MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Estado Unidos tiene en López Obrador el nuevo vocero de sus intereses económicos

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El jueves 18 de noviembre se reunieron los jefes de los gobiernos de América del Norte a saber, Joseph Biden de Estados Unidos, Justin Trudeau de Canadá y Andrés Manuel López Obrador de México en la IX Cumbre de Norteamérica. Esta reunión es la primera luego de cinco años, a pesar de los múltiples temas en común de las tres naciones. Los tres mandatarios firmaron la declaración final de la reunión, titulada Reconstruyendo Mejor Juntos: Una América del Norte segura y próspera. 

El documento, cuajado además de buenas intenciones y promesas, así como las declaraciones de los participantes, tiene como mensaje principal, la unidad de los tres países y su compromiso para incrementar la integración económica de la región con el objetivo de combatir a China que, en su vertiginoso ascenso, podría convertirse en una amenaza para la paz mundial y particularmente para la región. 

El análisis de la situación por parte del gobierno mexicano, en palabras del mismo Andrés Manuel López Obrador, es el siguiente: “la integración económica con respeto a nuestras soberanias es el mejor instrumento para hacer frente a la competencia derivada del crecimiento de otras regiones del mundo, en particular la expansión productiva y comercial de China. No olvidemos que mientras Canadá, Estados Unidos y México representamos el 13% del mercado mundial, China domina el 14.4%. Y este desnivel viene de hace apenas 30 años… De mantenerse, China tendría el dominio del 42% del mercado mundial y nosotros… nos quedaríamos con el 12%. Lo cual, además de ser una desproporción inaceptable en el terreno económico mantendría viva la tentanción de apostar a resolver esa disparidad con el uso de la fuerza, lo cual nos pondría en peligro a todos.” 

Un despropósito. Pareciera primero que el neoliberal acuerdo comercial ha sido, éste sí, una bendición para México. Andrés Manuel López Obrador parece haberse creído las declaraciones formales de “amistad” de los Estados Unidos con el pueblo de México. Habla los tres países como si fueran partes iguales integradas en una entidad económica homogénea, con las mismas capacidades y los mismos derechos y, por tanto, con los mismo intereses. Se olvida de las enormes disparidades económicas que rigen la relación de los tres países. Se olvida de que la economía mexicana es absolutamente dependiente de la de Estados Unidos; y, de que esta relación, tal y como existe, es en parte causa  de la pobreza de nuestro pueblo. A México afluyen las empresas transnacionales para tomar ventaja de la diferencial salarial entre ambos países y, con ello, maximizar sus ganancias. 

China, como México, se insertó en la globalización económica ofreciendo al capital, trabajadores con salarios muy por debajo de los de los países desarrollados y con niveles de productividad menores, pero no tanto que los menores salarios no los compensara. Sin embargo, las políticas de desarrollo industrial y tecnológico de China han logrado detonar su potencial productivo y comercial al punto de que es hoy una potencia económica a la alza. Asimismo, se ha constituido en un país señero para los trabajadores de todo el mundo porque junto con el crecimiento económico ha logrado combatir con éxito la pobreza de su pueblo y mejorar sus condiciones materiales de vida como ningún otro lo ha hecho. También ha dado muestra de verdadero respeto a la soberanía de los pueblos y de fraternidad con los que han sufrido los flagelos de la guerra o los desastres naturales. 

Con sus declaraciones, el presidente Andrés Manuel se presenta como el nuevo vocero de los intereses estadounidenses. Sus aplaudidores, una vez más, han visto este despliegue de servilismo como un éxito de la diplomacia mexicana y del genio político del mandatario. Nada más lejos de la realidad. Nada más lejos de los intereses del pueblo mexicano. Para combatir la pobreza y la desigualdad que azotan a los trabajadores de México se requiere una economía fuerte e independiente, con armas reales que le permitan negociar de tú a tú con los Estados Unidos y con China, y que permita construir una sociedad en la que el pueblo pueda desarrollar todas sus capacidades productivas y creativas. Pero, a la vista está, que este objetivo no es el de la 4T.

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