MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Filomeno Mata, un pueblo indígena que se muere de sed

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Filomeno Mata, Ver.Todos sienten sus cuerpos pegajosos y malolientes y saben, también, que en los estómagos de los niños que aún no hablan se aprieta un nudo silencioso que los obliga a estallar en llanto en demanda de agua.Cuando las madres advierten este síntoma, salen desesperadas a la calle y caminan 40 minutos para encontrar apenas unos cuantos chorros de agua que evite que sus hijos mueran de sed.

En este pueblo totonaco, ubicado en la región norte del estado de Veracruz, no es el aroma de los árboles, las plantas, las flores y los frutos propios de la región y la estación el que predomina en las calles, sino el fétido olor de las letrinas que el aire extrae y esparce para golpear a quienes transitan en ellas.

Vivir sin agua

Vivir sin agua se ha convertido en un drama cotidiano para los 18 mil 367 habitantes de esta población de la parte alta de la sierra del Totonacapan.

La escasez de agua hizo crisis de enero a junio de este año y a partir de la segunda mitad de 2016 sus habitantes se han abocado a solicitar con urgencia una solución a su demanda de un servicio de agua potable permanente.

Esta exigencia data de 2007, cuando la falta de agua provocó que el rotavirus, derivado de las malas condiciones sanitarias del medio ambiente y del hacimiento en la mayoría de los hogares, matara a seis niños y pusiera al borde de la muerte a otros 24, quienes tuvieron que ser hospitalizados en los municipios de Espinal y Papantla.

Los pequeños habían bebido agua de los manantiales, contaminados con los escurrimientos de heces fecales y basura, ya que Filomeno Mata carece de drenaje y la gente hace sus necesidades en letrinas o al aire libre.Cuando llueve, el agua arrastra la suciedad hacia los pozos y arroyos, de cuyas fuentes hacen uso los habitantes para su consumo diario.

Los niños Javier y Angelina y su madre, doña Leonila, integran una de las familias de Filomeno Mata que carecen de agua de manera absoluta.Los tres dedican tres horas al día para acarrearla y poder llenar un tinaco de 100 litros.

Cada viaje dura 40 minutos.Se trasladan de la comunidad Cerro Grande a la cabecera municipal de Filomeno Mata, usando veredas que serpentean en el monte hasta llegar a un pozo que se encuentra a orillas de la carretera y del casco urbano.

En esta "fuente" hallan sólo un chorrito de agua que cae casi a cuentagotas."Hay que ponerle una hoja de cualquier planta del monte para que pueda juntarse y escurrir al garrafón", comentó Javier, quien debió esperar 15 minutos sosteniendo una hoja de plátano para llenar un recipiente de cinco litros.

Angelina y su madre, por su parte, debieron esperar mucho más tiempo para llenar una garrafa de 20 litros y una cubeta de tres litros, que al final de la tarea tuvo que cargar Angelina, a pesar de su escasa edad.Las dificultades que los tres miembros de esta familia tienen para transportar sus baldes son en extremo dramáticas.

En la misma situación está el 87 por ciento de los hogares de este pueblo, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), elaborados en 2015.A este grave problema, se agrega otro no menos desalentador y desesperanzador:

Llevan casi 50 años demandando que se les construya un sistema de agua potable y en el curso de ese medio siglo han pasado candidatos a gobernador, a alcalde, a diputados locales y federales, pero ninguno de ellos se acordó de solucionar el problema una vez pasadas las campañas electorales.

Por ello la gente ha tenido que ingeniárselas para conseguir agua durante casi todo el año, dice don Cándido Gutiérrez, un vecino del lugar; a sus 60 años de edad se encarga de cuidar el tanque de almacenamiento de Filomeno Mata.

Medio año sin agua

Durante los primeros seis meses de este año, el pueblo se quedó sin agua, recordó el joven Eliomar Reyes, quien junto con su familia acude al pozo para acarrear el vital líquido y aprovechar las pocas horas en que se llena el manantial del centro, ubicado atrás del Palacio municipal.

De enero a junio de 2016, el pueblo "se quedó seco".Entonces tuvieron que caminar por lo menos una hora hasta localidades cercanas al municipio de Coyutla.Algunos transportaron el líquido a lomo de bestia y la mayoría aprovechó la oportunidad de bañarse por lo menos cada tres días.

Los habitantes también recuerdan que en julio el agua llegó gracias a que funcionó el bombeo del cárcamo, pero el gusto sólo duró una semana porque la bomba se tronó, y tras su reparación no ha funcionado bien.Por ello el agua del tanque de almacenamiento que está en el centro del poblado no puede ser distribuida a los hogares.

A este problema se suma la contaminación de los pozos, a causa de la basura arrojada en las calles y las áreas aledañas al pueblo, así como el fecalismo al aire libre.Por ello la mayor parte de la población tiene que hervir el agua que capta de arroyos y pozos.

En 2010, el líder de Antorcha Campesina en Veracruz, Samuel Aguirre Ochoa, realizó gestiones ante la Comisión de Agua del Estado (Conae), para dar solución al desabasto del líquido.Entre las diversas estrategias para presionar a las autoridades estatales y municipales, estuvo la toma del Palacio municipal de Filomeno Mata durante seis días.

Solicitaron la introducción de tuberías, un tanque de almacenamiento, planta de tratamiento para garantizar que el recurso natural llegara hasta las viviendas y sin riesgos de contaminación.

En noviembre de 2011, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, informó que se habían rehabilitado las tuberías que estaban corroídas y que éstas serían reutilizadas para distribuir el agua antes de que concluyera ese año.En esa obra, y en la introducción del drenaje, se invirtieron mil millones de pesos, pero ninguna de las dos acciones ha funcionado.

Historias de muerte

Entre el 22 y el 30 de mayo de 2007 fallecieron a causa del rotavirus María Concepción Santiago, de un año 11 meses; Carmela Méndez Santiago, de 8 meses; Santiago Jiménez, de un año; Rosario Santiago Jerónimo, de un año con dos meses; María Gaona Lorenzo, de un año y tres meses, y Santiago Cortés, de un año siete meses.

El diagnóstico de los médicos, del personal de la Jurisdicción Sanitaria y de la Secretaría de Salud, fue que los enfermos –tanto niños como adultos– habían bebido agua de los pozos contaminados.En esa oportunidad, los familiares de las víctimas fatales recordaron que en 1997 hubo un brote de cólera que acabó con la vida de varios infantes y mayores de edad en Filomeno Mata.

En 2008, ante la exigencia reiterada de la población, el entonces Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, y el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, visitaron la población para anunciar que se haría un proyecto para potabilizar el agua.

Pero el proyecto jamás se llevó a cabo y ocho años después el problema sigue siendo el mismo: están dadas todas las condiciones necesarias para que haya un nuevo brote de cólera o de rotavirus.

Ante este hecho, sin embargo, las autoridades estatales no han realizado ninguna acción preventiva ni propuesto ninguna solución para evitar la emergencia de una de estas epidemias.Prefieren esperar y ver cómo la gente se debate entre la sed, la insalubridad y la desesperanza.

Los niños en las escuelas toman agua de la llave, porque la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) no tiene presupuesto para comprar agua embotellada y los maestros ya no quieren costearla con dinero de su bolsa.

Por ello enferman constantemente de males gástricos, diarreicos y parásitos.El agua está contaminada por heces fecales, además de basura, lodo y el desagüe con que se lava la ropa.

Así es Filomeno Mata

La cabecera municipal está asentada sobre un cerro con 740 metros sobre el nivel del mar; su paisaje es abigarrado por el amontonamiento de sus casas y proyecta una imagen similar a la de las favelas de Río de Janeiro, Brasil, pero con los enseres, ropajes y usos propios de la región indígena del Totonacapan.

En Brasil, las favelas están construidas con cualquier tipo de material que cae en manos de los lugareños para construir sus casas; surgieron por la crisis de la vivienda.Se trata de edificaciones ilegales y, por tanto, sin planeación.

En Filomeno Mata los estrechos callejones, iguales a los de Río, están enmarañados por una jungla de cables eléctricos.La mayoría de las viviendas está a medio construir, otras son frágiles de estructuras y están mal cimentadas.

Mediciones de la pobreza de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), arrojaron que el 64 por ciento de las personas –10 mil de casi 19 mil– disponen de casas de mala calidad.

La mayoría de los niños que deambulan en las tres únicas calles de la población, andan con la ropa remendada y sólo algunos tienen calzado; merodean fuera de sus casas intentando ganarse la vida, pero quizás buscan más a la muerte.

El rezago social es muy evidente

El Coneval señala que el 35 por ciento de las viviendas no disponen de agua entubada; el 29 por ciento carece de mobiliario doméstico adecuado; el 23 por ciento no cuenta con drenaje y el 13 por ciento no tiene energía eléctrica.

De los 18 mil 367 habitantes de Filomeno Mata, siete mil son niños de uno a 14 años, edades en las que son víctimas recurrentes de enfermedades como rotavirus y hepatitis.

Filomeno Mata es uno de los 15 municipios más pobres del país y el de mayor rezago en el norte veracruzano.El 60.1 por ciento (más de 10 mil personas) vive hacinado y casi nueve mil casas están amontonadas desde hace 30 años, cuando la cabecera municipal comenzó a crecer en población, pero no en superficie.

Otras emergencias Sanitarias

En 2010, muchas familias que sintieron que la emergencia sanitaria de 2007 se repetía, pues el 25 de noviembre sobrevino una epidemia de hepatitis "A" que ocasionó la hospitalización de niños.Este virus, que infecta e inflama el hígado, se encuentra sobre todo en las heces y la sangre de una persona infectada.

El personal de la Jurisdicción Sanitaria número tres de Veracruz tuvo que establecer un cerco sanitario para evitar que el virus se propagara a otras poblaciones.El 28 de noviembre, un grupo de 200 trabajadores de la Secretaría de Salud desinfectó con 800 kilos de cal todas las calles del pueblo, plazas, patios caseros, pozos artesianos, instituciones educativas, parques y áreas aledañas.

Pese a estas previsiones, el virus no se detuvo y en la primera semana de diciembre de 2010 cinco niños fueron hospitalizados.Ese día, al servicio municipal de limpia se sumaron los pobladores para esparcir cal, repartir 500 frascos de plata coloidal, clorar 15 pozos artesianos y 19 depósitos de agua.

En los días siguientes, el personal médico, distribuido en nueve brigadas sanitarias, visitó 831 viviendas para revisar a seis mil 648 personas y distribuir 900 folletos con medidas preventivas.En esta tarea, coordinada por el Centro de Salud local, participaron médicos y enfermeros y 80 vocales del extinto programa Oportunidades.

Los representantes del Sector Salud han declarado que la falta de higiene de las familias y las heces fecales dispersas en el poblado son los principales factores de riesgo sanitario, pero los habitantes aseguran que éste proviene de la falta de agua potable y del consumo de la poca que resta, contaminada en mantos acuíferos, pozos artesianos y arroyos.

Por ello ahora la única opción que los habitantes de Filomeno Mata tienen para sortear una eventual crisis sanitaria consiste en atender las dos recomendaciones que la Secretaría de Salud les hace: hervir el agua que logran conseguir o comprar agua purificada, cuyo costo es de 30 pesos el botellón.Pero la mayoría de los pobladores de Filomeno Mata son tan pobres que no tienen para pagar esa cantidad.

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