MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Juventud sin acceso a educación 

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Hace tres o cuatro días concluyó la aplicación de la prueba PLANEA en las instituciones de nivel medio superior. El propósito de esta prueba es conocer la medida en que los jóvenes logran el dominio de un conjunto de aprendizajes esenciales, una vez cursado este nivel educativo. 

¿Qué revelan los resultados obtenidos? Los datos son desalentadores y para muestra un par de botones: el 47 por cciento de  los estudiantes de sexto semestre que son evaluados en lenguaje y comunicación no logran los conocimientos suficientes en esta área y, en matemáticas, el 59 por ciento alcanza puntajes muy bajos. Dicho de otra forma, los estudiantes, al terminar su educación media superior, no saben lo suficiente en estas áreas, situación que se refleja en que los jóvenes de 18 a 20 años no continúan con su educación superior debido a que no se quedaron en la institución de su elección debido al puntaje o porque no aprobaron el examen de admisión.

Cuando López Obrador llegó al poder dijo que garantizaría a la juventud mexicana su  derecho a la educación y, para ello, creó las tristemente célebres universidades Benito Juárez,  señaladas por ser de mala calidad y por tener asignados muchos recursos para muy pocos estudiantes, además, aseguró que las becas garantizarían que los estudiantes concluyeran su educación y, sin embargo, la Encuesta Nacional de Inserción Laboral de los Egresados de la Educación Media Superior indicó que al menos 1.3 millones de jóvenes que concluyeron su preparatoria intentaron continuar sus estudios universitarios sin éxito, mientras que otros 603 mil desistieron de seguir estudiando. A estos desalentadores datos hay que agregar que, de acuerdo con la OCDE, en México solo 21 estudiantes de cada 100 son los que terminan la universidad; cuatro estudian una maestría y solo uno alcanza el grado de doctor. 

Es cierto que hay una serie de problemáticas que impide que la juventud acceda a la educación, pero, el mayor de los obstáculos para los estudiantes es la falta de recursos económicos para pagar pasajes, útiles e inscripciones. Se calcula, la encuesta dixit, que el 49.7 por ciento de los alumnos dejó inconclusa su vida académica por este motivo. 

De los hechos antes señalados, se puede llegar a la conclusión de que la juventud mexicana no tiene acceso a la educación porque los gobiernos, incluido el de Morena aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador diga que no, no tienen como meta la educación del pueblo. 

Las clases en el poder no necesitan que los hijos de los trabajadores se eduquen, que adquieran una cultura elevada. Para los dueños del dinero basta con que los hijos del pueblo  adquieran un conjunto de conocimientos que les permitan insertarse en la vida laboral del país como mano de obra barata y sumisa. Esta es la explicación última de por qué pocos jovenes terminan una carrera y por qué los gobiernos no hacen nada para hacer efectivo el derecho a la educación que consagra la constitución mexicana. 

Los docentes de cualqueir nivel educativo deben señalar a los estudiantes y a los padres de familia que mientras en México haya unos cuantos privilegiados que se apropien de la riqueza que genera el pueblo, seguirá sucediendo que los estudiantes abandonen la escuela y sus sueños de ser: fisícos, químicos, astronautas, biólogos, cineastas, músicos. Mientras las cosas sigan así, sera preciso que, como dijo Mario Alighiero Manacorda, los hombres entablen una lucha para superar la divisio?n entre los que hablan, son cultos, poseen bienes materiales y detentan el poder, y aquellos otros que apenas hacen, producen y nada poseen. 

Para que esta lucha se incline a favor de los trabajadores, se hace necesario, indispensable y fundamental, la organización del pueblo, incluido el estudiantado y los maestros. 

Se requiere que los trabajadores del campo y la ciudad, las amas de casa, los profesionistas y los estudiantes se eduquen políticamente para que cobren conciencia de su situación y decidan organizarse para luchar juntos, no solo por su derecho a una educación de calidad, sino, fundamentalmente, por su derecho a una vida digna en la que todos tengan pan, vestido, vivienda, salud y todos los satisfactores que requieran.

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