MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La 4T, Delfina Gómez y el fin del neoliberalismo

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El sistema educativo en nuestro país tiene muchas necesidades latentes. Antes de la pandemia, la educación ya era precaria: escuelas sin aulas dignas, sin bibliotecas, sin talleres, sin computadoras, sin aires o calefacción, sin butacas, etc. etc., por lo regular, las autoridades educativas le prestan mayor atención a las escuelas de las ciudades o zonas urbanas con mayor población, pero las escuelas en las zonas rurales, en pueblos y comunidades las escuelas no pasan de ser unos cuartos viejos a punto de colapsarse, y ya ni se diga de butacas y pizarrones que es con lo que están equipadas. La característica de las escuelas públicas es el abandono en el que se encuentran.

Aunque el problema de la falta de escuelas dignas es evidente, la 4T desde el inicio de su gobierno emprendió una estrategia para hacer de lo evidente algo sin importancia para la comunidad estudiantil, y esto reside en haber hecho universal el programa de las becas para los estudiantes. Es decir, poner dinero en las manos de los estudiantes fue el santo remedio de la 4T a los problemas educativos, pues por un lado se gana los aplausos y posibles votos de quienes reciben el dinero, y por el otro, hace que pierdan todo el interés porque sus escuelas vayan mejorando en todos los aspectos. Mientras el gobierno de la 4T les siga dando dinero, qué importa que las aulas se estén cayendo. López Obrador se ha aprovechado del mal del siglo, de la pobreza de los mexicanos, y les ha vendido gato por libre. Te doy dinero, pero no me pidas obras, no me pidas bibliotecas ni laboratorios. Y esta política se traduce a todas las necesidades, la gente de las colonias y pueblos no pueden pedir drenaje, ni pavimentos, ni luz, ni nada, porque ya les está dando dinero a sus hijos. Sin embargo, sí hay recursos para el Tren Maya, para la Refinería Dos Bocas, para el Aeropuertos Felipe Ángeles.

En Chihuahua, los jóvenes con su espíritu creador, viendo que no le queda otro camino, que dejar un rato la escuela e ir a las maquiladoras a vender su fuerza de trabajo para cubrir las necesidades de él y de su familia, suspenden temporalmente sus estudios en línea. “Estamos en pandemia, hay un justificante” dicen los jóvenes cuando se les interroga de sus estudios.

Entonces, por un lado, tenemos escuelas dejadas al olvido, tenemos una pandemia que aleja a los estudiantes de las aulas, dispuestos a trabajar, pues ya saben lo que significa las mieles de tener dinero en las manos, y a esto la cereza del pastel lo engalana con un retoque teórico. Hace unos días, la secretaria de la SEP, Delfina Gómez Álvarez anunció que se harían modificaciones en los libros de textos, de los que desterrarían términos como el de “neoliberal”. Esto me parece un atentado en contra de la formación científica del estudiantado en México. López Obrador fanfarroneó diciendo que ya había acabado por decreto con el neoliberalismo en México. Que eso ya no existía en nuestro país. Pero resulta que el neoliberalismo no es un nombramiento superficial, no es como hacer un cambio de nombre en el Registro Civil porque no te gustaba ese nombre. El neoliberalismo es una etapa del modelo económico que nos rige, es una fase en que la libre empresa mantiene el dominio de la producción. El neoliberalismo engendra desigualdad y pobreza. Es decir, acabar con el neoliberalismo, es acabar con la desigualdad y con la pobreza, y México sigue siendo un país desigual y con más de 90 millones de habitantes en condición de pobreza. Lo que pretende la SEP, la 4T y López Obrador es crear más confusión en los estudiantes. Desorientarlos sobre aquello sustancial que genera la pobreza en el seno familiar. Aquél que no sepa qué es la pobreza, cómo se genera, quiénes son los culpables, no podrá actuar en consecuencia, y la podrá seguir padeciendo eternamente, pero no sabrá por qué si López Obrador decretó el fin del neoliberalismo, cómo es que aun siga habiendo cada vez más pobres. El neoliberalismo es la libre empresa, el dejar pasar, dejar hacer, el capital de mercado. El punto aquí no es defender al neoliberalismo, al capitalismo, al hablar de él es porque es parte de nuestra realidad, la provocadora de más pobreza e incremento de la desigualdad social, el creciente abismo donde unos pocos ricos son cada vez más ricos y la inmensa mayoría abandonada a su suerte, esto al parecer a Delfina y su partido no le queda claro, o si lo saben, no lo quieren aceptar porque así les conviene.

Para justificar su anuncio “que los nuevos tiempos exigen nuevos contenidos de estudio y que la modificación se hará con base en asambleas las cuales tendrán la participación de padres, administradores, investigadores y docentes”, estos planes de estudios que anuncia Morena a través de la SEP, tienen escondido un fin electoral, de ahí la insistencia de las asambleas con masas, porque es allí cuando se les van a hablar a los padres de familia, maestros y estudiantes, para quién dirigir su voto en los próximos comicios electorales. Pero estamos a muy buen tiempo de decirle a todos los mexicanos, que lo que México necesita para nuestros hijos es una educación crítica, científica, democrática y popular, para hacer de México una potencia económica y científica que sea capaz de revolucionar la sociedad, de crear una sociedad justa y equitativa para todos. Los estudiantes tienen que ser libres pensadores críticos del estado de las cosas, y llegarán solos a la conclusión de que es necesario un cambio social que genere condiciones equitativas y no desigualdad. La SEP, la 4T y López Obrador le están haciendo el juego sucio al sistema para confundir a los estudiantes y adormilarlos otras décadas más. ¿La tarea de los estudiantes? Estudiar, estudiar con verdadera intención, organizarse y pugnar por una nueva sociedad libre de falsos mesías, libre de la 4T.

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