MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Exijamos lo que realmente importa: inversión en abasto de agua

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Los que vivimos en una colonia popular de alguna ciudad, ya sea mediana o grande, al igual que las personas que habitan en una comunidad, conocemos de primera mano los estragos por la crisis de agua que está azotando al país, aún en plena temporada de lluvias.

En primer lugar, porque no es un secreto que a los lugares donde habitamos los sectores de bajos ingresos no llega el agua entubada de manera regular, o definitivamente ha dejado de llegar, y por ello tenemos que batallar para poder conseguir el vital líquido para el aseo personal, lavado de ropa y para la limpieza de los utensilios de cocina.

Por otra parte, considero que a nadie le queda duda de que somos los ciudadanos de a pie quienes asistimos a los mercados públicos (tianguis) a comprar alimentos y nos damos cuenta, un día sí y otro también, de que los precios de los productos están por las nubes, en especial los vegetales altamente dependientes del agua, ocasionando escasez del producto y una oferta limitada, como el precio del cilantro que aumentó un 110 %. 

De acuerdo con expertos de la UNAM, la falta de lluvias afecta al ser humano de manera inmediata, pero su presencia no significa que nos recuperemos inmediatamente de una sequía.

Investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) señalan que la sequía afectó diversas zonas del país, incrementando los precios de los alimentos.

Con lo expuesto brevemente, está claro que los estragos por la crisis de agua son graves, sobre todo para los pobres. Y el problema va a seguir agravándose seguramente.

De acuerdo con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la falta de lluvias afecta al ser humano de manera inmediata, pero su presencia no significa que nos recuperemos inmediatamente de una sequía, ya que es un fenómeno natural cíclico que ocurre tanto en regiones secas como en zonas húmedas.

Si bien es cierto que en Jalisco y en buena parte del país dio inicio la temporada de lluvias, esto no implica que la sequía ya se acabó, al menos por ahora.

Investigadores de la UNAM opinan que esto depende de cuánto tiempo llueva y calculan que debe haber lluvias intensas durante muchos años para que se erradique la sequía, además de que la temperatura y la evapotranspiración no deben mostrar cambios significativos.

Hasta el momento, en la entidad la precipitación y el almacenamiento de agua siguen presentando tendencias negativas.

Un claro ejemplo es el Lago de Chapala, el lago más grande de México, que sigue preocupando a los jaliscienses debido al estado de sequía suscitado en los últimos meses que llegó al 84 % del territorio estatal.

Su capacidad llegó al 35 %, uno de los registros más bajos en la historia. Ahora que ha comenzado la temporada de lluvias, el nivel alcanzado no es mucho más alentador de lo que era antes.

Ahora bien, hay voces, sobre todo de los defensores de la actual administración federal y la adinerada clase social dominante en México y el mundo, que intentan reducir todo el problema de la crisis de agua a causas derivadas de la naturaleza, para así eludir su responsabilidad para atender problemas sociales. 

Sin embargo, los afectados por la escasez del vital líquido, tenemos que darnos cuenta de que no se debe esencialmente a cuestiones climáticas, aunque en cierta medida la carencia de agua esté influida por el cambio climático.

Si la carencia de agua, tanto para consumo humano como para uso agrícola, se ha vuelto crítica, es debido a la falta de inversión en la sustitución, ampliación y construcción de obras de agua potable para garantizar la dotación del recurso hídrico en las colonias populares y comunidades, así como invertir en el mantenimiento de las presas ya existentes o la construcción de nuevos embalses para la irrigación de las zonas agrícolas.

El tema del agua es federal, más que estatal o municipal, por lo que para resolver el problema de fondo, la federación debe destinar cuantiosos recursos para mejorar la captación y distribución del recurso vital.

Pero, en este Gobierno que está a unos meses por terminar, no se ve por ningún lado un plan hídrico integral que resuelva el problema de fondo, pues prefirió gastarse el dinero de los mexicanos en un aeropuerto inútil, una refinería que hasta el momento no refina un solo litro de gasolina y un Tren Maya que no funciona ni es rentable, en lugar de invertir una parte de estos recursos para resolver las necesidades de la clase trabajadora, como el problema del agua.

El pueblo de México tiene la tarea de aprender de estos casi seis años de Gobierno morenista, a no seguir confiando en mesías políticos, a no creer que los gobiernos de los ricos ayudarán a los pobres.

Los marginados y explotados no podemos seguir esperando nada bueno de Morena. No queda otra salida, debemos unir fuerzas y disponernos a salir a las calles a exigir, en primer lugar, un plan hídrico integral. Como un solo hombre, exijamos lo que realmente importa, inversión en abastecimiento de agua.

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