En un ambiente donde la prioridad no es la formación de un pensamiento crítico, científico y analítico entre niños y jóvenes, es más fácil que dediquen tiempo a las redes sociales, que se convierten en un espacio de desinformación, manipulación y de información basura, a que aprendan a apreciar las bellas artes o a preocuparse por los problemas con los que día a día debe lidiar el pueblo trabajador.
Pocos niños y jóvenes están interesados en el arte, muchos, incluso, lo encuentran aburrido y solo propicio para intelectuales; su formación no les permite ver que en la práctica y la apreciación de las bellas artes pueden encontrar una herramienta de transformación de su conciencia, que les permita no sólo paladearlas, sino los motive a transformar su realidad. Y si a esto le agregamos las graves consecuencias que ha traído la educación en tiempos de pandemia y el adoctrinamiento con los ideales de la 4T, el panorama es más oscuro.
Tan solo en el periodo de pandemia por el covid-19, el uso de las redes sociales se potenció al grado de incrementar el número de usuarios en nuestro país a 100 millones, con un crecimiento del 12.4% con respecto a 2019, antes de esta situación, según el informe anual Digital 2021 de Hootsuite y We Are Social, en el que se destaca que “gran parte de nuestras vidas ahora se desarrollan a través de canales digitales, ya sea conectando en las redes sociales, comprando en el móvil, usando la voz, instalando dispositivos inteligentes o jugando en línea”, como explicó Nathan McDonald, cofundador y director ejecutivo del grupo We Are Social (forbes.com.mx).
Desde luego que el uso correcto de las redes sociales no significaría peligro alguno en el desarrollo de los niños y jóvenes, no obstante, se demuestra lo contrario. En septiembre de 2021 la página web Merca2.0 publicó un informe de The Wall Street Journal que revela archivos internos en los que Facebook corrobora lo dicho por especialistas sobre inconvenientes de salud y de aumento de la ansiedad, entre otras cosas, por el uso de redes sociales como Instagram; en la publicación se lee: “La investigación, llamada “The Facebook Files”, dice que poco más del 30 por ciento de las adolescentes jóvenes, cuando se sienten incómodas con su cuerpo, Instagram las hace sentir aún peor… Empeora los problemas de imagen corporal de una de cada tres jóvenes adolescentes y que los adolescentes entienden que la culpa del incremento de la ansiedad y la depresión tiene relación con Instagram”. En México, dice el informe, el 8.2% de los usuarios de Instagram tiene entre 13 y 17 años.
La preocupación de muchos de nuestros niños y jóvenes radica en la obtención de likes, en percibir ideas de los llamados influencers, de los videojuegos y de la música chatarra, sin importar si el contenido nos invita a reflexionar, a analizar o a luchar. Se ha hecho a un lado la educación científica y al arte; a este, como un elemento esencial en la transformación del hombre en un ser humano nuevo, solidario, tolerante, inteligente y capaz de convivir con sus hermanos de clase para ayudarlos a luchar por una vida más plena. En el prefacio de su libro Poesía y Lenguaje, el ingeniero Aquiles Córdova Morán explica que “el pueblo no solamente no recibe verdaderas obras de arte, no solamente no es despertado, no es invitado, no es alertado para que se disponga a recibir una educación artística, a disfrutar del arte que sale de su seno, sino que, para acabar de completar esta separación del pueblo del verdadero arte, se le llena de basura”.
Sin embargo, el Movimiento Antorchista se ha dado a la tarea de cultivar el arte entre los niños, entre los jóvenes, en la gran masa popular, porque en este sistema que trabaja para mantenernos en la ignorancia y la inactividad, el arte se convierte en un arma de lucha y transformación: “El arte genera en quien lo mira, en quien lo aprecia, en quien lo paladea, ideas elevadas, al hombre lo emparenta con los grandes valores de la humanidad como la belleza, la bondad, la verdad, la tolerancia; lo acerca al mundo de las ideas superiores y lo aleja de los sentimientos bajos, de la envidia, la mezquindad, el egoísmo, la ira, el deseo de hacer daño. Lo hace, por eso, un hombre mejor”, destaca el Maestro Aquiles Córdova en otro de sus materiales llamado Conferencias culturales.
Y es precisamente esto lo que impulsa al Movimiento Antorchista a fomentar, en primer lugar, el arte entre los futuros constructores de la sociedad, con eventos como la reciente Muestra Nacional de Declamación Infantil, como la Espartaqueada Cultural, el Encuentro de Folclor Internacional y muchas otras actividades que impulsan la práctica del arte y lo acercan al pueblo trabajador que es de quien nació; y en segundo lugar, a difundirlo a través de las redes sociales, que en estos tiempos de pandemia ha cobrado gran importancia, para llevar contenido que provoque placer estético en los usuarios y aprendan a apreciarlo y recibir una influencia benéfica que nos permita ser mejores seres humanos y dispuestos a transformar la realidad en la que vivimos.
La realidad nos exige un cambio en nuestra formación, en nuestro pensamiento, en nuestra visión de esta, y sobre esto trabaja el Movimiento Antorchista. La Muestra Nacional de Declamación Infantil es un claro ejemplo de que esto es posible y de que los hijos del pueblo pueden hacer y apreciar las bellas artes, pues como dijo nuestro querido maestro Aquiles: “Leyendo poesía y oyendo declamar a los grandes declamadores, el pueblo mexicano, el pueblo pobre, puede llegar a romper la cárcel de su esclavitud actual”.
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