MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Juventud al combate, ya es hora 

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La crisis económica que invade a México y el mundo en estos momentos, agravada por las secuelas que ha dejado la pandemia de covid-19 que no termina, resultado de una mala política gubernamental de combate, genera un desolado cuadro, que hace que quien se atreva a asomarse a la realidad para vislumbrar su futuro, acabe deprimido y lleno de angustia, pues la inflación sigue en aumento; los puestos de trabajo que se crean no reducen el desempleo galopante, la inseguridad está a la orden del día cada vez con más fuerza.

Si esto es difícil para los adultos, para los jóvenes que están tomando conciencia del mundo en que viven puede ser aterrador.

Todo esto viene a cuento por una alarmante cifra que se dio a conocer en diferentes diarios, el pasado 8 de agosto, sobre un estudio realizado por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021 en el que se informa que "la pandemia de covid-19 aumentó los problemas de salud mental y adicciones entre los adolescentes, de los cuales, siete de cada 10 manifestó sentir tristeza". 

La nota continúa "...estos siete adolescentes manifestaron sentirse tristes todo el tiempo o la mayoría del tiempo". "...En tanto, uno de cada 10 de los encuestados dijo sentirse triste un considerable número de veces".

"Emmanuel Sarmiento, director del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro, señaló que (...) tener este sentimiento (...) se convierte en un problema cuando está presente la mayor parte del tiempo, por lo que urgió a los padres y maestros a identificar estos síntomas (para que) el adolescente (pueda recibir) la ayuda adecuada y oportuna, antes de que este sentimiento pueda agravarse y convertirse en depresión".

Tal vez los elementos de menor edad aún comprendan poco acerca de la situación que se vive al interior de sus familias, pero después del enclaustramiento se encuentran de pronto rodeados de obstáculos invisibles por no poder satisfacer sus necesidades básicas de alimento, calzado, vestido y mucho menos recreo; no pueden acudir a la escuela de su agrado o definitivamente tienen que abandonar sus estudios para buscar empleo y ayudar en la economía del hogar; donde la calle, la escuela y el trabajo, -cuando hay-, están convertidos en un campo de batalla por sobrevivir; donde por más que se trabaje nunca se gana lo suficiente, seguramente se sentirán identificados con aquellos versos de Nicolas Guillén:

(...) Yo no puedo vivir en este siglo 

sin cerebro y sin alma. 

Señor, Señor: yo soy águila o cisne: 

dame una cumbre altiva, como el águila, 

para olvidar en ella 

mi lírica nostalgia, 

o igual que al cisne, dame 

como suprema gracia, 

un lago silencioso y solitario, 

de ondas azules y de espumas blancas".

Pero, evidentemente, la cumbre altiva, ni el lago silencioso llegan jamás; lo que llega es, de parte de los que han tenido mejor suerte en la vida, desprecio, discriminación, intolerancia, y egoísmo; y, de parte de los gobernantes, atractivas promesas que se incumplen sin remordimiento, ni pudor; son dádivas monetarias para entretener al necesitado sin importar que acabe gastándoselo en alcohol y drogas, y siga eligiendo a sus mismos verdugos para que el ciclo interminable se repita una vez más.

Convendría reflexionar acerca de lo más beneficioso; tal vez sería bueno considerar alejarse un poco de lo común, de lo repetitivo, de lo que todo mundo hace y prestar oído al poeta Gregorio de Gante cuando, conocedor de las inquietudes juveniles, aconseja:

"Voz ahogada entre gritos de tormenta, vuelve a ti,

juventud, tras lucha cruenta

por soñar de niñez, los tiempos idos,

por soñar la ilusión apetecida…"

Y nos invita a poner en acción toda la rebeldía y la energía constructiva que emana de las mentes, de los corazones y de los brazos de los jóvenes para edificar una nueva realidad que permita conseguir:

"...más rayos de oro en las mañanas bellas,

más dulce el trovador de los ramajes,

más hermoso el matiz de los celajes

y más clara la luz de las estrellas".

Y nos recuerda lo inevitable de ésta responsabilidad que tarde o temprano tenemos que tomar:

"...¿A dónde ha de volver la gota de agua,

que escapada del cauce fue rocío

y fue savia y fue lágrima y fue lluvia,

si no a ser onda nueva sobre el río? "

Por tanto, mientras las cosas no cambien y no mejoren, lejos de abandonarse a la pasividad y la depresión, lejos de buscar distracción en los juegos o videos chistosos de internet para evadir la realidad o perderse en la salida fácil de los vicios, Informémonos de lo que pasa a nuestro alrededor, tratemos de entender lo que ahí sucede, porque conocimiento es poder; y, una vez hecho eso, habrá que buscar  la forma de transformar lo que no nos gusta dentro de nuestro hogar, nuestro barrio, municipio o estado; tomemos conciencia de nuestra fuerza, como mayoría de un país, de destituir a gobernantes mediocres y mentirosos que no nos merecemos, simplemente porque no se preocupan por resolver nuestros problemas.

No basta con quejarse, no basta con criticar lo negativo, dejemos correr los ríos de savia que recorren nuestras venas y que broten con ímpetu a través de acciones concretas.

 Solo así podremos exclamar con de Gante:

"...¡caballeros andantes, al torneo,

águilas solitarias, al espacio!

El futuro te espera y con sus flores

perfumará tus íntimos dolores;

es tuyo el porvenir, tuyo el mañana

de senda larga y dura y escabrosa...

¡Juventud!, al combate, ya es la hora:

¡Capullo perfumado, brota rosa,

tiniebla de la noche, surge aurora".

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