En Puebla, este fin de semana se realizaron nueve concursos de declamación en todas las regiones del estado, en los que participaron niños, estudiantes de secundaria y bachillerato, universitarios, artistas, así como obreros, campesinos y colonos.
Se trató de varios concursos que lograron reunir a más de 400 declamadores, con miras a seleccionar a quienes concursarán en la capital de Puebla durante la Jornada Nacional de Declamación, la cual se llevará a cabo de manera simultánea en todos los estados del país, el día 28 de septiembre próximo. En nuestro estado se realizará en el Auditorio Manuel Hernández Pasión, de la colonia La Esperanza.
En su libro Poesía y lenguaje (publicado en 2019), el líder nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán, escribió:
“Nosotros buscamos difundir el arte entre la gente más modesta, aquella que no ha podido asistir a la universidad y que, si alguna educación tiene, muchas veces es sólo secundaria o preparatoria, siendo la mayoría colonos, campesinos, obreros o estudiantes; en fin, lo que pudiéramos llamar la masa del pueblo mexicano”.
Porque sabemos, dijo, que el pueblo no solamente no recibe verdaderas obras de arte, no es invitado para que se disponga a recibir y disfrutar una educación artística, sino que, para completar esta separación del pueblo del verdadero arte, se le llena de basura desde los medios de comunicación y, ahora, con las redes sociales.
Se trata de deformar la mentalidad de la gente y, entonces, cuando ve algo verdaderamente valioso no lo entiende ni lo disfruta, porque se le ha maleducado y manipulado con la venta de porquerías, como películas chatarra, programas baratos de televisión, telenovelas y toda la basura que ahora se genera en las “benditas” redes sociales.
Los antorchistas promovemos el arte, la literatura y la poesía entre los humildes, porque “la poesía es la expresión más profunda y bella del hombre […]. La poesía no solo se puede leer, también se puede escuchar, sobre todo la poesía declamada, […] porque con la declamación uno se da cuenta de que no es lo mismo leer un poema, donde la letra está congelada, donde las ideas están muertas y las emociones del poeta están allí sin vida, a cuando uno la dice con sentimiento y emoción; he ahí la importancia del declamador y de su calidad, porque el declamador lo que hace es revivir lo que está muerto –relativamente hablando– en las páginas de un libro; le da vida al poema a través de su interpretación. […] La poesía, como parte de la literatura, es el reflejo más profundo del alma de un pueblo. En ese sentido, se le puede llamar poesía a toda la literatura, porque poesía es el arte de crear belleza con la palabra y, por lo tanto, si esa es también la misión de la literatura, una novela puede ser poesía y una tragedia en prosa puede ser poesía. […] Todo lo que crea belleza con la palabra humana es poesía”, escribió nuestro líder nacional en la página 33 de su libro.
Así que la poesía debe ser conocida, apreciada, valorada, degustada, gozada y sentida por el pueblo, para que ese pueblo trabajador se haga cada día mejor y, con mejor voluntad y mejor ánimo, se entregue a las mejores causas, aquellas que representan, hoy por hoy, los anhelos de la humanidad entera y, por tanto, los anhelos de los mexicanos que menos tienen, escribió en otro de sus libros, titulado Conferencias culturales (página 102).
Por estas razones, la Comisión Nacional Cultural de Antorcha se preocupa por realizar los concursos en todas las zonas donde hacemos trabajo político. Creemos que el sistema económico en el que vivimos busca sepultar la poesía, porque no es necesaria en el sistema de producción y venta de mercancías.
Alguna vez dije que, para producir zapatos, el obrero no necesita conocer los versos de Neruda o de Miguel Hernández. Para producir ropa, el maquilador no necesita conocer a Shakespeare. Para construir casas en la capital no es indispensable razonar con Cervantes, Dalton, Sor Juana o Víctor Hugo. Para entrar a una fábrica, las letras estorban. Y estorban mucho.
El capital necesita obreros poco leídos, para que acepten el trabajo fabril. Las letras sufren la Edad Media del capitalismo en decadencia. Ya casi nadie compra libros de poesía. Los poetas se le olvidaron a una sociedad que se preocupa más por ver fotos y videos en las redes sociales que por educarse.
Vivimos en un capitalismo que no sólo nos quita los libros, sino que también nos quita la comida y el descanso, porque nos explota en el trabajo. No se puede leer si no se ha comido. Si se trabaja en exceso. Si no hay salud. Si no hay casa. Si no hay escuelas.
No se puede entender de política, economía, literatura o poesía si la explotación de una clase sobre otra clase no te deja tiempo ni para descansar. Es más complicado hacerlo.
Pero, como la poesía es un arma que el pueblo puede utilizar en su beneficio, Antorcha impulsa los concursos de declamación, porque así decenas de miles, o quizá centenas, escuchan los versos de los genios de la literatura de la humanidad y eso, poco a poco, los sensibiliza y los prepara para la lucha.
Una mente educada y sensible es una mente capaz de exigir un mundo mejor para los pobres, de exigir que no haya tanta pobreza, marginación, hambre o desigualdad, como sucede en México, donde, bajo el gobierno de Morena, se ha incrementado el número de pobres (ahora son 97 millones, de acuerdo con Julio Boltvinik) y el número de personas que no saben si podrán alimentarse al día siguiente (que son 9 millones, según el conteo de Oxfam).
Además, los ricos se han hecho aún más ricos bajo el sistema de explotación del trabajo humano: Oxfam dice que los 14 ultrarricos de México concentran 8.18 pesos de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional, equivalentes a casi 180 mil millones de dólares.
Slim acumula 4.5 de esos 100 pesos. Su riqueza, que creció 58 % en términos reales desde el inicio de la pandemia bajo el Gobierno de su gran amigo AMLO: “es tanta como la que tiene la mitad más pobre de los mexicanos, alrededor de 63.8 millones de personas”.
En este panorama, aunque no lo parezca, la poesía es una bella arma que debe conocer y utilizar el pueblo.
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