Desde que la maestra Lorena Alfaro García asumió el gobierno municipal de Irapuato, la política hacia el Movimiento Antorchista y hacia las demandas que esta organización social abandera, todas ellas de elemental justicia y de apremiante necesidad dado que se trata de problemas y carencias que afectan a los grupos más pobres y desprotegidos del municipio, ha sido de franca contención, es decir, de total negativa.
El pasado 14 de febrero ante la pregunta de la reportera Laura Villafaña del Portal de Noticias "Zona Franca", en relación a las demandas de servicios básicos que mis compañeros han enarbolado ante el H. Ayuntamiento, la alcaldesa, al más puro estilo del presidente López Obrador, declaró: “No necesito intermediarios para atender las necesidades de colonias y comunidades”. Aquí, no se trata de lo que necesita la presidenta municipal, sino, de que la Carta Magna la obliga a respetar las Garantías Constitucionales de todos sus gobernados, incluidos los antorchistas, a quienes les está violentando sus derechos de petición y de libre asociación consagrados en los artículos 8° y 9°. El primero de estos a la letra dice: “Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República. A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario y; el segundo, en su primer párrafo establece: “No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho a deliberar”.
La alcaldesa al violar la ley está incumpliendo el juramento que hizo en su toma de posesión, en la que protestó: “cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de nuestro país, la del estado de Guanajuato y las leyes que de ellas emanen que, como todos sabemos son el marco para el desarrollo armónico de la vida social de todos los mexicanos.
Además, la actitud de la primera presidenta municipal de Irapuato para con sus gobernados, que han decidido por su propio derecho y por voluntad personalísima formar parte de las filas del antorchismo de este municipio, contradice sus declaraciones en el acto referido, en el que dijo: “Daremos otro enfoque a la forma de gobernar, haremos un gobierno cercano, un gobierno sensible, un gobierno de puertas abiertas. ¡Vamos juntos! por nuestras familias, por nuestros hombres y mujeres, por nuestros barrios, colonias, fraccionamientos y comunidades. Con fuerza y corazón, por Irapuato. ¡Vamos con paso firme!”.
Otro elemento que abona a esta denuncia lo constituye el hecho, de que personal de la Dirección de Desarrollo Social y Humano, ha empezado a visitar a nuestros compañeros de la colonia Ejidos Malvas, para amenazarlos de que “si no se salen de Antorcha, no les resolverán ninguna de sus necesidades”. El problema escala cuando aparecen las amenazas, que son otra forma de transgredir la ley.
Es cada vez más claro, que en Irapuato a plena luz del día se están cometiendo graves atropellos y violaciones a la ley suprema de la nación.
La experiencia de nuestra organización indica, que el único camino que le queda al pueblo, a la gente común y corriente en su lucha por una vida menos injusta es organizarse y protestar, convencidos de que no estamos cometiendo ningún delito, por el contrario, estamos defendiendo derechos elementales, que nos fueron legados por anteriores generaciones de mexicanos, que no dudaron en luchar consecuentemente por conquistarlos.
Convoco al antorchismo del estado para que alistemos nuestros contingentes para acudir en caso necesario en defensa de nuestros compañeros de Irapuato, porque defender su derecho de petición y de organización, es defender el nuestro y el de todos los mexicanos. Compañeros irapuatenses, ni un paso atrás en esta justa lucha por una vida mejor. Que así sea.
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