MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Escándalo en la Casa Blanca, el cómo Hollywood nos vende las guerras

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En mi pasado artículo hablé de varios puntos que simplemente me han hecho dudar crónicamente de la nación de las barras y las estrellas. Dudo y cuestiono toda la historia y todas las versiones oficiales autorizadas por Washington, pero reconozco que, desde siempre, me ha asombrado la maquinaria de propaganda de los estadounidenses, una industria gigantesca y asombrosa que funciona como ninguna otra en su tarea de impregnar con su ideología a los habitantes de todo el mundo. 

Hollywood ha sido clave para moldear el comportamiento de la civilización occidental desde hace varias décadas, yo, al igual que millones más, crecí rodeado de cintas, series y miles de programas que tenían la intención de venderme a Estados Unidos (EE. UU.) como la tierra ideal. En muchas personas se ha cumplido este objetivo, pero a mí aquellas cintas que se oponen por completo a esta retórica son las que más me llaman la atención.

Robert De Niro es uno de mis actores favoritos, de esos que nunca me cansaré de ver, y coincidentemente también, de aquellos que mejor han reflejado puntos claves del antihéroe americano, esa figura decadente y sin rumbo, perdida en la monstruosa y aterradora grandeza de la nación norteamericana. Si han visto la película de Taxi Driver entenderán por completo de lo que estoy hablando. 

Pero no es esta cinta de la que quiero hablar ahora, tal vez después, hoy me interesa una más actual y necesaria, diría yo urgente, para comprender el ambiente de guerra que se respira en el mundo.

Wag the dog, La cortina de humo o “Escándalo en la Casa Blanca”, el tercero es el título que se le dio en México y el peor de los tres. Es una cinta estadounidense de 1997, que cuenta la historia de Conrad Brean, protagonizado por Robert De Niro, un asesor político traído por la asistente del presidente de EE. UU., para disuadir un escándalo sexual en que el mandatario gringo se ha visto envuelto, para desviar la atención del público del escándalo, todo a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales. Con la intención de acabar con la bulla del mandatario, Brean decide construir una guerra ficticia con Albania, esperando que los medios de comunicación se concentren exclusivamente en eso. 

Para crear la guerra, Brean contacta a un productor de Hollywood que adapta un soundtrack y todo un montaje falso para llevar a cabo la filmación de la mentira. El engaño es inicialmente exitoso, el presidente gana terreno rápidamente en las encuestas, pero tras los intentos de la oposición por apagar la polémica, los productores inventan un héroe atrapado tras las líneas enemigas en Albania, y muchos otros detalles de producción y acabado. 

En breves palabras, la película trata de cómo en una situación ficticia, la potencia más grande del mundo hace uso de toda su maquinaria mediática para levantar del suelo la popularidad de un mandatario en un país en crisis. 

Damas y caballeros, esta es la historia de Estados Unidos en cada una de sus intervenciones por la paz. Es aquí donde me parece particularmente interesante el filme, porque es como si muchas de las escenas abordadas en el guión correspondiera a un manual de fabricación de situaciones de guerra: desde el ausentismo de un mandatario en su país, durante una crisis interna, la creación de grupos extremistas que ponen en riesgo la seguridad del mundo, el diseño de personajes modelo rubios y de ojos azules con los que la población empatiza, y el llevarlos a todos los medios de difusión masiva posibles sobrecargados de situaciones claramente montadas y diseñadas, o más en concreto, falsas. Bueno, desde luego no podían faltar las situaciones donde se trata de humanizar a los presidentes patrocinadores de la guerra ante los pueblos y las víctimas.

Todo esto lo hemos visto antes, pero también más recientemente, ¿no recuerdan acaso cómo se vendía a los talibanes, a los palestinos y a los comunistas como un grupo de ideas extremas que ponían en riesgo al mundo?, o más reciente, ¿recuerdan las fotos más recientes de las principales portadas de periódicos donde se mostraba a una señora rubia, de ojos azules, víctima de los estragos de la guerra? Se vieron en todos los medios casi como si hubiera habido una instrucción de distribución masiva sobre esas mismas fotografías. Sorprende, por ejemplo, que ahora a Volodimir Selenzki y Joe Biden se les aplauda estruendosamente como los líderes del mundo aun después de que hace apenas unas semanas sus países pasaban por situaciones caóticas.

Esta cinta es sospechosamente paralela a muchas situaciones que han acontecido desde la crisis que hoy se vive en Ucrania, y repito, en muchas parecieran extrañamente situaciones de manual, diseñadas intencionadamente. 

Repito, Hollywood es una máquina propagandística gigantesca y monstruosamente eficaz a la hora de cumplir con entregar un mensaje, cintas como estas son refrescantes, y muy poco valoradas, pero a la vez, necesarias.

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