Para nadie es desconocido que el estado de cosas que guarda el país es causa y efecto de la violación e incumplimiento del estado de derecho, creado y consagrado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Buscando el porqué de esta situación, siempre e indefectiblemente, se maneja la idea de que la población mayoritaria es el grupo social donde se originan todos los abusos, atropellos y violaciones al estado de derecho y, por lo tanto, el causante directo de la situación que padecemos.
Acorde con esta idea, se busca remediar el problema, con más policías mejor equipados, con más leyes y con castigos más duros. En el fondo, la implementación de estas nuevas leyes, de la tipificación de nuevos delitos y condenas más elevadas, se encuentra la búsqueda de nuevas formas para reprimir al pueblo y acallar sus inconformidades.
Por esto, es necesario dejar perfectamente claro, sin caer en idealismos tontos, que la mayoría poblacional aunque comete violaciones al estado de derecho no son ni las más graves ni las que han provocado el estado de cosas que nos hacen afirmar que vivimos un estado de derecho fallido. Es la simbiosis de las clases económica y política, que habiéndose apoderado de la Nación hacen y deshacen a su libre albedrío, violentando leyes, abusando de su poder en perjuicio de terceros, torciendo la razón y el derecho a su favor, ignorando y violando la Constitución; son los verdaderos culpables.
¿Quiénes no pagan impuestos? Los poderosos con la aquiescencia del gobernante en turno. ¿Quiénes desconocen el derecho del pueblo a la libre organización, a la manifestación pacífica y su derecho a la gestión, violando la Constitución? El Presidente López Obrador, los gobernadores y presidentes municipales represores. ¿Quién tiene al pueblo sin trabajo, con salarios de hambre, en la miseria, sin educación de calidad, sin salud y sin vivienda? El gobierno de López Obrador y la clase poderosa de México. ¿Quién ha conculcado el derecho al agua potable, a la luz eléctrica, a la vivienda, a la salud, a las estancias infantiles, y al mejoramiento de la vida social de los mexicanos? El presidente López Obrador.
Por último y para evitar que se crea que mentimos, pondré dos ejemplos que ilustran lo que aquí afirmamos: El gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses, sitió, estrictamente hablando, la capital, Pachuca, para evitar la manifestación de ciudadanos hidalguenses organizados en el Movimiento Antorchista Nacional, quienes en uso de su derecho constitucional, arribarían para exigir la realización de obras que mejoren su entorno social.
Omar Fayad abusando del poder y violando la Constitución General de la República, usando recursos del pueblo para reprimir al pueblo, ejerce su poder sin que reciba el mínimo castigo a su conducta facinerosa. Nadie actúa. Nadie aplica el derecho, por eso los dictadorzuelos actúan como si la nación y sus habitantes fueran de ellos.
El Subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), que no tiene ni siquiera el mérito de la originalidad, (un changuito de tercera categoría), queriendo quedar bien con su amo, nos llamó "antorcha luz del mundo" para ponernos como ejemplo de organización vieja, que vivimos de "moches", por lo que, a su decir, no tenemos derecho a la vivienda.
Y a este funcionario cretino, abusivo, violador de la Constitución, que se arroga el derecho de calumniar, ofender y a decir por sus puras pistolas a quien sí y a quien no le va a dar vivienda, ¿quién lo juzga y castiga por sus abusos de poder y por la violación a nuestros derechos constitucionales? Nadie. No hay duda entonces, de que ellos son los verdaderos usurpadores del derecho, los responsables principales del estado de cosas que sufrimos y los culpables de que vivamos un estado de derecho fallido que está a punto de provocar un conflicto social de impredecibles consecuencias. Su conducta y su actuar son los que están agrandando la inconformidad social, inconformidad que más temprano que tarde se traducirá en la organización indestructible del pueblo, que los arrojará al bote de la basura, para poner al frente del gobierno a los auténticos y verdaderos defensores de los intereses de la inmensa mayoría de la nación y a hombres insobornables en la aplicación estricta del derecho y en la defensa irrestricta de la Constitución. De eso no debe caber duda.
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