MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Esclavitud moderna

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En el mundo de hoy, de acuerdo con varias organizaciones internacionales como la Organización Internacioanl del Trabajo (OIT), Walk Free o la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hay más de 50 millones de personas que viven en condiciones de “esclavitud moderna”; esto es, una por cada 150 personas en el mundo. La “esclavitud moderna” se presenta con muchas formas y nombres de los que destacan por más comunes, “el trabajo forzado, la explotación sexual, el matrimonio forzado, la servidumbre por deudas, la trata de personas, venta y explotación de niños”; en general, se trata de “la supresión de las libertades de una persona para explotarla como beneficio económico o personal de alguien”.  De acuerdo con la OIT, en los cinco años que van de 2016 a 2021, el número de esclavos modernos creció en 10 millones de personas, esto es un 20 por ciento más. Recientemente se publicó el Índice Global de Esclavitud hecho por la organización Walk Free. El reporte señala que, si bien en todos los países del mundo, está presente la “esclavitud moderna”; esta se halla más presente en los países pobres y entre la población vulnerable (uno de cada cuatro son niños y más de la mitad, 54 por ciento, son mujeres y niñas).

El reporte es, sobre todo, un señalamiento contra los países desarrollados, porque muestra que son estos los grandes beneficiarios de la esclavitud mundial. De acuerdo con el reporte, los productos creados a base de trabajo esclavo a nivel mundial los compran, mayoritariamente, los países más ricos porque resultan más baratos, son competitivos. Es decir que, aunque no ocurra en su territorio, los países desarrollados son los principales impulsores de la esclavitud. Como bien señala el reporte, la causa de la esclavitud es la desigualdad, la pobreza y la inestabilidad política al interior de los países; estas son características que se reproducen y recrudecen a medida que se desarrolla la economía mundial y el capital se concentra en unas pocas compañías de carácter monopólico y multinacional. La “esclavitud moderna” es una práctica repudiable, viola los derechos más elementales, los derechos que los pueblos han conquistado a su favor a lo largo de la historia de lucha de clases y que se han declarado como inalienables a los seres humanos. Y, por eso, la denuncia de la prevalencia de la “esclavitud moderna”, condición que se halla fuera de toda ley, significa exigir que los estados nacionales jueguen su papel, hagan cumplir la ley y persigan a los que realizan y procuran estas prácticas.

Pero no por legales son menos injustas otras formas de opresión y explotación mucho más difundidas y en las que permanecemos una gran parte de la sociedad. De ahí que podamos afirmar que la esclavitud de nuestros días no se reduce al deplorable número de los 50 millones que, mediante el “engaño, coacción, violencia y amenazas” se ven obligados a vivir su vida al servicio de otros a costa de sí mismos. La esclavitud moderna la padecemos la mayor parte de la población que, con libertad formal, no tenemos otra salida que vivir al servicio del capital o con la incertidumbre de no hallar un empleo que permita que nuestra familia pueda llevar una vida mínimamente cómoda. No podemos esperar que alguien más que no sean los mismos trabajadores combata la esclavitud moderna soterrada, velada por una serie de libertades formales, así como la esclavitud moderna ilegal que se denuncia en el reporte de Walk Free. Necesitamos un mundo en el que la riqueza esté mejor repartida, en la que los absurdos extremos de riqueza y pobreza no existan; pero, hay que construirlo con la lucha organizada y consciente de todos los trabajadores.

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