MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Insuficiente apoyo de gobierno para la producción del campo

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En las últimas semanas nos mantiene más inquietos el agravamiento de los precios de los alimentos que se mantienen a la alza; como el maíz,  que seguirá aumentando mucho más que otros productos y el problema es que golpeará a las familias que dependen de este mercado; sobre todo acá en Chiapas y en el sureste, donde se concentra el mayor número de pobres; por si esto fuera poco, en menos de tres años los desastres naturales nos han dejado muy marcados y, sobre todo, han golpeado la economía, resultado de las malas políticas implementadas por el Gobierno federal que no buscan incrementar la producción y la productividad agrícola.

Chiapas figura como el cuarto estado con más hectáreas dedicadas a la siembra de maíz, a pesar de que ha ido en picada en al menos 10 años; y esto, no precisamente ha tenido que ver la pandemia de covid-19.

Hasta el 2019 la siembra de maíz se encontraba con más de 109 mil hectáreas, ubicándose por debajo de Sinaloa, Veracruz y Tamaulipas, que son los estados con mayor superficie para el cultivo de este grano, y por arriba de Oaxaca. En conjunto estos cuatro estados suman el 81.4% del total de la superficie para siembra en todo el país; sin embargo, si comparamos con el 2011, la producción por tonelada fue de 1 millón 554 mil 368, mientras que en 2021 cayó hasta 231 mil 874 toneladas. 

Esto porque en primer lugar nos encontramos con el fenómeno de las altas temperaturas y la sequía se agudizó en algunas regiones.  Y otras zonas las constantes lluvias, provocaron grandes inundaciones y deslaves como en la zona altos, bosques y norte del estado, trayendo las consecuencias negativas en la producción; sin embargo, este panorama ya venía afectando al campo chiapaneco desde tiempo atrás, en donde la falta de lluvias, escasa humedad del suelo, poca disponibilidad de agua y diseño de un buen sistema de riego impide que haya una buena productividad.

Pero eso no es todo, por si fuera poco, en el país la baja producción de maíz, es un reflejo de este panorama hostil, pues se suma el encarecimiento de productos básicos como la tortilla, ya que el campesino, productor directo de esta semilla, denuncia que el problema se agrava toda vez que el Gobierno federal ha dejado sin apoyo al sector, motivo por el cual, hay quienes incluso deciden dejar de sembrar maíz ante los altos costos de fertilizantes y todo lo que se requiere para  una buena cosecha.

Por ejemplo, el señor Cleofas Benanides, desde la zona altos de Chiapas, denunció que cuando encuentran buenos precios compran entre mil 500 y mil 700 pesos el bulto de fertilizante, pero no les resulta rentable porque lo que él cosecha por hectárea son apenas tres a cuatro bultos de maíz; esto trae como consecuencia que la gente ya no quiera cosechar y exista más demanda de la semilla.

Por esta razón la gente prefiere emigrar a otras entidades para emplear su fuerza en otra actividad y abandone el campo, provocando el encarecimiento en productos a base de maíz, como el caso de las tortillas, que dependiendo de la zona las encuentras entre 22, 24 o 25 pesos el kilo.

Por otro lado, La agricultura en Chiapas es básicamente de temporal, ya que, de 2,477,571 hectáreas de labor, el 97.6 por ciento se encuentra bajo esta modalidad y sólo el 2.4 por ciento presenta condiciones de riego. Esto indica que la producción agrícola depende del temporal, con los riesgos que esto representa, al presentarse exceso o falta de lluvias.

Los municipios de Ocosingo, Palenque, Pijijiapan, Tecpatán y Salto de Agua concentran 569,066 hectáreas de temporal, equivalentes al 23.5 por ciento de la registrada a nivel estatal. En cambio, La superficie de riego en el estado es de 58,807 hectáreas, 41 veces menor que la superficie de temporal.

Las regiones Altos, Sierra y Selva son quienes tienen mayor porcentaje de unidades que destinan su producción al autoconsumo; más del 50 por ciento del total estatal, debido a sus condiciones topográficas adversas, que limitan el uso de maquinaria agrícola para mejorar la producción.

De acuerdo con trabajadores del sector agrícola la producción ha disminuido en los últimos dos años, debido a la reducción de apoyos gubernamentales. Y, aunque en la entidad, algunos expertos señalen que se registra un avance de cosecha comparado con el año anterior, esto no es así. La mayor parte del grano obtenido es para autoconsumo, porque a la misma gente no le queda dinero para comer. Pues hay quienes prefieren hipotecar sus tierras en vez de vivir como productores. Por ejemplo, la oferta de servicios financieros es limitada, por lo que los campesinos se ven orillados a obtener dinero a través de organizaciones no gubernamentales, empresas agroalimentarias, prestamistas, familiares o amigos. Muchas veces, al verse apretados en los gastos, llegan a vender sus propios bienes porque cuando tienen alguna esperanza de recibir apoyos por parte del gobierno si son en efectivo los pagos no se hacen a tiempo, ponen requisitos  difíciles de cumplir “como si quisieran dejar fuera a más campesinos” o simplemente, la entrega de los insumos llegan tarde, cuando la milpa ya está creciendo y el agricultor ya echó mano de sus ahorros que ha logrado durante toda su vida para poder levantar la cosecha, como quien dice “el gobierno federal siempre llega tarde y se toma la foto para seguir en campaña”.

A todo esto, creo que el estado y el país, necesita utilizar mejores herramientas y mejores máquinas y echar andar proyectos rentables para garantizar mejor calidad y cantidad de las cosechas, pues el argumento de que se deben proteger los usos y costumbres y cosechar para el autoconsumo -como lo ha señalado el presidente de la república- es un argumento bastante conveniente para el caso, que se oye muy bonito pero muy alejado de la realidad, porque si el agricultor consume lo que produce es porque los grandes consorcios quieren pagar menos de lo que cuesta o porque nuestro maíz no compite con el de otros países, a causa  de no implementar nuevas y mejores técnicas.

Es evidente que el insuficiente apoyo oficial a la actividad productiva del campo, agravado por el excesivo y complejo papeleo requerido para acceder a esos recursos o a los créditos blandos de la banca de desarrollo, ha traído graves consecuencias para el país, porque el abandono de los campesinos pobres y los jornaleros no es un simple error del Gobierno, es un plan premeditado para favorecer la agricultura capitalista. 

Ésta es la feroz realidad del campo y los campesinos, una realidad que no respalda, de ningún modo, los cantos del presidente, pero el pueblo es sabio y sabrá cómo responder ante tal embestida y  abandono gubernamental.

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