen “buenas y respetuosas” relaciones; se toman fotos cordiales; sin embargo, al poco tiempo se refiere el mismo mandatario estadounidense, antes cordial, de manera irrespetuosa y golpeadora, como si la posición de Estados Unidos fuera la misma que a la caída de la Unión Soviética, mostrando sólo su actitud bipolar.

Finalmente, dice la nota de “¡Ahí les va!”, que los norteamericanos habían decidido “desacoplarse” de la economía China y se acuñó el concepto del famoso “nearshoring”, para referirse a conseguir (producir) los productos que sirven como materias primas que provienen de China en países de América Latina, como México. Sin embargo, decirlo parecía fácil; no obstante, Marx vuelve a la escena al decir que el criterio de verdad es la práctica y, en ese sentido, una cosa es lo que se diga y otra lo que suceda en la realidad, en la práctica; y en los hechos, resulta que los Estados Unidos no pueden seguir a pie juntillas su plan, y ahora renombraron la cosa y se llama: “desarriesgamiento”; es decir, “una estrategia para reducir los riesgos de una relación económica o comercial sin llegar a romperla”. Como se dice, lo mismo pero más barato, lo único que han hecho los norteamericanos es suavizar las palabras, pero quieren seguir haciendo lo mismo, con la diferencia de que antes el poderío de China no estaba al nivel que lo está hoy y, por ende, querer hacer lo mismo sin considerar los cambios de la realdidad objetiva, son una prueba más adicional de la decadencia del imperio.   

La grosera visión del imperio, que califica a uno de sus socios comerciales más importantes como de dictador, contradice los lineamientos de la APEC, que como vimos, a la letra decía: “fomentando el comercio e inversión libres, justos y abiertos, así como impulsando un crecimiento económico sostenible e inclusivo”. Qué de libre, justo, abierto, sostenible e inclusivo tiene calificar de “dictador” a un gran estadista que ha erradicado de la pobreza a su país; a diferencia de un presidente de Estados Unidos que lejos de acabar con la pobreza la ha fomentado y se encuentra en una crisis de consumo de drogas, crisis que no inició con el fentanilo, que sólo se ha agravado con ello.

Como dijimos, las potencias imperialistas pierden de vista la realidad, que aún cuando haya cambiado en su conrta, consideran que todo sigue exactamente igual y quieren seguir tratando de la misma manera a los débiles de antes que son los poderosos de hoy. Combatir al imperialismo norteamericano es una manera de fortalecer la formación de un mundo multipolar, equiibrado, equitativo, justo y generoso con todos los pueblos de la tierra. Los pueblos del mundo, debemos seguir luchando hasta lograrlo.

 

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