MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Inseguridad, el gran peligro en la Ciudad de México

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Vivimos en todo el país prácticamente en estado de shock, de duermevela por la inseguridad que asuela por todos lados en este castigado país. Pese a ello, hace algunas semanas, el 17 de mayo vimos con gran sorpresa, incredulidad y tomándolo a burla hacia la ciudadanía, la declaración de Claudia Sheinbaum en el sentido que la ciudad capital de México es una de las más seguras del mundo con menores índices delictivos que Nueva York o Nueva Orleans, por ejemplo.

No sabemos cómo ha caído por aquellos lares de la primera potencia del planeta la burla-comparación. Yo creo que fue tan disparatada la conexión que al respecto hizo la gobernante capitalina que lo mejor fue que no la tomaran en cuenta o que le aplicaran el desdén que merecían sus palabras. 

Los capitalinos y ciudadanos del país, en cambio debemos fijarnos bien en lo que decimos y sentimos sobre el tema tan manido en los medios de comunicación, los políticos de todos los partidos y por los gobernantes de Morena que un día y otro repiten como loros que a pesar de ser un problema de difícil solución, se avanza en su contención y disminución.

Empero, las cifras duras de la realidad no dicen lo mismo; por ejemplo, en abril se dieron a conocer los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en su encuesta  trimestral de enero-marzo del año en curso sobre la percepción ciudadana en todo el país sobre inseguridad, donde queda reflejado el juicio de la población respecto al delicado tema.

En el periodo descrito la percepción de inseguridad aumentó del 65.8 por ciento en diciembre al 66.2 por ciento en marzo donde la población de 18 años y más consideró que es inseguro vivir en su ciudad. En un 71.1 por ciento las mujeres percibieron mayor inseguridad, en los hombres el porcentaje fue menor, el 60.4 por ciento. En otros datos que completan la visión, México registró 33,515 homicidios en 2021. En los primeros dos meses del año en curso se han acumulado
4 mil 697 homicidios dolosos, agrega el informe del Inegi.

Con estas cifras de espanto nos podríamos conformar y decir 'ya párenle', aunque en el fondo de la problemática que vivimos, la pobreza histórica que no nos deja vivir como seres humanos, hace los mayores estragos sobre la patria mexicana. Simplemente, en los casi cuatro años de gobierno obradorista aumentó el número de pobres o como dijo el médico Arnoldo Kraus, el 21 de agosto en El Universal: “uno de cada dos mexicanos es pobre o muy pobre… El número de semaforistas (los que esperan que se ponga el alto para los automovilistas y choferes) –mexicanos sin empleo y sin ningún tipo de seguridad social- en la mayoría o quizá en la totalidad de las ciudades medianas o grandes, ha aumentado.

Comer y mantener a la prole. No existe un censo del número de semaforistas ni de las minimercancías que ofrecen, ni de los trucos que hacen ni de las mujeres con bebés a cuestas que piden limosna en la calle con tal de sobrevivir”. La cifra de pobres en México alcanza la cantidad cercana a los cien millones de compatriotas de los 126 millones que somos, según Julio Boltnivik especialista mexicano en estudios de pobreza, quien agregó que las cifras que reconoce en este problema el gobierno actual son falsas, están disminuidas.

Estando de tal manera tan mal las cosas no debe extrañarnos que la delincuencia aumente y se sostenga en crecimiento. La pobreza es mala consejera y deforma, a la mala al ser humano. En este sentido no me puedo imaginar un país más seguro para sus habitantes mientras la pobreza hace presa a más y más mexicanos en situación vulnerable por las condiciones misérrimas en que lleva a cabo su vida y la de su familia.

El anuncio, con bombo y platillo, hecho por Claudia Sheinbaum de la rebaja sustancial a la inseguridad en la capital de México es exactamente igual a los de AMLO desde la presidencia de la república: que baja la inseguridad aunque sea poquito: puros cambios cosméticos para que la cosas sigan igual, o lo que es lo mismo, peor. Un combate a fondo de la pobreza, no con programas sociales como blindaje social, como única cura al empobrecimiento creciente de los mexicanos. Crear empleos, sacar a la educación del hoyo profundo del atraso, la atención científica a la salud de los trabajadores, no con las estampitas de detente que recomienda el presidente del país Andrés Manuel López Obrador, sustituto a las fuertes
inversiones financieras requeridas que acaben con la falta de medicinas por principio, y la falta de médicos y trabajadores de la salud. El combate a la pobreza es la principal tarea de los y las mexicanas. Solo hay que sacar de Palacio Nacional por medio de los votos a la ineptitud rampante que con demagogia de la peor y rancia especie se ha apoderado del rumbo de la nación.

Es incomprensible, por tanto, que AMLO se inconforme públicamente con el gobierno de Biden por el hecho de que en estos días alerte a sus ciudadanos a no visitar los estados de Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas por el peligro que sus vidas corren. El 3 de mayo en el periódico Reforma leemos que la organización Human Rights Watch (HRW) dijo que México es el segundo país del mundo más violento para la prensa, solo después de Ucrania, al tiempo que calificó de teatro los anuncios al respecto del presidente en sus mañaneras. 

No puede, por más que se fuerce a la lógica, salir a los medios a presumir que la Ciudad de México con Claudia Sheinbaum al frente está venciendo a la delincuencia. Mejor que diga cuántas escuelas se mejoraron, cuántos empleos con salarios bien pagados consiguió, cuantos nuevos deportivos para la población capitalina ha abierto, cuantas miles de viviendas para los menos favorecidos ha construido. Sería la única forma de taparle la boca a tantas voces críticas que con razones de peso se ha ganado. La autora de estas líneas está en la línea de criticar sus políticas erradas en el terreno de la inseguridad y su falso combate a la pobreza.

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